Estimado lector, seguramente recordarán que las cifras oficiales sobre el contagio y las muertes por Covid-19 en México durante la pandemia fueron fuertemente cuestionadas en los puntos más álgidos, sin que hasta el momento se responda cuál fue el tamaño real del problema que enfrentó y enfrenta el país; por supuesto, no se trata solamente de los contagiados y muertos que dejó la pandemia, sino los estragos, económico, laborales y educativos que esta dejó a su paso.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, abandonó a los mexicanos a su suerte: más de 334 mil muertos (statista.com) al corte del 8 de agosto de este año. Para López Obrador no importó la pandemia, ni los contagios, ni la pérdida de empleos y menos las escandalosas cifras de muertos en nuestro país, hoy queda más claro que antes, que lo que realmente le interesa es el posicionamiento de su partido, quiere mantener a Morena en el poder al precio que sea, para él es de vida o muerte ganar las elecciones del año próximo.
Por otra parte, la violencia bate récords en el gobierno de la 4T. Un problema que se profundiza cada día que pasa y no cesa con la estrategia de “abrazos no balazos” impulsada desde la primera magistratura. La fotografía de violencia más cruda está en la región occidente del país, que comprende los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y se suma Guerrero donde la diversificación de crímenes aumenta y los números rojos se elevan; en promedio, son casi 100 asesinatos por día en el actual sexenio, México atraviesa la época más sangrienta de su historia y López Obrador poco hace a pesar de que la seguridad es “prioridad” en su gobierno.
La economía mexicana, cuyo talón de Aquiles ha sido tradicionalmente una alta tasa de desempleo, mantiene los peores números en América Latina. No hay un plan de reactivación paulatina, y el deterioro del empleo es brutal. Al inicio de esta administración la 4T registró 25 mil empleos en un año y cuatro meses de gobierno, López Obrador presumió que crearía más de 2 millones de empleos, pero sus números no son más que Las cuentas del gran Capitán de Lope de Vega. Hoy en nuestro país, suman 6.5 millones más de mexicanos que cayeron por debajo de la línea oficial de pobreza en 2023 hasta alcanzar un total de casi 72 millones, en comparación con el cálculo de finales de 2018.
Hoy se sabe que con el coronavirus casi 12 millones de mexicanos perdieron su empleo; mujeres y jóvenes son los más afectados. La suma total de personas sin trabajo en nuestro país es de 21.6 millones. Esta dentellada se siente con más fuerza en las familias que por años se han visto privadas de adquirir la canasta básica y esta última, sigue en aumento lo mismo que los hidrocarburos.
La 4T se apresura a borrar de golpe los avances logrados en materia económica, política, social, científica y educativa en las dos últimas décadas. Los jóvenes sufren el impacto de los problemas sociales actuales y las consecuencias de políticas erradas e improvisadas y afrontarán las peores arenas movedizas en los próximos años.
La economía se desmorona, se debilitan y se desprecian las instituciones que intentan hacer un estudio serio de la situación actual del país, por ejemplo el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) por mencionar algunos; el sistema de salud se está colapsando, la desaparición del Seguro Popular, y recientemente del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), dejan más desprotegidos a la población ante la inminente reactivación de la pandemia, que hasta el momento deja los contagios en la suma de 7 millones 633 mil 335 casos hasta el día de hoy; la polarización social se ahonda, los derechos humanos están en crisis, Morena, el partido de López Obrador, no es, no ha sido y no será la esperanza de México. Todos los días se añaden problemas y el futuro de los mexicanos es más sombrío, los engranes de la maquinaria del nuevo gobierno machan sin cuidado todo aquel que se proponga a criticar con seriedad las acciones de la Cuarta Transformación.
La 4T se apresura a borrar de golpe los avances logrados en materia económica, política, social, científica y educativa en las dos últimas décadas. Los jóvenes sufren el impacto de los problemas sociales actuales y las consecuencias de políticas erradas e improvisadas y afrontarán las peores arenas movedizas en los próximos años. López Obrador gobierna con el sentido común, para él no importa la ciencia y el arte y la educación no está en su agenda.
El aparato mediático centra su atención en temas como inseguridad, desempleo, pandemia, en las campañas del año próximo y hasta el show que está en marcha para 2024. A casi 5 años de gobierno de AMLO no se ha presentado un diagnóstico serio del sistema educativo, tampoco hemos visto un plan que contribuya a contener la degradación social acelerada que vemos por todos lados. Sabemos en cambio los malos resultados que tiene nuestro país en Matemáticas, Español, y otras disciplinas evaluadas a nivel global.
Deficiente infraestructura, insuficiente oferta educativa y personal docente, los programas y planes de estudio no responden a las demandas actuales. En México, la educación media superior sólo se tiene una unidad escolar por cada 1,000 jóvenes, el 25% de las plantillas docentes en primaria y secundaria están incompletas, en promedio hay 34 alumnos por cada profesor en la educación secundaria (la media para los países integrantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE, es 13 por cada docente), dos de cada 10 alumnos de educación básica no cuentan con mobiliario básico, la cifra se dispara a 7 de cada 10 en preparatoria, en la educación primaria sólo cuatro de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet para alumnos, tres de cada 100 instituciones de todos los niveles no tiene sanitarios, alrededor de 1.4 millones de niños y jóvenes en edad estudiantil invierten tiempos excesivos de traslado a sus instituciones, en la educación primaria indígena hay 21.8 alumnos por cada docente, en las comunidades rurales seis de cada 10 jóvenes de 15 a 17 años se encuentra viviendo aislados y sin escuelas cercanas, a escala nacional tres de cada 10 alumnos abandona los estudios por falta de dinero, en todos los niveles 33.9% de los estudiantes tiene conocimientos insuficientes en lectura y comunicación y la lista sigue, preocupa seriamente la respuesta y “solución” de la 4T y que es la cereza del pastel, los nuevos libros de texto y “la Nueva Escuela Mexicana”.
Frente a este tétrico panorama, y la marcada brecha digital y comunicación inmediata que acentúa la desigualdad social y la igualdad de oportunidades entre el estudiantado mexicano, debe levantar la voz para exigir al gobierno federal que el tema educativo vuelva al centro de la discusión nacional y se atienda la educación de una forma adecuada a la realidad que mejore la preparación de niños y jóvenes en las ciencias naturales y sociales que compitan con los mejores del mundo y contribuya al progreso de todos los mexicanos sin distinción.
Necesitamos, nos urge, un pueblo culto, conocedor, preparado, consciente de los trastupijes de los políticos venales y consciente de sus derechos y de la forma más eficaz de conquistarlos”, de no tomar en serio la educación del estudiantado y el pueblo mexicano en general, la crisis económicas y sociales seguirán en aumento y nos conducirá a una degradación social más acelerada.
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