MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un día rendirán cuentas a la justicia

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El 10 de octubre se cumplieron siete años del asesinato de Manuel Hernández Pasión y de su escolta Juventino Torres Melquiades. A Manuel lo liquidó el cacicazgo de la Sierra Norte de Puebla, comandado por un presidente municipal aliado del gobierno estatal de entonces y por el cacique de Huitzilan Alonso Aco Cortés, un militante de Morena que vivía las mieles del morenismo y estaba en las listas de posibles candidatos a diputados federales o a gobernador de Puebla. Como quedó asentado en la carpeta de investigación, el crimen se cometió en la carretera que sale de Zacapoaxtla y que lleva hacia Huitzilan de Serdán por un comando armado en el que participaron por lo menos dos personas que, desde Zacapoaxtla, seguían la camioneta del líder antorchista y entonces presidente municipal de Huitzilan de Serdán.

Su humildad, gran cariño con su pueblo y arduo trabajo práctico, combinado con una ideología revolucionaria, lo llevaron a ser, muy joven, presidente municipal de Huitzilan.

El crimen, como lo dijimos entonces y para lo que dimos pruebas, fue planeado hasta el detalle por los autores intelectuales y materiales. Denunciamos que el asesinato fue anunciado en una nota de Martín Hernández Alcántara, publicada por La Jornada de Oriente, y que probablemente una parte del gobierno estatal sabía lo que se planeaba y protegió a los criminales.

Los dos sicarios, Pablo Daniel N. y Cristian N., fueron detenidos la madrugada del 15 de enero de 2018, unas horas antes del Primer Informe de Gobierno de José Antonio Gali Fayad, porque el Movimiento Antorchista realizaría en Puebla una movilización en la zona de Los Fuertes con 40 mil de sus integrantes en protesta por la falta de justicia. Solo la presión social logró su detención, porque para el día del informe de gobierno habían pasado ya tres meses y el gobierno poblano se había comprometido a detener a los asesinos antes del 25 de octubre de 2017. (Debido a estas razones) “la Fiscalía General del Estado y la Secretaría General de Gobierno identificaron plenamente a los asesinos. Por eso, en una reunión en la que fungió como testigo el señor Gobernador del Estado, Licenciado José Antonio Gali Fayad, ambas dependencias de gobierno se comprometieron a arrestar a los asesinos en un plazo no mayor a tres días, dado que sabían, exactamente, en dónde encontrarlos según la información de inteligencia con que contaban”, escribí en el texto titulado  “¿Hasta dónde llegan los nexos de la mafia que asesinó a Manuel Hernández Pasión?”, publicado el 27 de noviembre de 2017 por angulo7.com.mx.

Manuel Hernández Pasión nació en Huitzilan, casi al mismo tiempo que Antorcha llegó al municipio a organizar a los indígenas, luego de la ayuda que pidieron debido a que los asesinos de la Unión Campesina Independiente (UCI) y los caciques de la familia Aco, hasta 1984, habían matado a más de 150 indígenas que se rebelaban contra la explotación en que los mantenían. Habían pedido también ayuda al gobierno estatal y al Ejército, pero nadie les hizo caso. Manuel se educó con las nuevas ideas de libertad y progreso, se hizo abogado y desde joven se afilió a Antorcha. Su humildad, gran cariño con su pueblo y arduo trabajo práctico, combinado con una ideología revolucionaria, lo llevaron a ser, muy joven, presidente municipal de Huitzilan. Hernández Pasión logró obras tan grandes como un gigantesco hospital integral en el que se curan miles de habitantes de la Sierra Norte, una unidad deportiva con estadio de fútbol y canchas para básquetbol, una casa de cultura, carreteras para las comunidades, cientos de apoyos a la vivienda, construcción de varias escuelas (con salones, laboratorios, canchas y bibliotecas), apoyos directos al campesino y muchas obras más que sumaron, sólo durante su gestión, más de 470 millones de pesos y no hay un solo alcalde en México, de un municipio con la misma población, que pueda presumir algo parecido. Por eso, Manuel se convirtió en el líder de varios municipios que también veían en él a un indígena que los encabezaba en sus demandas. Los caciques, encolerizados por la rebelión indígena, planearon su muerte.

