De acuerdo con los resultados del último Censo de Población y Vivienda, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Mexicali existen 385,498 viviendas totales, de las cuales 330,356 están habitadas, deshabitadas son 40,210 y de uso temporal existen 14,932 viviendas; aunque en este censo no se explica cuál es el déficit de vivienda en el estado, la realidad nos pega en el rostro señalándonos que existe una gran necesidad de vivienda, esto se demuestra en el que las familias ocupen casa abandonadas y las conviertan de picaderos a espacios limpios, habitables, agradables, creando un espacio dignos para las familia.
Esta situación que se vive en el municipio de Mexicali se multiplica en muchos otros municipios y en muchos otros estados, el déficit de vivienda en nuestro país, es un problema que a decir de especialistas solo se podrá acabar o reducir en los números más bajos, hasta dentro de 20 años, esto si se trabaja en un programa de vivienda popular, al que tengan acceso las familias de escasos recursos económicos, y si este programa se realiza de manera constante.
En Mexicali es muy evidente las pocas oportunidades que tienen las familias para poder adquirir una casa, si no cuentas con un buen empleo, con seguro o si simplemente no cotizas, las posibilidades de adquirir una vivienda se vuelven absolutamente nulas, y aunque en Mexicali existen miles de casas desocupadas y se están convirtiendo en picaderos, en centros de prostitución, en centros de compra y venta de droga, el gobierno ha optado por que las cosas sigan así, siendo un espacio para el delincuente y no una vivienda digna para las familias trabajadoras, para las familias que sostienen esta hermosa ciudad.
El asunto se agrava, con el constante crecimiento de la población mexicalense, ya sea por la migración o por el desarrollo mismo de los cachanillas, se agrava porque el gobierno no ha respondido a los llamados que hace la ciudadanía, de dar vivienda a quien no la tenga y contrario a ello, ha facilitado el camino para que grandes inmobiliarias construyan a sus anchas y sin importar las condiciones, fraccionamientos para después ser olvidados por la falta de servicios, por la falta de espacios y la falta de condiciones reales para que las familias puedan vivir ahí o en lo particular, puedan adquirir una vivienda de ellas.
Los costos de la vivienda son altos, las cifras andan por los cielos y los salarios cada vez alcanzan para menos, las familias contrario a lo que pasaba hasta hace algunos años, ya no tienen la posibilidad de alzar un dinero, de ahorrar algunos centavos, las familias ya no tienen la posibilidad de guardar en el jarrón algunos centavos para algún proyecto, ya no existe la posibilidad pues, de tener un proyecto de vivienda segura, pues aunque así lo quieran, las condiciones económicas no se los han permitido y no las venideras tampoco lo harán si se sigue por el mismo camino.
Hay pues, un problema real, la falta de vivienda y la exigencia real de las familias que así lo demandan, Antorcha ha enarbolado desde hace ya varios años, décadas diría yo, un programa de vivienda popular, que las familias de escasos recursos puedan acceder a él y que tengan la seguridad de que estas viviendas tengan los servicios, en Baja California estamos seguros de que un programa así es necesario y urgente, que de las miles de viviendas que están desocupadas, necesitan
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