A Lupita ya no le alcanza su raquítico salario que gana trabajando de 6:30 am a 4:30 pm (10 horas), de lunes a viernes en una maquiladora del norte del país que fabrica arneses para automóviles.
Ella tiene 5 hijos que mantener y aunque su esposo también aporta al hogar, ni siquiera juntando los 2 salarios pueden adquirir los productos necesarios para alimentar bien durante la semana a sus hijos.
Por lo que se tuvo que estrechar la dieta familiar donde resaltan los frijoles y la sopa de pasta, muy rara vez comen algo de pollo, pescado, carne o toman leche ¡no, esos productos andan por las nubes! Comenta Lupita. Es por eso que sus hijos de 2, 5, 8,10 y 13 años se han tenido que ir adaptando a las nuevas circunstancias. Sin embargo, ya empezaron a presentar problemas de anemia porque las cantidades de alimentos que consumen no son los adecuados, además de la baja calidad en los productos que adquiere la familia para poder sobrellevar esta amarga situación, por demás lamentable.
Esta es la triste historia de miles de familias mexicanas. Miles de Lupitas tratan de sacar a sus familias adelante, inmersas en una problemática que está afectando la calidad de vida de los mexicanos y de la que no se ve un resplandor de esperanza. Y es que México no había vivido un aumento de precios tan alto desde hace 20 años a causa de la inflación, -que es el alza de los precios de todos los artículos, incluidos los de la canasta básica-. La inflación desde diciembre pasado llegó a 7.36% de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) tuvo un incremento de 0.36%, respecto al mes anterior. El último dato más alto fue en el año 2000, cuando la tasa se ubicó en 8.96%.
Según el Inegi, los productos que tuvieron mayor incidencia en la inflación de diciembre fueron la carne de res, el limón, la gasolina de bajo octanaje, el pollo y el plátano, todos ellos productos de la canasta básica.
Y eso que López Obrador anunció con bombo y platillo un aumento al salario del 22 por ciento con respecto a su actual valor. De qué sirve si la inflación está por las nubes y las familias mexicanas ya no ven la luz al final del túnel con esta economía quebrada, hundida por las malas decisiones de la 4T.
Ante esta situación de desamparo en la que viven millones de mexicanos no hay alternativa por parte del gobierno en turno, el que pretende gastarse los recursos que todos los mexicanos contribuimos con nuestros impuestos para llenar sus arcas, en obras sin sentido que solo servirán para alimentar el ego, por cierto bastante crecido de Andrés Manuel, como lo es el tren maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, mientras que no hay apoyo real a los que menos tienen, solo unas cuantas limosnas que muy poco ayudan para salvar del hambre en la que se debaten millones de mexicanos.
Aunado a que no hay generación de empleos y las nuevas generaciones que lo demandan no encuentran, viéndose en la penosa necesidad de engrosar las filas del comercio informal si bien les va, porque muchos jóvenes caen en las garras de la delincuencia, fomentada por los desaciertos de este gobierno, producto de las malas prácticas de la 4T y la poca inteligencia para conducir al país.
Urge, de verdad urge que todos los mexicanos abramos bien los ojos y nos demos cuenta de los problemas tan graves por los que está atravesando nuestro país y que actuemos, porque cuando queramos hacerlo tal vez ya sea demasiado tarde. Todos unidos, como un solo hombre y un solo ideal cambiemos la situación de México, hagámoslo renacer en un país con trabajo para todos, salarios justos, en donde los que ganen más paguen más impuestos y que el gasto público se invierta en obra social que ayude a generar mejores condiciones de vida para todos los mexicanos.
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