Sucede que el indomable pueblo de Coyomeapan, Puebla no se resigna a que siga gobernando su municipio el clan de los Celestino Rosas, por lo que en días pasados, por enésima ocasión, salió en masa a manifestarse con la exigencia de que se nombre a un Concejo Municipal y no se le tomara la protesta de ley a Rodolfo García López. La magnitud y contundencia de la protesta indígena obligó a que el presidente electo tomara posesión de su cargo en un recinto habilitado para el caso ubicado a 61 kilómetros de distancia del palacio municipal de Coyomeapan, concretamente en el CIS de Ajalpan. En seguida, a manera de respuesta oficial, con clara línea editorial se desató tremendo aluvión de improperios, insultos y calumnias descargado a través de algunos medios digitales de la región de Tehuacán en contra de Antorcha Campesina, adjudicándole la paternidad de la protesta.
A estas alturas del proceso de impugnación, iniciado el mismo día de los comicios hace 4 meses, han sido suficientemente documentadas por buena parte de la prensa local y estatal y exhibidas por la realidad misma las causas verdaderas del repudio de ese sufrido pueblo contra sus opresores. Años de violencia, asesinatos perpetrados desde el poder y que han quedado impunes, abusos de autoridad, saqueo de recursos públicos, explotación de recursos naturales, olvido y menosprecio hacia las necesidades y carencias de la población por parte de los gobiernos caciquiles, son los elementos más relevantes que combinados forman la base material del inaplazable grito de justicia de las víctimas. Esas son las verdaderas causas que han logrado unificar a las diferentes expresiones políticas que actúan en el municipio en un solo torrente de rebeldía.
Y, si ya es del dominio público esto, entonces ¿quiénes y por qué siguen alegando que es Antorcha Campesina la que atiza un problema creado artificialmente para proteger intereses oscuros? Es evidente la jugada de los Celestinos y su padrino el gobernador Barbosa; quieren hacer chuza, quieren tirar todos los bolos de un solo tiro: por un lado, mantener el poder absoluto en Coyomeapan para hacer la dupla con la diputación federal que ostenta Araceli Celestino, esposa del presidente impugnado y así enseñorearse en la región. Sin duda, con la perspectiva de obtener jugosas ganancias políticas y económicas para ellos y para su mentor Miguel Barbosa Huerta. Por otro lado, y para ocultar el fondo de las cosas, aprovechar el tiro para golpear y avanzar en su conocido propósito de exterminar a la organización Antorcha Campesina, para lo cual se empeñan en crear un clima mediático adverso a la organización para justificar la “aplicación de la ley” contra los “delincuentes” (palabras de Barbosa), similar al abuso que tiene en prisión a cuatro líderes indígenas de Coyomeapan, presos políticos del gobierno de la 4T en Puebla.
Pero Antorcha no se inmuta. Sigue firme en su estructura, en sus principios políticos, en su decisión de lucha y con mucha claridad en nuestros objetivos históricos, continuaremos serenos nuestro quehacer entre el pueblo pobre del país.
En contra parte, no hay duda, ensoberbecidos por el poder, los opresores seguirán echando mano de todo el aparato del estado para lograr sus objetivos y tal vez seremos testigos de un trienio más en que la represión, el abuso y la calumnia sean los signos del Gobierno estatal y municipal en Coyomeapan. Seguirán ignorando los problemas y crecerá la pobreza. Reitero, actualmente Antorcha no dirige la protesta, la lucha de este pueblo tiene sus raíces en las entrañas mismas del sufrimiento que padece, sin embargo, ignorar esa realidad no evitará que tarde o temprano se impongan las fuerzas progresistas y los opresores terminen en el cesto de la basura. La necesidad histórica terminará imponiéndose inevitablemente y el pueblo de Coyomeapan deberá estar preparado, organizado y educado para tomar en sus manos su destino.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario