En medio de un país con una evidente crisis económica, de salud, educativa y más pobreza, los diputados morenistas y partidos compinches aprobaron el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal de 2022; a pesar de que habrá un incremento en las transferencias federales a las entidades de 4.7 por ciento, con respecto a las de 2020, esto no será suficiente para cubrir las carencias de los mexicanos más pobres. Si bien, este aumento es el mayor que ha hecho el gobierno federal de la 4T en lo que lleva de gobierno, hay que resaltar también que el análisis hecho por el Instituto Belisario Domínguez (IBD), informa sobre un recorte del 5.5 por ciento a los estados, el más significativo en 10 años. Nada qué celebrar a Morena.
No olvidemos que los estados con cambio de gobierno están hasta el copete de endeudamientos; de los 15 estados en donde hubo relevo de gobernador, 13 de ellos están en bancarrota, por mencionar algunos: Colima registra una deuda de 3 mil 683 millones de pesos, Guerrero mil 413, Michoacán 19 mil 593, Nayarit 5 mil 645 y Nuevo León 78 mil 425 mdp.
La deuda de los estados y su impacto en el gasto corriente tiene que ver con los ingresos asignados por la federación, ingresos propios y el número de habitantes, esto quiere decir que las entidades con mayor población tienen mayores niveles de deuda.
Así que no será suficiente lo que les dará la federación a través del PEF, con todas las necesidades que hay que atender entre la población, y sobre todo la que tiene más carencias. Sumemos que las 32 entidades de la República, en realidad ya enfrentan graves problemas en sus finanzas, ya que dependen de los recursos de la federación en un 80 y hasta 90 por ciento del recurso total que manejan cada año.
Por este motivo, varios gobernadores no tuvieron más remedio que contratar deudas, o sea pedir préstamos para salir del bache, pero con la clara consecuencia de que esa deuda ahora la cargan sobre sus espaldas los ciudadanos del presente y las futuras generaciones, y ¿a quién hay que señalar por estas acciones? Es evidente que al presidente de México, desde que llegó a su tan ansiado cargo de poder, no hay progreso para nadie. La cereza del pastel en el panorama nacional fue la pandemia, que vino a agravar lo que ya venía en decadencia, vino a mostrarnos el grado de pobreza en el que viven millones de familias; vino a comprobarnos que nuestro país no está preparado para una crisis de tal magnitud y que tampoco tenemos un gobierno a la altura de superar esas circunstancias. Ah, y que tampoco es un verdadero gobierno de izquierda, no es del pueblo y para el pueblo, pues.
Uno de los gobernadores que se expresó en desacuerdo ante los recortes al PEF, fue el de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo: “Cada año va siendo pesimista el pronóstico por las reducciones que han hecho. Estamos recortando programas, se ve complicado. Se acabaron esas épocas donde el Estado ponía todo, antes había programas tripartita, hoy la Federación ha recortado muchísimo el presupuesto del campo, más del 70%, entonces vamos a tener que echar mano de los municipios, había otros programas de los que echamos mano como 3×1 Migrantes que ya no está”, declaró el mandatario guanajuatense. La agroindustria para Guanajuato representa el 17 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB); en el 2020, por ejemplo, este sector exportó más de mil 866 millones de dólares, ubicándose en el segundo lugar en materia de exportaciones. Ahora con los recortes para el próximo año, podemos saber que esta realidad para Guanajuato cambiará, afectando su economía.
Por otro lado, el principal motor de la economía en Michoacán es el comercio, ya sea en ventas mayoristas y minoristas, que componen en conjunto 25.1 por ciento de participación en el PIB total del estado, es decir, 25 de cada 100 pesos del PIB michoacano son producidos por el ramo comercial. Las actividades agropecuarias, como la agricultura, la cría y explotación de animales, el aprovechamiento forestal, la pesca y la caza, aportan 15.1 por ciento del PIB.
Pero será la misma situación, a pesar de que aquí en Michoacán haya ganado el gobernador de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, no asegura prosperidad para los michoacanos, porque ya desde que entró AMLO, el campo de la región ha estado en decadencia, y miles de negocios se vieron afectados en la cuarentena, el gobierno austero de “primero los pobres” no ayudó. No ayudará.
Así que no hay novedad para los pobres de Michoacán, para los pobres de México. López Obrador y todos sus fieles amigos podrán decir lo que quieran, pero la realidad a todos nos toca de frente y no va a cambiar en un año ni en los tres que le restan de gobierno a la 4T. Miles de calles sin pavimentar, miles de casas de tablas y cartón seguirán así; miles de familias seguirán con unos cuantos pesos en la bolsa, ingeniándoselas para comer. Miles más seguirán viviendo partidas a la mitad, unos aquí, otros de migrantes en Estados Unidos, con tal de enviar unos dolaritos para que no falte lo mínimo en el hogar.
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