MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Urge combatir el mercenarismo en el arte: Abel Pérez

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* Más de 500 artistas de todo el país acuden a conferencia en Puebla

Puebla, Puebla. Con más de 500 artistas de todo el país, la Comisión Cultural Nacional de Antorcha impartió, en el Teatro de la Ciudad de Puebla, la conferencia titulada “El trabajo cultural y el hombre nuevo”, a cargo del Doctor Abel Pérez Zamorano.

Explicó que el Movimiento Antorchista Nacional es una organización marxista, razón por la cual su exposición partió bajo el entendimiento de que la sociedad capitalista es una sociedad dividida por clases antagónicas que están en constante lucha, conflicto donde cada una de estas clases busca defender sus intereses.

Asimismo, destacó que esta sociedad está formada por una estructura a la cual le corresponde una superestructura determinada, es aquí, en la superestructura, donde se encuentra la parte ideológica de una sociedad, por lo que señaló que no se debe perder de vista la tesis de Marx que afirma que “la ideología dominante de una sociedad es, la ideología de la clase dominante”.

Esto es importante, pues el ponente señaló que en las artes también existe esta contradicción, por lo que hay una constante lucha ideológica en la cultura, una lucha de clases sociales, en donde la cultura dominante, es la cultura que la clase dominante ha sembrado en las masas, con el fin de salvaguardar su interés como clase dominante y así poder seguir reproduciendo las actuales relaciones sociales de producción. 

Pérez Zamorano mencionó que es necesario no perder de vista que en las distintas etapas de la humanidad (comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo y capitalismo) “el arte es un instrumento” que ha servido a la clase dominante para la dominación, o sea, se ha ocupado para ejercer un "control ideológico sobre las masas”.

Explicó que las artes han sido ocupadas por la clase explotadora, con el fin de ensalzar su persona y haciendo que el pueblo se asimile inferior, para someterlo y hacerlo incapaz de levantarse en contra de quienes lo dominan.

También reflexionó acerca de la llegada de los españoles a México y dijo que el arte “fue, es y sigue siendo una poderosísima herramienta en la colonización de los países pobres”, pues aseguró que “la colonización de los países pobres no es solo un hecho militar y económico; es un hecho cultural".

“Para dominar a un pueblo débil, a un pueblo pobre, la cultura es un instrumento poderosísimo, pudiéramos decirlo en un sentido figurado, de una colonización espiritual, mental; inculcarle, imponer al pueblo dominado la cultura, en este caso, de la metrópoli colonial, que fue España”, remarcó.

“Teníamos que aceptar que éramos inferiores, que nuestra suerte era callar y obedecer (aceptar la suerte del indio esclavizado, del indio dominado), para ello la cultura y el sistema educativo jugaban un papel fundamentalísimo durante toda la colonia”, añadió. 

Algo similar a esto pasa en la actualidad con la cultura gringa, que es vista por el pueblo mexicano como “la raza admirable, capaz de portentos, de grandes realizaciones”, pero a su vez, el mexicano se concibe como “un pueblo condenado a lo pequeño, a lo insignificante” y esto es el reflejo de cómo “nos educaron” las clases dominantes. 

Puntualizó que “uno de los grandes retos que tiene la labor cultural en Antorcha, es arrancar todo ese sarro que quedó impregnado en la consciencia, en la cultura de nuestro pueblo y que los españoles nos vinieron a imponer”, para “liberar al pueblo, al proletariado mexicano”, pues dijo que “la liberación del pueblo tiene que empezar con la liberación mental, cultural”.

Subrayó que el “capitalismo fue revolucionario en un determinado momento cuando se alzó en lucha contra el régimen feudal dominante, fue un capitalismo ascendente con ideas progresistas”, pero que posteriormente “se volvió de espaldas al futuro” o sea, empieza a emerger de este sistema  un arte “para provocar amargura, pesimismo, egoísmo cobardía, todos los sentimientos negativos, resignación, frustración, todo aquello que anide en la masa y le permita a la clase dominante conservar su poder”.

“La estructura corresponde una determinada superestructura y cuando una sociedad tiene una economía boyante, una economía floreciente que está dando de sí con mucho empuje una economía joven, con futuro, esto se refleja en las artes, las artes muestran esa economía floreciente y cuando una sociedad entre en decadencia, va hacia el ocaso, junto con ella la ideología dominante entra también en decadencia”, indicó.

Este arte tiene el propósito de “hacer creer a las masas que no pueden hacer nada para salvarse” pero, “nosotros decimos que la solución a los problemas de la clase obrera sólo pueden ser obra de la clase obrera misma, si la clase trabajadora sufre, será ella y solo ella, la que se libere”.

Bajo este mismo tenor, dio a los artistas de Antorcha las siguientes tareas 1) desarrollar una cultura general, 2) ser verdaderos marxistas, 3) desarrollar la creatividad (innovar el arte) y, 4) llevar el arte a todos los rincones del país, hacer que el pueblo disfrute y ejecute cualquiera de las bellas artes.

Expuso que los antorchistas “no queremos artistas mercancía, ustedes saben que el capitalismo tiene entre otra de sus características, pero no es cualquier característica, sino una fundamental, que todo lo vuelve mercancía”  y el arte no es una excepción, “pero nosotros queremos quitarle al arte su carácter de mercancía, arrebatarle el arte al capitalismo”, con el propósito de “que el arte deje de ser mercancía y se convierta en un satisfactor de necesidades de educación, de construcción de un hombre y una mujer mejor”.

Por último, acentuó que “necesitamos desarrollar una cultura que combata el espíritu mercenario del arte” asegurando que, en manos del capitalismo, solo se envilece, se prostituye, y Antorcha dice “no a la prostitución del arte”.

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