MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Texcoco: vidas paralelas

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Era una mañana despejada y fría en Texcoco. En la colonia Leyes de Reforma se escuchó, como todos los días, el sonido de la cortina de hierro de la lechería, que se mezclaba con el trinar de los zenzontles y la invitación a comprar “ricos-tamales-oaxaqueños” que se perdía a la distancia tras el recorrido del vendedor por las calles de la comunidad.

Estela Acosta, orgullosa delegada antorchista, agitaba los brazos, caminaba rápida y frenéticamente, al tiempo que daba instrucciones a la encargada de la lechería: “a cada persona que venga debes entregarle un volante y revisar bien su tarjeta, tienen que estar al corriente…” decía rápidamente, mirando al piso. Esperaba a que un grupo de vecinas se reuniera con ella, para ponerse de acuerdo. Esa mañana, irían al Ayuntamiento de Texcoco a reclamar la falta de cumplimiento de las autoridades ante sus peticiones.

La colonia Fray Servando Teresa de Mier se encuentra al sur del municipio de Texcoco. Se fundó en el año 2002 por gestión del Movimiento Antorchista. Ahí viven unas 500 familias que, con la esperanza de una vida mejor, apostaron por unirse y organizarse con Antorcha para alcanzar su sueño. Pero, la clase gobernante del municipio tiene problemas de clasismo.

Su lema es “Texcoco para los texcocanos” y, en consecuencia, le han hecho la vida imposible a estos mexicanos, cuyo único pecado es luchar por una vida mejor. Desde su llegada, y tras adquirir sus terrenos de manera legal, han sufrido un interminable peregrinar a las oficinas municipales para solicitar los servicios básicos que cualquier gobierno debe ofrecer a sus conciudadanos. La respuesta ha sido siempre la misma: ustedes son “irregulares”.

En otra parte del municipio, dentro de un “coto” residencial, la presidenta municipal, Sandra Luz Falcón, también inicia su jornada. Ahí no se escuchan anuncios de tamales, de compra de colchones o refrigeradores ni los gritos de choferes anunciando el destino de sus rutas. No se escucha nada. Sólo paz.

Mientras revisa los mensajes en su teléfono móvil, la alcaldesa se prepara algo para desayunar. Abre la llave del lavabo, se lava bien las manos y se sirve una taza de café, que huele discretamente antes de dar el primer sorbo y revisa con su secretaria la agenda del día: la entrega de la rehabilitación del Auditorio Ejidal de San Miguel Coatlinchán. Los visitará “el patrón de Texcoco”, Higinio Martínez, todo tiene que salir bien.

Doña Estelita, como le dicen cariñosamente, delegada incansable de la colonia Leyes de Reforma en Texcoco, organiza a las vecinas para su visita al municipio unas horas después. Cuestiona si ya están listas las cartulinas, las banderas, y los oficios para ingresar al Ayuntamiento. Pregunta quién les va a ayudar con el transporte. Don José, le responden. Revisa los últimos detalles. Toma lista y se preparan para viajar al centro de Texcoco. Están citados unos doscientos vecinos que padecen un problema: no tienen drenaje y sus fosas sépticas se están colapsando.

En 2016, gracias a la gestión del Movimiento Antorchista de Texcoco a través del entonces diputado federal, doctor Brasil Acosta, se gestionó exitosamente el drenaje de la colonia, la pavimentación de una buena parte del boulevard Leyes de Reforma, además de algunas techumbres, y se le entregó a la ciudadanía a pesar de las maniobras del ayuntamiento para tratar de impedir estas obras, pero… ¿Qué falta? La conexión del drenaje a la red. Para que esto sea posible sólo falta la firma del ayuntamiento para que le dé certeza a los dueños del terreno que divide la colonia vecina Leyes de Reforma y, quizá lo más importante, voluntad política.

Mientras la presidenta municipal se dirige a Coatlinchán, se va arreglando en el trayecto. “Viene el senador”, les recuerda a sus trabajadores. Todo tiene que salir bien, insiste. ¿Llevan todo para las fotos? Sí, presidenta, contestan, todo está listo. ¿Hay señal de internet?, pregunta de nuevo, después de la entrega hay que subirlo rápido a Facebook, señala. Sí, sí hay. Si falla, llevan un módem y de todas maneras se van a poder conectar y publicar rápido.

