MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Educación, un problema que la 4T no quiere resolver

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En una de las muchas visitas que realizo a las colonias y pueblos de Chihuahua para reunirme con los compañeros antorchistas, es común escuchar un reclamo que me da gusto: el urgente llamado a luchar por una mejor educación, por más aulas, por más espacios deportivos en las escuelas, por la formación de clubes culturales y deportivos, por más festivales donde se interactúe con alumnos y padres de familia. Digo que me da gusto porque es señal de que el pueblo está despertando y ahora ve en la educación un arma poderosa para cambiar esta sociedad.

Apenas el 34 % de los estudiantes mexicanos alcanzó el nivel mínimo en matemáticas y en comprensión de lectura, y sólo el 53 % pudo identificar las ideas principales en un texto.

Y no es para menos. Con todo lo que está pasando en el país, donde los temas de todos los días son la inseguridad, las desapariciones de jóvenes, la incansable lucha de las madres buscadoras, la nula respuesta a los padres de familia de los alumnos de la normal de Ayotzinapa, en fin, parece que todo lo que ocurre está haciendo que los padres de familia vean en este pilar de desarrollo un rayo de luz para sus hijos.

Eso, por un lado. Pero al mirar la realidad que atraviesa nuestra nación en cuestión de educación, ahora con el gobierno de la 4T, todos nos damos cuenta de que es un tema que preocupa.

Desde mi punto de vista, al anterior gobierno y ahora a este no les están entrando de lleno para resolver este problema histórico. Para ellos es más importante regalar dinero que dar solución a este y otros temas fundamentales.

Nuestras escuelas están, en algunos lugares, saturadas; en otros lugares simplemente no existen. Datos de organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que México es de los países con mayor densidad de estudiantes por aula.

En promedio, hay 25 alumnos en cada grupo de educación primaria y 27 en secundaria; las medias de la región son 21 y 23, respectivamente. Este dato ya es alarmante, pero la realidad marca que en algunas escuelas la cantidad de alumnos supera los 40 estudiantes en nivel primaria y los 35 en nivel secundaria.

Según la OCDE, México ocupó los tres últimos lugares en la prueba PISA (Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes) durante la última edición, la cual evalúa las habilidades de estudiantes de 15 años en materias como matemáticas, ciencias y lectura.

Apenas el 34 % de los estudiantes mexicanos alcanzó, o superó, el nivel mínimo en matemáticas y en comprensión de lectura, y sólo el 53 % pudo identificar las ideas principales en un texto.

Es por eso que el gobierno mexicano ha dicho que en 2025 nuestro país ya no participará en este examen. ¡Vaya manera de querer ocultar la realidad!

Con datos del Inegi, sabemos que sólo el 43 % de los niños en edad escolar acude al kínder. Si bien es cierto que el 97 % de los alumnos en edad de cursar primaria y secundaria se inscriben, el abandono alcanza el 3 %; de los que concluyen su educación básica, sólo el 82 % ingresa a la preparatoria y el 48 % la concluye.

Y qué decir sobre el contenido de los libros de texto de la llamada “Nueva escuela mexicana”, en donde se ha desechado el contenido científico y técnico para dar paso al adoctrinamiento de los niños a través de maestros que se prestan a ello. 

Afortunadamente, en un alto porcentaje de maestros y maestras en México hay suficiente conciencia sobre lo que debe ser la buena educación y han dejado de lado la oscura intención cuatroteista de formar seguidores de su movimiento y no a ciudadanos responsables.

En resumen, la educación en tiempos de la 4T tiene resultados muy diferentes a los que presumió el presidente López Obrador. El futuro de las nuevas generaciones está depositado en manos de los padres de familia y de buenos maestros que, con toda responsabilidad, aún conservan su vocación intacta.

Muy bien por los padres de familia que exigen una mejor educación, mayor inversión y la preparación de más y mejores docentes. De nuestra parte, estaremos dando la lucha por esta y otras demandas tan necesarias para cambiarle el rostro a nuestro país.

En definitiva, la 4T no quiere a un México educado, quiere un pueblo que no piense y sólo estire la mano para recibir las migajas de su propio dinero.

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