El hombre como el único ser en la naturaleza que tiene conciencia en sí mismo, y que, por lo tanto, se compara con sus iguales, es decir, con los otros hombres, porque él existe, como ser social, como parte de otros hombres. Un hombre solo, único, es impensable, inexistente.
Como tal, como hombres se interroga sobre lo que le rodea, sobre su realidad, sobre su existir, a dónde va, a dónde ir. Y esto lo lleva a no solo reflejar la realidad tal cual, como la ve, sino incluso a exigirse respuestas, a ir más allá de la realidad como tal, intuye, atisba, busca, se adelanta.
En ambas acciones tiene la necesidad de expresar sus sentimientos, sus emociones, el cómo ve: tanto la realidad objetiva que lo rodea, como la idea que de ella se hace, antes de que tenga conciencia de ello o incluso elucubrando sobre su futuro.
Todo esto le implica la necesidad de crear, y aquí aparece, se manifiesta, se materializa esa conciencia de sí mismo, de su realidad y de su gregarismo, entonces crea, da vida, y a través de ello transmite: emociones, sensaciones, ideas. Por ello, el hombre ha estado creando arte desde su existencia, desde su origen como ser humano con conciencia de su realidad, y de su necesidad de transmitir esa su visión, de esa su realidad. El arte nace con el hombre mismo.
Entonces, el hombre como un animal con conciencia, por lo tanto, como un animal creador, nace como parte, es parte del ser humano: y este ser humano creador, va a transmitir su visión, de acuerdo con su existencia, a su vivencia, a sus sensaciones y emociones, como tal, como ser humano (individuo-social
Esto lo hará pintando, danzando, cantando, representando, construyendo, y al hacerlo reflejará esta individualidad social a través de su inteligencia, sensibilidad, creatividad, imaginación, creará objetos que generan en sus congéneres, los otros seres humanos, un placer, un goce, al cual se le ha llamado estético.
Un placer, un goce, que reconforta, que estremece, que lleva al llanto, a la alegría, porque el hacedor, el creador, el transmisor de lo que ve, siente y tiene necesidad de transmitir, lo ha logrado de manera elocuente, sincera, realista, verdadera, es un creador, es un artista. Transmite placer y transmite, o ese placer genera felicidad.
Por ello, el Movimiento Antorchista desde su nacimiento y compromiso de transformar la realidad del pueblo trabajador, viene impulsando el trabajo artístico:
a) Buscando, promoviendo, al hombre sensible que, al crear, con su obra nos revela las esencias de la vida, las entrañas de la sociedad, las profundidades del universo de la materia y de la naturaleza; pues no todos tienen esa capacidad.
b) Llevando al pueblo trabajador, cuya vida está alejada de este goce estético, de esta alegría, pues nuestra sociedad lo tiene marginado. No solo desde su tarea diaria como obrero, sino marginado en la posibilidad de su desarrollo espiritual. Llevarle a estos hombres (los artistas) su trabajo y despertar la alegría de luchar por una vida mejor.
Antorcha, al promover el baile, la danza, el canto, la poesía, el teatro, la pintura, la música; desde su nacimiento hace ya 48 años, lucha por rescatar la cultura del pueblo trabajador y porque este vuelva a tener acceso al arte como creador de él y como espectador.
La sensación de alegría y placer, el goce de saberse hombre creador debe llevar al pueblo a luchar por una vida donde disfrute su estancia en la tierra, donde exprese en toda su plenitud su deseo de trascender. Tocó en esta ocasión y después de varios años que lo impidió la pandemia, la XXII Muestra Nacional de Teatro, en la ciudad de Texcoco, en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) el pasado 24, 25 y 26 de marzo, en la sala de conciertos "Elisa Carrillo", donde se dieron cita artistas de todo el país, con sus puestas en escena, en las categorías amateur y semi profesional.
El teatro nació por la necesidad del pueblo, de expresar sus emociones e inquietudes ante su realidad. Fue la manera de mostrar su inconformidad ante esa difícil realidad que sigue siendo dura.
Los antorchistas están decididos a formar parte de su transformación por una realidad mejor para ellos y para su pueblo, por eso promueven el arte, su práctica y su difusión, pues desean la felicidad para nuestro pueblo.
El teatro nació antes de la música, la pintura, la prosa pura. Primero el hombre externó sus sentimientos individuales y los problemas políticos de su sociedad por medio de la forma política, (La Ilíada, por ejemplo). Los mitos religiosos son el antecedente más inmediato del teatro. Desde su nacimiento es el teatro una expresión popular, un arte que nace de la entraña del pueblo.
Es una manera que el pueblo tenía de desahogarse del sufrimiento, injusticia, dolores reprimidos, que se manifestaban en las justas Dionisíacas de la antigua Grecia, donde los que bailaban, contaban, representaban, hacen todo esto frente a la deidad de Dionisio, y el demás pueblo se colocaba alrededor de ellos. De ahí el nombre: theatrom "el que ve".
¿Y qué ve? Su realidad, reflejada, expresada, criticada. Por ello, el teatro es una de las bellas artes, más querida, más sentida por el pueblo. A través de ella se solidariza con el actor que cuestiona, critica la realidad y propone o muestra alternativas para su existencia, que el pueblo entiende, siente y razona cuando ese teatro le refleja la realidad ¡La verdad!
Ese es el teatro antorchista, teatro para el pueblo. ¡Felicidades!
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