Se hacía tarde esa mañana de diciembre y los vecinos de “La Fray” estaban seguros de que la alcaldesa no los iba a recibir. Después de cinco años, ni una vez la “apretada” agenda de Falcón Venegas ha coincidido con ellos. Nunca. Al final, luego de sufrir el peregrinar, desde la colonia hasta el edificio municipal, se empezaron a reunir ordenadamente y dejando espacio para que la gente pudiera circular en la pequeña banqueta. Las banderas estaban listas, las cartulinas, también.

Al verlos, los policías del Palacio Municipal formaron una valla y cerraron las puertas del edificio “por seguridad”. Alrededor de las 10:30 a. m. se empezó a instalar una bocina con un micrófono para iniciar el mitin. El objetivo era recordar a las autoridades el compromiso que había hecho el Gobierno de Texcoco en febrero para “revisar y dar solución” a su pliego petitorio.

María Benítez, vecina de la colonia, trabaja como mesera en un restaurante. Como su jornada de trabajo empieza por la tarde, pudo asistir al ayuntamiento. Con el rostro fruncido por el sol y por la decepción de contar con un Gobierno de oídos sordos, le pidió a Sandra Luz que tenga sensibilidad, “que venga a la colonia, no se acercan, no ven la necesidad, somos gente limpia”, comentaba mientras estaba atenta para iniciar el evento.

“Lo que vivimos es una realidad; aquí no se vive bien. Necesitamos el drenaje. Tengo 22 años viviendo aquí, mis hijos llegaron pequeños, ya son profesionistas y nada que nos arreglan el drenaje”, enfatizó doña María.

Mientras tanto, en Coatlinchán, la presidenta municipal, Horacio Duarte, Adán Gordo y Erick Galicia, “la plana mayor” de Morena en Texcoco, así como un grupo de empleados del ayuntamiento, la clase política de la comunidad y delegados municipales estaban listos para adorar a su líder, el senador Higinio Martínez. El sacerdote “echó” la bendición al edificio que se remodelaba entre aplausos y vítores. Cortaron el listón y entraron al Auditorio Ejidal.

En Texcoco, los vecinos de la colonia Fray Servando Teresa de Mier, empezaron a agitar sus banderas y a cantar consignas: “Queremos solución-solución-solución”. Levantaron sus cartulinas y empezaron a transmitir en internet; benditas redes sociales. La gente pasaba frente a ellos y trataban de ignorarlos. Otros, curiosos, se detenían a unos metros, para observar qué querían esas personas. La oradora, Estela Bautista, tomó el micrófono. “Venimos para mostrar nuestra inconformidad con la presidenta. Desde febrero prometieron que revisarían nuestro pliego petitorio y ya se va a acabar el año y ¿qué han hecho, compañeros?”, preguntó a los presentes, quienes al unísono respondieron con un sonoro “¡Nada!”.

Reina Valeriano, quien sostenía una cartulina rosa con la leyenda “Ya no queremos vactor, queremos conexión”, dijo que les urge el drenaje: “Llevamos veinte años aquí y Morena nos pone muchas trabas para conectarnos al drenaje. Les pedimos una firma, un permiso nada más, y nada. Necesitamos muchas cosas, pero con que nos ayuden con el drenaje sería de gran ayuda”, comentó.

A unos siete kilómetros de la presidencia municipal, en el auditorio ejidal de Coatlinchán empezaban a escucharse los discursos de Higinio, Horacio y, claro, Sandra Luz Falcón. La alcaldesa afirmó que sus “amigos” de San Miguel Coatlinchán fueron testigos del compromiso que tiene el gobierno durante la entrega de la rehabilitación del Auditorio Ejidal de su comunidad, así como el suministro de materiales para la pavimentación hidráulica de la Calle Independencia”. Los aplausos no se hicieron esperar.

“No está la presidenta”, dijeron los funcionarios que estaban de guardia. “¿Quién nos va a resolver?”, “¿por qué no nos recibe la presidenta o el secretario del Ayuntamiento?”, cuestionaba doña Estelita. “Están en un evento”, replicaba con indiferencia el trabajador que, orgulloso, portaba su gafete y su chaleco que lo identificaba como parte del Gobierno.