Manuel no ha sido el primer presidente asesinado. Desde la década de los años 80, los caciques asesinaron a varios alcaldes antorchistas, como Bartolomé Tadeo Arellano, Ramírez Velázquez Gobierno, Francisco Luna Gobierno, Ignacio Gómez Cipriano y al gran líder Máximo de la Cruz Rivera. Pero tampoco son los únicos, podemos presentar una lista larga de campesinos antorchistas que cayeron asesinados por el cacicazgo. De todos estos casos hay expedientes y pruebas contundentes y si sólo Jerónimo Aco Huerta (familiar del cacique Alonso Aco) ha sido sentenciado, eso se debe a que las instancias de justicia y los grupos de poder en el Gobierno estatal ofrecieron impunidad a los caciques y sus pistoleros. Eso queremos evitar en el crimen de Manuel, porque falta que se castigue a los autores intelectuales y a sus voceros en los medios de comunicación.

El martes 12 de enero de 2016, el reportero de La Jornada de Oriente Martín Hernández Alcántara publicó una entrevista que contenía graves amenazas de muerte lanzadas por el cacique Alonso Aco Cortés contra los líderes e integrantes del Movimiento Antorchista en Huitzilan de Serdán: “Por último les decimos, con todo el respeto que se merecen: Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido para inculpar a otros”. Una clara amenaza de muerte publicada por La Jornada de Oriente.

El otro autor intelectual es el expresidente municipal de Zacapoaxtla, Guillermo Lobato Toral, por su parentesco con los sicarios. Por eso, Antorcha ha pedido una investigación en forma contra él debido a estos hechos: 1) La Fiscalía General del Estado tiene pruebas de que uno de los vehículos que participó en el crimen se hallaba escondido en una propiedad familiar de los Lobato Toral. 2) La Fiscalía General del Estado tiene pruebas y testimonios de que Lobato Toral llegó al lugar del crimen en el momento en que comenzaban las diligencias para levantar el cadáver de Manuel, exigiendo paso por el cordón de seguridad establecido; esto se contextualiza con el hecho de que uno de los asesinos abandonó su vehículo y huyó a pie por las montañas, de donde es claro que el alcalde quería ayudarlo a escapar. 3) Cuando Lobato Toral se hizo edil de Zacapoaxtla, uno de los asesinos purgaba condena y fue la posición de Guillermo y sus relaciones de poder las que le abrieron las puertas de la prisión y lo dejaron libre. 4) Hay testigos que declararon en la Fiscalía General que sostienen que ese mismo asesino no sólo era pariente de Lobato Toral, sino que era de quien echaba mano para trabajos de esa índole. 5) “Los asesinos de Manuel Hernández Pasión resultaron ser familiares del presidente municipal de Zacapoaxtla. Luego que la FGE diera a conocer sus fotografías, fueron identificados por los pobladores quienes afirman que Pablo Daniel Aparicio Lobato es su sobrino y Cristian Lobato Toral su primo-hermano” (nota de diariocambio.com.mx, del 30 de noviembre de 2017). Estas afirmaciones tienen sustento en investigaciones, pruebas materiales y periciales documentadas por la autoridad.

Han pasado siete años del crimen y los orquestadores del asesinato están libres. Alonso Aco y su vocero Martín Hernández, además, son activos rabiosos de la 4T, pero el gobierno poblano debería ponerles un alto definitivo y demostrar que es un gobierno que sí aplica la ley. Si no es ahora, ya llegará el día en que la triada tendrá que rendir cuentas ante la justicia.

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