Ha pasado más de un año del asesinato de Conrado Hernández, Mercedes Martínez y Vladimir, el hijo de la joven pareja. Fue el 12 de abril de 2023 cuando en un aparente “accidente”, los activistas del antorchismo de Guerrero perdieron la vida, pero luego de las investigaciones y de la autopsia se corroboró que la causa de muerte fue por golpes y asfixia, es decir, se trató de un crimen.
El acto no tuvo contemplaciones; los dos adultos murieron por golpes en la cabeza, mientras que al niño se le asfixió, se le quitó el aliento poco a poco pues se trataba de hacerlo sufrir, lo que se constituye como una trama cuyo objetivo fue infundir miedo entre el activismo del Movimiento Antorchista.
El asesinato de Conrado Hernández, Mercedes Martínez y el hijo de ambos se enmarca en el clima de acciones de persecución y represión en contra de las organizaciones sociales que han sido satanizadas por López Obrador.
Luego de conocer estos datos, una comisión de la dirigencia antorchista se presentó para solicitar la intervención de la Fiscalía General de Justicia de Guerrero (FGJG) y de la gobernadora del Estado Evelyn Salgado Pineda, como respuesta, el propio Secretario de Gobierno Ludwig Marcial Reynoso Núñez y Antonio Hernández Bautista, Coordinador Regional de investigación de homicidios, se comprometieron a realizar las indagatorias correspondientes a efecto de encontrar a los responsables de tan lamentable acontecimiento.
Los funcionarios expresaron un sentido pésame a los familiares por la lamentable pérdida y por la forma cruel en que fueron asesinados, pero ya ha pasado un año con tres días y las investigaciones no avanzan.
Por esa razón, el día 14 de abril más de tres mil antorchistas acudimos a Chilpancingo, Guerrero, con un solo propósito: exigir justicia para nuestros líderes, que eran gente honesta y sencilla, que se dedicaban de tiempo completo a encabezar la gestión de los pobres de aquella entidad para solicitar al Gobierno que atendiera las demandas urgentes en materia de servicios y obras de infraestructura.
Los antorchistas nos oponemos a que se normalice la violencia que cada vez causa menos asombro entre la población, pero en el actual Gobierno morenista se ha roto el récord de asesinatos superando los 184 mil 151 homicidios dolosos por la política de abrazos, no balazos que implementó Andrés Manuel López Obrador.
Por todo esto, los antorchistas no podemos mantenernos impasibles ante el crimen que alcanzó a nuestros compañeros de Guerrero, porque todo indica que no se trata de un acto común, sino que todo evidencia que el acontecimiento es de carácter político, hecho que se enmarca en el clima de acciones de persecución y represión en contra de las organizaciones sociales que han sido satanizadas por López Obrador.
A nosotros nos queda claro que la lucha social implica riesgos, pero nuestra labor busca lograr el reparto equitativo de la riqueza social en México, tarea complicada por la forma en cómo está organizada la sociedad mexicana y en este propósito estamos cumpliendo medio siglo de lucha.
En este camino hemos perdido a valiosos compañeros como Conrado, Mercedes y el niño Vladimir, por quienes seguiremos pidiendo justicia, que se encuentre a los culpables y nunca más acontezcan tales atrocidades.
Los activistas conscientes de Antorcha sabemos que la verdadera batalla no es ganar una elección o ganar una demanda inmediata como vivienda, agua potable o servicios públicos; tenemos claro que lo trascendental es la construcción de una patria donde exista justicia y equidad social, una patria donde los mexicanos seamos verdaderamente libres y podamos desarrollar nuestras capacidades laborales y creadoras en el ámbito espiritual, alejado de la inquina y la violencia que se ha extendido en México.
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