MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Educación Media Superior en México, un reto ineludible

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La educación media superior se define como el nivel de escolaridad que se cursa después de egresar de la secundaria o nivel medio básico. En los últimos años, de acuerdo con las cifras oficiales (Inegi 2021) es el nivel educativo con la mayor tasa de abandono escolar en México. Esta situación había presentado un decrecimiento constante hasta antes del ciclo escolar 2020-2021, período en el que comenzaron a manifestarse los efectos de la pandemia por la covid-19.

Es decir, que no por la pandemia se dio el fenómeno de deserción escolar, sino que es un problema desde hace al menos 10 años a la fecha; la pandemia, en todo caso, lo único que acentuó fue la rapidez con la que los estudiantes deciden abandonar sus estudios de bachillerato, en todas la modalidades y ofertas existentes.

Entre las principales causas de deserción, encontramos que las cuestiones económicas han sido la principal para no continuar en la educación media superior, además de que no existieron estrategias propias para este nivel educativo a fin de desalentar el abandono escolar por razones vinculadas a los efectos de la covid-19. Esto, a pesar de que el actual Gobierno federal, autollamado 4T, ha otorgado becas universales a todos los alumnos inscritos en cualquier plantel de nivel medio superior, por un monto inicial de 800 pesos mensuales durante 10 meses por año escolar cursado y últimamente por 840 pesos. Es decir, se otorga esta beca durante 30 meses. Pero por los resultados vistos no ha tenido el impacto esperado.

El abandono escolar es uno de los desafíos más importantes que enfrenta la educación media superior en el país. Este fenómeno limita el avance de la escolaridad de los mexicanos y, al hacerlo, restringe las oportunidades de desarrollo personal y aumenta el riesgo de desempleo y pobreza, ya que los jóvenes se enfrentan a un mundo laboral con poca oferta y muy competitivo para aquellos trabajos que antes eran fáciles de ingresar, cómo a una maquiladora o  a una empresa de manufactura. Hoy es un requisito el contar con el certificado de bachillerato.

El abandono escolar resulta de un proceso de largo plazo de desvinculación académica que tiene inicios tempranos en la vida estudiantil y en el que intervienen factores tanto intra como extraescolares (Freeman y Simonsen 2015; Rumberger y Rotermund 2012). Esto significa que los jóvenes no ven atractiva su formación académica dentro de las aulas de bachillerato, ya sea tecnológico o general.

Desde una perspectiva amplia, se pueden distinguir tres grandes factores asociados al fenómeno: 1) el individuo en sí mismo (cuestiones biológicas, habilidades cognitivas y psicológicas, motivación, disposición subjetiva) y su entorno inmediato (la familia, las relaciones en el interior del hogar y los recursos familiares); 2) el entorno escolar y social próximo (calidad de la escuela, servicios asociados al bienestar del individuo) que tienen influencia y determinan la interacción de individuos y grupos sociales; y 3) factores macro que tienen un impacto en el individuo y su decisión de continuar o abandonar los estudios, pero que están fuera de su alcance como para modificarlos (como recursos para infraestructura escolar y equipamiento, pago de instructores de diversas disciplinas, llamadas Paraescolares: deportivas, culturales o cívicas) (Cunningham et al. 2008).

Ante los tres grandes factores: el alumno, su entorno escolar  y las políticas públicas, resulta evidente que todo confluye en la falta de una política gubernamental  de largo alcance, de profunda convicción, de que este nivel educativo favorece el desarrollo de futuros profesionistas que ayuden a buscar soluciones a los grandes problemas de la nación. Como lo es la justa y equitativa distribución de la renta nacional. Es decir de la riqueza que se crea por parte de los millones de trabajadores del campo y la ciudad.

Si tomamos en cuenta las principales cifras 2019-2020 del Gobierno federal, las estadísticas señalan que en México hay 21,047 escuelas de nivel medio superior con una matrícula total  de 5,144,673 estudiantes para ese ciclo escolar. Pero si observamos el número de alumnos de nivel secundaria para el mismo periodo, notamos que el nivel de captación, es decir, de alumnos que egresan de secundaria e ingresan al bachillerato es mucho menor. 6,407,056 de estudiantes, lo que significa una taza del 80.29 por ciento de captación.

Mientras que, si observamos el índice de eficiencia terminal, de cada 10 alumnos que deciden ingresar a la preparatoria, solo 4.5 alumnos egresan. Es dramática la situación, dado que, para este ciclo escolar 2022-2023, no pintan bien las cosas para este nivel educativo. Ya que, según algunos datos que empiezan a darse como fin de semestre, el índice de reprobación oscila entre el 60 y 70 por ciento de los alumnos matriculados para este ciclo escolar. (Inegi Cifras preliminares del avance educativo en México). El reto para los padres de familia, docentes, directivos y autoridades educativas, es mayúsculo. Si a esto le sumamos que se tiene en puerta otra reforma educativa para este nivel dentro de lo que se ha llamado por la 4T, como Nueva Escuela Mexicana, y de la cual poco se conoce, pues el cuadro se completa de forma negativa.

Con todo lo dicho, es necesario resumir en unas cuantas ideas la postura que se debe asumir, si de verdad se quiere mejorar la educación media superior en México. En primer lugar, se requiere implementar una política económica de mayor inversión para la educación en general y para este nivel en particular, hacen falta espacios y equipamiento para crear ambientes más propicios para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades de los alumnos.

En segundo lugar, se requiere emprender una capacitación con incentivos importantes para todos los docentes, a fin de que tengan las herramientas teóricas y metodológicas que los tiempos de hoy demandan. Como el uso de las TICs y el desarrollo de la inteligencia emocional, por mencionar solo algunas.

En tercer lugar, dejar de regalar dinero a los estudiantes a través de las llamadas Becas Benito Juárez, que lo único que han provocado en casi dos años de que se otorgan, son ausentismo en las aulas, pereza mental en los jóvenes, ya que saben que vayan o no a la escuela, estudien o no, pasen o no sus asignaturas, de todas formas, le será entregado dicho recurso sin ninguna supervisión de nadie para saber a ciencia cierta, si el dinero lo utiliza en su educación el alumno(a). Hace falta un verdadero sistema de becas que premie e incentive la excelencia académica y  formación entre los miles de estudiantes.

Quinto, es necesario exigir a las autoridades encargadas que definan un mapa curricular común entre todas las modalidades existentes para este nivel educativo, para que se permita el libre tránsito de los alumnos. Y que no sean un motivo de deserción el no poder cambiar de escuela por no ser de la misma modalidad, como actualmente ocurre.

Y sexto que se cree un sistema de formación y capacitación para el trabajo donde los estudiantes puedan tener opciones para desarrollar ideas e innovaciones tecnológicas y de servicios que permitan su vinculación al sector productivo al final de su formación académica, si ese es su deseo, o bien que sea parte de su perfil de egreso para que las universidades públicas y privadas los recluten.

Pero mientras se sigan impulsando presupuestos de egresos de la federación sin que haya interés para este nivel educativo, y en general para la educación en México, seguiremos padeciendo cada día más, del deterioro del mismo. Dejando la interrogante ¿qué futuro le espera al nivel medio superior en los próximos cinco años?

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