Estamos a unos días de que concluya el ciclo escolar después del largo periodo de pandemia, y una gran preocupación está presente en el ámbito estudiantil, es decir, entre estudiantes, maestros y padres de familia, ya que la 4T, dentro de sus nuevas ocurrencias, ha decretado por medio de su secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez, y con bombo y platillo, la implementación de una reforma educativa 2022; después de haber eliminado las Escuelas de Tiempo Completo ahora pretende llevar a cabo esta reforma muy al estilo de morena, o sea, sin claridad ni rumbo, sólo a capricho de los ideólogos de la 4T.
El pasado 27 de abril, el director general de materiales Didácticos de la SEP, Marx Arriaga, anunció, en presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, el nuevo modelo educativo del actual régimen que tiene como prioridad alinear los objetivos de la educación a los propósitos de la Cuarta Transformación, que de paso diré nadie sabe con certeza cuales son esos propósitos, pero ellos aseguran que será un modelo libertario, humanista, y que acabará con el clasismo de esta sociedad cansada de tanto abuso y atropello, que terminará con los actuales libros de texto que refuerzan el antiguo régimen (como sí realmente hubiera cambiado), que continúan el modelo de educación neoliberal.
Pero nada dicen de la ciencia real la que sirve para transformar nuestro entorno y que hará al estudiante crítico, tampoco se dice nada del papel y capacitación de los maestros, o de cómo se implementaría esta reforma, (en fin, un galimatías).
La educación en nuestro país ha sido deficiente desde hace muchos años, y lo sabemos bien ya que hemos ocupado los últimos lugares en pruebas internacionales como PISA, pero antes los alumnos tenían que aprender matemáticas, comprensión lectora, geografía, historia, química, física. Hoy, después de dos años de pandemia el rezago educativo es muy preocupante, y por ello se explica también el alto porcentaje de deserción escolar, ahora en lugar de crear mecanismos que ayuden a los estudiantes de todos los niveles educativos a eliminar lagunas y superar el estancamiento, se propone una reforma que no tiene ninguna base científica, ni siquiera claridad sobre cual es el verdadero estado de la educación en nuestro país, pero que sirve al gobierno para continuar manipulando a los mexicanos metiéndoles la idea de que este es un gobierno diferente que se preocupa por el pueblo y por eso pretende una educación con corte social (según afirman los de la 4T).
Pero la realidad nos dice que sólo son un diluvio de calificativos, como lo argumenta el doctor Gilberto Guevara Niebla, respetado especialista en el tema educativo “ya que no hay una definición del proyecto educativo de la 4T y en su propuesta hay más ideología que pedagogía” y lo único novedoso es que plantean desaparecer los grados escolares sustituyéndolos por fases.
Pero, ¿qué podemos esperar de un gobierno que pone a la cabeza de la Secretaría de Educación a una persona cuyo único merito es su incondicionalidad al presidente?, pues como lo pudimos constatar en cadena nacional no sabe de geografía, pues no supo que Hermosillo pertenece al estado de Sonora; así como tampoco sabe leer cifras de más de seis dígitos y confunde 25 millones con 25 mil millones (se marea con los ceros).
Por estas razones me uno a la valiente protesta de Antorcha Magisterial y de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) en contra de la reforma educativa 2022.
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