En tanto, sentados en una mesa frente a todos, con jarras de agua de frutas, refrescos de tres litros de sabores, una barbacoa lista para ser servida y una banda como fondo junto con las paredes amarillo mostaza, todo era alegría. El evento había salido “muy bien”.

Así, sin preocuparse si los vecinos quejosos de Texcoco tenían problemas o no, empezaron a comer sin turbación alguna, el senador estaba contento. Adán contestaba mensajes en su celular, Ricardo Arellano aplaudía y Carla Morell, incómoda, al lado de Nazario, quien sólo tenía oídos para quien él mismo bautizó como “El patrón de Texcoco”.

Al acercarse a la puerta, para solicitar ser atendida, ésta se cerró de golpe. El secretario del ayuntamiento, Adán Gordo, a control remoto, emite una orden tajante: "No la dejen entrar". Al no tener éxito, la delegada tomó el micrófono y dijo con emoción que las puertas físicas pueden cerrarse, pero nuestra voz y determinación no se detienen, aunque no nos hagan caso. Su solicitud es clara y contundente: desazolve constante y el reconocimiento oficial de la colonia Fray Servando Teresa de Mier, como parte integral del municipio de Texcoco, según el Plan de Desarrollo Municipal 2024.

Con hambre, después de la dura jornada, un par de camiones se llenó con el clamor de las mujeres de la colonia. De regreso a casa, estaban molestas por ser ignoradas por el gobierno tras exigir mejoras, servicios y el reconocimiento que su comunidad merece. Mientras tanto, en Coatlinchán, la música contratada deleitaba a unos 500 comensales, quienes disfrutaban de un manjar especial. Los líderes locales buscaban complacer a como diera lugar a su líder. “¿Se le ofrece algo más, senador?”, “Muchas gracias por las obras”, le agradecían los “interesados”. Los amarres para la elección de 2024 eran parte del festejo.

En Texcoco, la jornada concluyó con un sabor agridulce. Llegaron al punto de partida: la lechería de la comunidad, donde uno a uno, los vecinos se bajaron del transporte que los llevó a la gestión. Todos están cansados y desean regresar a su rutina: “¡Hay muchas cosas por hacer!”, decían entre sí. Estela regresó a su casa para comer algo que preparó su hija. 

—¿Cómo les fue, mamá?— inquirió Alma.

—Bien— respondió.

—¿Ya les van a ayudar— preguntó sorprendida.

—No, nos cerraron las puertas y no me dejaron entrar, y eso que soy la delegada municipal— respondió Estela.

—¿Entonces por qué dices que les fue bien? 

—Porque la gente vio de qué es capaz el Gobierno; lo vieron con sus propios ojos y ya se dieron cuenta de que no son inventos míos— contestó orgullosa la delegada.

Una llamada a su teléfono interrumpió la charla; activó el altavoz. Era doña Chayito. “Escuché que ya llegaron, ¿podría atenderme?”, necesito una constancia. “Sí, en unos diez minutos nos vemos ahí”. Tuvo que comer de prisa. Se despidió de su hija y salió de casa.

Sandra Luz también llegó a su casa, contenta. Todo salió bien. Ya estaba asegurada la participación de la estructura de Coatlinchán para las elecciones del 2024. El senador se fue satisfecho: “¡misión cumplida!”. Si los vecinos de la colonia Fray Servando Teresa de Mier tienen o no drenaje, si sus fosas sépticas se desbordan, no es importante; al final, es gente “irregular”. Todo estaba “bajo control”.

La promesa de servicios en las colonias es vana; la exclusión de su representante resuena como una sombra sobre los logros de la colonia. En contraste, las mujeres regresan a sus hogares, no solo con la esperanza de que las obras se concreten, sino con la certeza de que su lucha apenas comienza y no dejarán de hacerlo.

Dos realidades paralelas en Texcoco, donde la lucha por servicios básicos choca con la indiferencia de la clase política y sus “amarres” con miras a las elecciones que se avecinan.

¿Cuánto tiempo más deberán esperar los ciudadanos antes de ser escuchados y atendidos? ¿Se aprenderá alguna vez la lección de que todos los mexicanos merecen una vida digna? Ojalá. Basta de vidas paralelas tan distintas.

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