Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen. Cuerpos que nacen vencidos vencidos y grises mueren.
Miguel Hernández
La juventud mexicana se encuentra postrada; tal pareciera que el control ideológico que el sistema ha diseñado, aplica y ajusta constantemente, ha dado resultado y la parte más culta, inteligente y preparada de nuestro país y del mundo, acepta todo lo que el sistema propone. La absoluta mayoría de los jóvenes, imbuidos por el individualismo mas acendrado, solo se preocupan por sí mismos: por ingresar, personalmente, al centro de estudios que escogieron; por tener, aunque sea un cuartucho para estar y estudiar lo más individualmente posible; por comer aunque, sea agua y galletas o Coca cola, pero solos; por conseguir, pero particularmente, una beca etc. Los estudiantes mexicanos viven en los umbrales de la miseria, eso sí...¡solos!.
Nuestros jóvenes no tienen conciencia de que el 24.7% de los mexicanos entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan, de que la oferta educativa en el nivel superior solo absorbe el 9% de los jóvenes que quieren estudiar una licenciatura y de que solo el 25% de quienes ingresan a una carrera profesional termina sus estudios, (según la OCDE y rectores de las universidades).
Para muchos tampoco resulta impensable la calidad académica y profundidad científica de la educación que están recibiendo, (la UNAM, por ejemplo, está catalogada, en cuanto a calidad educativa en el lugar número 201 de las universidades del mundo) solo les preocupa pasar sus materias, a como dé lugar incluso copiando o comprando la calificación, no se dan cuenta que la poca calidad del conocimiento y la superficialidad del mismo los pone en total y absoluta desventaja con otros estudiantes o profesionistas egresados de escuelas particulares o con estudios en el extranjero. Los datos también resultan reveladores en cuanto a preferencia para dar empleo. El mercado laboral solo absorbe el 30% de los egresados de universidades públicas y le da preferencia de empleo al 50% de los egresados de las universidades privadas.
A lo anterior hay que sumarle la indiferencia de los estudiantes, prácticamente de todos los niveles, a la problemática que vive el pueblo pobre de México. No saben, o no les importa el bajísimo crecimiento económico del país (2.5% anual), con la consecuente falta de empleo hacia los más pobres, la reducción del precio del precio del petróleo (de 79 a más, menos, 37 dólares el barril) y/o la devaluación del peso de 12.50 que históricamente había tenido, a casi 17 pesos, todo lo cual incide directamente en el déficit presupuestario del gobierno federal y la consecuente reducción de recursos para los programas sociales. No les importa tampoco que México sea prácticamente el último país del mundo, que recibe los salarios más bajos y que por ejemplo en el presente año el salario mínimo autorizado sea de 70.10 pesos lo cual es un verdadero insulto para todos los obreros mexicanos. Y, que decir, de la preocupación del estudiantado mexicano por adquirir conocimientos de filosofía, pintura, literatura, danza, oratoria, etc, es decir del interés de cualquier hombre o ciudadano consciente, de sus limitantes, (o de sus capacidades) de hacerse de una cultura solvente y necesaria que le permita entender la sociedad en que vive y de ahí derivar la necesidad de corregir muchísimas y graves deficiencias que se padecen.
No, nada de esto, o muy poco, le inquieta y le preocupa al estudiantado mexicano, imbuidos del mas acendrado individualismo, solo piensan en salir adelante ellos solos, en salvarse solos de la miseria de donde salieron sin preocuparse nada más que de sus intereses y sin acaso de sus su familiares más cercanos. No sabe, no entiende o no quiere entender, que las condiciones para él y para todo el sector estudiantil, así como para toda la sociedad pueden cambiar y mejorarse si se cambia de actitud. Los jóvenes, así como otros sectores de la sociedad, pueden y deben mejorar sus condiciones de existencia y forjarse una vida mejor.
El fracaso del capitalismo en el mundo y las condiciones actuales de nuestro país, dejan cada vez más claro que la actitud individualista que fracciona, divide y enfrenta a las personas, solo beneficia a quien históricamente ha mantenido la riqueza y la sigue acrecentando. Es a ellos a los que les conviene la falta de unidad de lucha y de trabajo colectivo en que caen los pobres del mundo.
El día en que estos, cambien de actitud, se unan, apoyen y trabajen coordinadamente, ese día mejoraran radicalmente sus condiciones y obligaran a los poderosos del mundo a renunciar a los infinitos privilegios que han obtenido y disfrutan de la explotación económica a que han sometido al mundo.
La FNERRR (Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez) invita a los estudiantes nobles, desinteresados, e inteligentes a tomar consciencia de lo anterior y a organizarse para luchar por un futuro mejor.
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