El combate a la pobreza, un fenómeno, por cierto, al que nadie le ha querido entrar en serio para una solución definitiva o acortar la brecha de desigualdad que existe entre ricos y pobres. Si bien es cierto, la pobreza no es un problema sólo de México, sino de todo el mundo, naciones con economías de punta también están sufriendo este flagelo, algunos países con más intensidad y otros no tanto, pero ninguno se salva de ello.
Los mexicanos somos una de las economías más fuertes, nos encontramos en el lugar 15 o 16 a nivel mundial, es decir, somos ricos en recursos naturales, en materias primas para la producción, tenemos petróleo como una fuente de ingreso importante, y una mano de obra de las mejor calificadas a nivel mundial. Desgraciadamente no lo aprovechamos los mexicanos, sino unos cuantos por eso la inmensa mayoría están en la pobreza.
Ya hace tiempo que no crecemos cómo nación, antes con los gobiernos neoliberales como les llama el presidente Andrés Manuel López Obrador, el crecimiento económico era de alrededor del dos por ciento anual. Sin embargo, hoy que tenemos un gobierno de los pobres, que presume un día sí y otro también, no solo no hemos crecido, sino que hemos decrecido, y esto da como resultado más gente que se suma a las filas de la pobreza.
Nuestro país cuenta con todo lo necesario para hacer una economía pujante y en constante desarrollo, y, por ende, más bienestar para su población; nuestra riqueza natural es amplia, tenemos regiones que son ricos en minería (carbón, hierro, plata, zinc), estados que son productoras de madera; otros tienen costas para aprovechar la pesca y, porqué no, el turismo que deja una importante derrama económica.
Estados como Sinaloa, Sonora, Zacatecas, entre otros, cuentan con campos agrícolas que pueden darle de comer a todos los mexicanos; y si el gobierno, en coordinación con la empresa privada nacional, se propusiera trabajar en beneficio de su gente, sobre todo, de los que menos tienen; además, contamos con hidrocarburos como el petróleo y el gas, que genera un importante ingreso para el país, pero no solo eso, una buena parte de la república es selva tropical, productores de café, aguacate, plátano entre otros.
Es evidente que hace falta un gobierno que realmente esté con las mayorías que son los pobres, que se les brinde los satisfactores básicos, agua potable, luz, vivienda, electricidad, drenaje, como lo marca nuestra Constitución política.
La pobreza es, pues, un mal que los gobiernos deberían de combatir en serio, no solo en el discurso, sino con políticas públicas realmente encaminadas para acabar de raíz este problema, pues impide el crecimiento nacional y provocan otros serios problemas, como la desnutrición, la insalubridad, la ignorancia, por mencionar algunos.
Urgen medidas más drásticas, una distribución de la riqueza social; hay que hacerles caso a los economistas progresistas e independientes que con su análisis han realizado y llegado a la conclusión, con estudios serios, rigurosos y científicos que para poder mejorar las condiciones de vida de los trabajadores en general, es de suma importancia implementar los siguientes puntos, propuestos por el Movimiento Antorchista:
1. Empleo para todos
2. Salario remunerado
3. Impuesto progresivo
4. Redistribución del gasto público
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