MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A los gobiernos se les califica por sus resultados

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En efecto, a los gobiernos y a las políticas públicas se les califica por sus resultados, no por las intenciones que tengan o digan tener. Nos encontramos ya en la recta final de la administración del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y podemos valorar los resultados de su mandato, en esta ocasión me interesa destacar lo referente al sistema de salud.

Veamos. En 2019 se aprobó la desaparición del Seguro Popular y hubo reformas a la Ley General de Salud para crear el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi); de 2020 a 2021 se implementaron nuevos esquemas de adquisición de insumos médicos y, finalmente, en 2022, ante las evidentes deficiencias en la implementación del propio Insabi, se puso en marcha la transición de los nuevos servicios de salud a un nuevo modelo: el IMSS-Bienestar.

Por desgracia a casi cinco años del inicio de la actual administración, los indicadores reflejan una dolorosa realidad que se manifiesta en los siguientes resultados: De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2016, el 15% de los mexicanos no tenía acceso a los servicios de salud, es decir 18 millones, para 2020 aumentó a 28%, es decir, 35.7 millones de personas no tienen acceso a la salud pública.

Entre 2020 y 2022, hubo cuatro cambios respecto a las instituciones encargadas de realizar los procesos de licitación y compra de medicamentos e insumos médicos, estos cambios generaron un desabasto que persiste hasta hoy en día, lo que derivó en la desatención de enfermedades como VIH, diabetes, cáncer, entre otras.

Algunos colectivos han reportado en un estudio llamado Radiografía del desabasto, que desde 2019  y hasta 2021 no se surtieron de forma efectiva poco más de 49 millones de recetas en las principales instituciones de seguridad social, que se traduce en un promedio trianual de 16.3 millones de recetas; representa un incremento muy significativo comparado contra los datos de 2017 y 2018, en donde no se surtieron 3.5 y 2.9 millones de recetas, respectivamente, es decir, las recetas no surtidas de forma efectiva se encontraba en aproximadamente 1.2% de las recetas totales y para 2021 dicho porcentaje se elevó a 9.7%.

El gasto en salud es equivalente a 2.84% del PIB, lo que significa que se mantiene una brecha presupuestaria de, al menos, tres puntos del PIB con relación a la recomendación de la OMS de destinar –por lo menos- el 6% del PIB a la salud para atender las necesidades del sector. El bajo nivel de financiamiento, restringe los servicios de salud, obliga a decidir entre niveles de atención y hace irrealizable la meta de alcanzar un sistema como el de Dinamarca, pues ese país invierte alrededor de 11% de su PIB en salud, es decir, cuatro veces más que México.

Si bien es cierto que desde 1982 en México se estableció el sistema neoliberal, que es la forma más brutal del capitalismo, sistema que se caracteriza por su austeridad en el gasto público donde a la gente se le deja en el abandono, los hospitales de gobierno carecen de todo, no hay médicos, ni medicinas, se le da preferencia a la acumulación de la riqueza en unas cuantas manos, al grado de que México oscila en el lugar 12 o 14 en producción de riqueza en los últimos años y al mismo tiempo se reconoce que existen más de 90 millones de pobres.

Pero, ¿qué hizo el actual gobierno para enfrentar el problema de salud y cuáles son sus resultados? A cinco años de gobierno de López Obrador podemos decir que el resultado es malo, reprobatorio y hasta criminal; el pueblo trabajador sufre, está enfermo y tiene hambre, vive en la ignorancia y en la insalubridad.

Estos son los lamentables resultados de la 4T, a cinco años de gobierno.

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