MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

4T se alinea al imperialismo con la estrategia “Rumbo a una Política Industrial”

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Pocos días después de haberse dado a conocer el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 (PPEF), la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier Carrillo, de la mano de la iniciatia privada, presentó, el pasado 20 de septiembre, una estrategía llamada “Rumbo a una Política Industrial”, hecho que, para los analistas económicos ha llamado el ineterés, pues aparece en el último tramo del Gobierno federal que ha sido abierto opositor de la economía neoliberal, pero además, porque, a decir de la funcionaria, aún están a la espera de los incentivos que apruebe la Secretaría de Hacienda para llevarse acabo. La estrategia pretende impulsar un modelo económico que genere un crecimiento incluyente, mediante la actualización tecnológica, el incremento del contenido nacional y el desarrollo del capital humano.

“La estrategia prioriza el impulso de cinco sectores estratégicos a través de cuatro ejes transversales, con la apuesta de poner un piso atractivo a las inversiones que surjan de la relocalización de manufactura (nearshoring) y cumpla los compromisos de la agenda 2030. Al calificar la presentación del documento como un momento histórico por definir el rumbo de la nueva política industrial, “que en años pasados había sido un tema ignorado por los gobiernos que plantearon que la mejor política industrial es la que no existe”, Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, pidió el apoyo del Poder Legislativo para otorgar recursos presupuestales que incentiven a los sectores productivos. 

La política industrial se enfocará en el sector agroalimentario, el eléctrico-electrónico, electromovilidad, servicios médicos y farmacéuticos e industrias creativas, como los estratégicos para la economía del futuro, “por presentar crecimiento acelerado y gran aportación laboral”. (El Economista, 2022)

Además,en su oportunidad, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, dijo que “tener una política industrial es un momento oportuno y México en este momento tiene un enorme potencial económico de exportación que se incrementa con las oportunidades de la relocalización de empresas y, sin duda, se potenciará con la nueva política”.

Por su parte el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de la República Mexicana (Concamin), José Abugaber sostuvo que “las pequeñas y medianas empresas, ahora sí, serán las beneficiadas en este proyecto, ya que al ser la base de la economía nacional, es necesario que cuenten con las herramientas y apoyos, tanto financieras como tecnológicas, para impulsar su desarrollo”. (El Economista, 2022)

Al respecto, conviene analizar el contexto de esta declaración, y, sobre todo, la evolución histórica que ha tenido, pues, debemos recordar que al finalizar el siglo XIX y despuntar el siglo XX, el reparto del mundo entre las potencias imperialistas, sobre todo europeas, estaba ya concluido, como lo señaló Lenin; pero este reparto, no solo significaba la perpetuación de la desigualdad, de la pobreza y de la injusticia en el mundo; significaba también la transformación del capitalismo en un sistema económico de alcance mundial, un sistema que había logrado convertir a todos los países y regiones de la tierra, aún los más atrazados, incomunicados y alejados de los grandes centros industriales del planeta, en eslabones de una sola cadena, en partes integrantes del mismo sistema económico, del mismo modo de producción y de un solo mercado; en conclusión, se había acuñado ya un imperialismo de alcance mundial, fase superior del capitalismo como lo bautizó Lenin. 

Por eso, notamos que en la década de 1990, la política de desarrollo defendida por las instituciones financieras internacionales se vio influida por el pensamiento del Consenso de Washington. Esta estrategia, basada en gran medida en la liberalización, la privatización y la flexibilidad de precios, restó importancia, sino se hizo caso omiso del papel del gobierno en la dirección de los procesos de aprendizaje tecnológico y crecimiento económico.

Con la excepción del Lejano Oriente, muchos países en desarrollo adoptaron la opinión de que la política industrial dio lugar a ineficiencias y un crecimiento económico deficiente. Una amplia evidencia histórica muestra que la política industrial funciona cuando se apoyan las tecnologías e industrias adecuadas y cuando se implementan las combinaciones adecuadas de medidas políticas.

Al respecto José Romero (2016) menciona: “una poli?tica industrial exitosa incluye conceptos tales como la acumulacio?n de conocimientos, informacio?n y habilidades, es decir, ya no solamente consiste en otorgar incentivos econo?micos. Por lo tanto, una estrategia de desarrollo exitosa necesita disen?ar lo que algunos autores llaman un “sistema de coercio?n institucional” que permita dar un impulso al proceso de imitacio?n, al crecimiento de la productividad y a la expansio?n de la produccio?n e innovacio?n. El sistema implica la capacidad poli?tica para dirigir o redirigir recursos hacia los actores capaces de lograr la gran transformacio?n (y tambie?n la posibilidad de castigarlos o ya no apo- yarlos si no cumplen con lo que se comprometieron). Es lo que ha sucedido en muchos pai?ses exitosos en el este de Asia, pero que falto? en Ame?rica Latina durante el periodo de industrializacio?n basado en la sustitucio?n de importaciones. Esta comparacio?n ilustra vivamente las circunstancias bajo las cuales algunos procesos desatan el genio del capitalismo que crea progreso y dominio de la tecnologi?a en algunas a?reas y no en otras, donde estados de?biles son capturados por empresarios que so?lo buscan obtener rentas a trave?s de incentivos”.  

Este conocimiento es fundamental para un pai?s como Me?xico, que lleva ma?s de 30 an?os estancado econo?micamente, con una sociedad y una clase poli?tica sin una idea clara de lo que hay que hacer para acelerar el crecimiento y salir del subdesarrollo. La cuestio?n es co?mo aceleramos la acumulacio?n de capital en la economi?a para que crezca ma?s ra?pido. Esto no se logra simplemente al eliminar las distorsiones inherentes a los mercados, sino que se requiere de una decidida intervencio?n estatal, cosa que la 4T no esta dispuesta a hacer, y lo ha demostrado muchas veces. 

Por último, se menciona el nearshoring, concepto de moda en la economía postpandemia, que no es otra cosa más que la  estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante, pues no cabe duda de que las largas distancias y la diferencia de horario entre los continentes muchas veces perjudica la cadena de suministros; con el nearshoring se espera acercar los centros de producción tercerizada y solucionar estos inconvenientes.

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