En México, 11 familias controlan a todos los medios de comunicación masiva que llegan a los más de 120 millones de mexicanos. Si, 11 familias mediante 11 puntos de vista son los que moldean la perspectiva de la población; en otras circunstancias, a esta situación de menos se le podría llamar dictadura, pero los mexicanos lo hemos dejado pasar tan a la ligera, al grado de convivir con una brutal normalidad con la minimización de una loza con la que cargamos millones de mexicanos, la pobreza.
La desigualdad extrema en México, que condena a más de la mitad de población a vivir en condiciones infrahumanas, ha sido documentada por una multitud de organizaciones y estudios en la materia, por ejemplo, de acuerdo con un estudio realizado por Oxfam México cerca de 120,000 personas, el 1 por ciento de la población más acaudalada, concentran alrededor del 43 por ciento de la riqueza nacional. Si el país fuera un pastel con 10 rebanadas una sola persona se comería cuatro rebanadas y las seis restantes serían repartidas entre noventa y nueve personas. Lo mismo pasa con mi anterior ejemplo de las once familias apoderadas de los medios de comunicación, los mexicanos hoy estamos sujetos a una perspectiva limitada sobre todas las situaciones que nos rodean en nuestro día a día.
Platón, el filósofo griego, narraba un punto muy peculiar y útil en su “Alegoría de la Caverna” al que quisiera hacer referencia. En una caverna hay un grupo de prisioneros que, desde su nacimiento, han estado encadenados y condenados a mirar una pared en el fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Detrás de ellos hay un muro con un pasillo y seguidamente, algunos hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo los hombres caminan portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Los hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. Una vez un hombre se liberó y corrió hacia la luz de la hoguera, después a la luz de la entrada y salió de la caverna para encontrar una nueva realidad exterior: hombres, árboles, lagos, astros, etc. Al regresar el prisionero a la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, algunos se burlan y afirmar que sus ojos se estropearon al ver la hoguera, pero en otros nació la inquietud por aquella realidad recién relatada.
Algo muy parecido es lo que pasa con los más de 120 millones de mexicanos adormecidos y encadenados en una caverna de desigualdad en la que no conocen nada más que las sombras que 11 individuos les han proyectado por toda su vida, sombras de fantasía que solo les muestran una realidad fragmentada y sin alternativa de liberación. Algunos encadenados ya se han liberado y han tratado de contar lo que hay más allá del muro de sus espaldas, pero con poco éxito, locos, revoltosos, les llaman a aquellos, sin embargo, nada cambia lo que hay afuera.
Esta semana conocí Tijuana, el municipio donde comienza la patria mexicana, esto como parte de un recorrido iniciado por la Casa para Estudiantes de Periodismo Hermanos Flores Magón, con la intención de difundir este albergue estudiantil ubicado en la Ciudad de México donde los estudiantes tienen la posibilidad de estudiar en las más importantes universidades del país, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Autónoma Metropolitano, el Politécnico Nacional o el Centro Universitario Tlacaélel. Principalmente la invitación va dirigida a aspirar a carreras del tronco de las ciencias de la comunicación, pero desde luego que todas las carreras tienen espacio para desarrollarse.
Tijuana, por su cercanía con la potencia más grande del mundo, ha gozado de algunas facilidades en cuanto al desarrollo y las facilidades comerciales que se encuentran a la vista de la frontera, pero al mismo tiempo ha sido víctima de las calamidades estadounidenses, en el municipio donde empieza la patria también comienzan las carencias, en Tijuana la pobreza se sufre como en cualquier rincón del país, la desigualdad se distingue con tanta facilidad como encontrar una bodega de Amazon en medio de una de las zonas más pobres, solo por mencionar el dato más contundente, Tijuana es el municipio más violento del país según la Secretaría de Marina. Y ante la necesidad de mostrar esa realidad tan brutal, urgen profesionales emanados del seno de las carencias dispuestos a no solo mostrar la pobreza, sino para contribuir desde su trinchera para terminarla.
La tarea de la casa es simple de explicar, es formar profesionales de la comunicación con un carácter distinto al del periodismo controlado por una elite de 11 familias, de las más poderosas de México, pero complicado en la práctica, el periodismo con un carácter de clase hoy es más urgente que nunca, urge decirles a los millones de mexicanos que no están condenados a vivir en una caverna de pobreza, afuera, el proletariado tiene un mundo por ganar. La casa para estudiantes mantiene sus puertas abiertas, y la invitación queda abierta para todos aquellos con una vocación de libertad.
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