Andrés Manuel López Obrador y su “Cuarta Transformación” han demostrado estar convertidos en una política de xenofobia ante la situación migratoria y en relación al problema de los migrantes centroamericanos que buscan el sueño americano desde la frontera sur del país.
Eso quedó demostrado durante la semana pasada cuando contuvo a los migrantes usando la fuerza pública para golpearlos, esto de acuerdo a su política de contención para que no ingresaran al territorio mexicano que se ha convertido en un país de paso.
Cabe recordar que esta acción es más bien una política anti migrante establecida y ordenada por el gobierno de los Estados Unidos, primero de Trump y ahora del demócrata Joe Biden, sin olvidar el fallo de la Corte estadunidense para que los migrantes que ya habían ingresado a los Estados Unidos regresen a México para esperar la resolución de su estatus migratorio, la mayoría está pidiendo asilo humanitario, dadas las condiciones políticas, económicas y sociales de Centroamérica.
Pero todos fuimos testigos el pasado fin de semana mediante los reportes periodísticos de cómo los agentes del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional contenían una cuarta caravana de migrantes que se encontraban en un refugio de Tapachula; Chiapas, mediante la fuerza desmedida de los agentes de migración y los de la Guardia Nacional.
De acuerdo a esta información en medios nacionales e internacionales a varias madres migrantes les arrancaron de sus brazos a sus hijos sin saber su paradero, mientras que a otros los perseguían golpeándolos impunemente, cometiendo todo tipo de violación a los derechos humanos establecidos en los convenios internacionales.
Esta situación tuvo repercusiones, pues el escándalo y la indignación de la opinión pública es mayúscula por la forma de cómo maneja López Obrador la política migratoria junto con su canciller Marcelo Ebrard, que como ya se dijo han aceptado incondicionalmente la política anti migratoria de los Estados Unidos.
Pero el Gobierno de la 4T aplica la misma medicina junto con los agentes de migración de los Estados Unidos a los migrantes mexicanos, con una diferencia fundamental que tiene un contenido de xenofobia, además de racista en contra de los migrantes.
Sin embargo, para el gobierno de López Obrador, la solución a esta crisis humanitaria pasa por llevar a cabo una estrategia económica para la región donde Estados Unidos, Canadá y México haga una inversión en proyectos productivos que generen crecimiento económico y bienestar para las naciones centroamericanas, a parte de una estrategia de seguridad integral, esta política no es posible debido a que el gobierno mexicano no cuenta con los recursos financieros necesarios para impulsar el desarrollo en la región, entonces la propuesta de López Obrador es pura demagogia frente a la comunidad internacional.
Situación en Chiapas
En Chiapas hay alrededor de 30 mil migrantes originarios de Haití, que de acuerdo a las leyes migratorias mexicanas, no reúnen las características para considerarse refugiados; sin embargo, no pueden ser deportados a su país, por la severa situación política por la que atraviesa y porque su nación no recibe repatriados.
Tapachula, Chiapas, así como el sistema de atención a solicitantes de refugio en México, están siendo colapsados por una avalancha de migrantes haitianos provenientes, principalmente de Brasil y Chile, a donde inicialmente llegaron en busca de trabajo, pero, al complicarse su plan de migración, decidieron emprender el viaje hacia Estados Unidos, aunque sólo pudieron llegar hasta la frontera sur mexicana, donde son contenidos por el gobierno de AMLO.
De acuerdo con las leyes migratorias, los ciudadanos haitianos detenidos en Chiapas no reúnen las características para considerarse refugiados; sin embargo, no pueden ser deportados a su país, porque es considerado un Estado fallido, por la severa situación política por la que atraviesa y porque no recibe repatriados.
El problema es que se está generando una bomba de tiempo, ante las tensiones entre los habitantes de la ciudad y los migrantes, quienes se ven obligados a permanecer ahí, pues si la abandonan, caen en la situación legal de abandono del proceso de adjudicación de refugio.
Lo lamentable de toda esta situación, es que viven en condiciones de alta marginación e insalubridad, debido a que son personas que no cuentan con recursos económicos, ni trabajo. Decenas de ellos llevan varios meses en esas condiciones y, en el mejor de los casos, deben esperar hasta principios del año siguiente para recibir alguna respuesta a su solicitud.
La esperanza de los migrantes haitianos
En el 2018 con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México se generó mejores expectativas entre los haitianos que se encontraban en el camino hacia el sueño americano, esto debido a sus pronunciamientos en el sentido de que aquí se les trataría bien. Aunado a que en los primeros cuatro meses de su gobierno concedió más de 22 mil visas humanitarias a migrantes varados en la frontera sur, esto motivó que vinieran más migrantes.
Sin embargo, la situación fue diferente para junio de 2019, en esas fechas el gobierno mexicano pactó con el gobierno del ex presidente Trump, contener a los migrantes en México a cambio de que no le impusieran aranceles en sectores económicos específicos.
Esta situación generó la concentración de haitianos y migrantes de otras nacionalidades en Tapachula, se calcula que actualmente hay alrededor de 30 mil haitianos varados en aquella ciudad chiapaneca, donde la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se ha visto rebasada ante la altísima demanda de refugio.
La situación no cambió con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, en enero de 2021, pues pactó con AMLO las vacunas contra la covid-19 para México a cambio de seguir conteniendo a los migrantes y servir como barrera para que lleguen al extranjero.
Lo graves de todo esto es que los haitianos, como los demás migrantes varados en Tapachula han comenzado a desesperarse y han decidido salir con la intención de buscar empleo en algún estado del centro o norte del país. Ellos saben que es prácticamente imposible ingresar a Estados Unidos.
Se ha denunciado que los haitianos son más discriminados que los demás migrantes por el color de su piel.
“Tapachula se ha convertido en un infierno” por las precarias condiciones en las que se encuentran, los abusos de que son objeto por parte de las autoridades y de los traficantes de indocumentados, que son los únicos que han salido ganando de esa tragedia.
Según sus estadísticas, en enero de 2021 representaban 9.95% de los solicitantes de refugio en el sur del país. En febrero la cifra se incrementó a 10.24%; en marzo pasó a 17.77%; en abril a 32.54%; en mayo, 47.21%; junio, 32.7%; julio, 43% y en agosto subió a 63.17 por ciento.
Tapachula se ha convertido en una verdadera torre de Babel. Este año se han registrado migrantes procedentes de 73 países, aunque más de 95% son originarios de seis naciones.
De acuerdo a los registros, llama la atención que durante los últimos ocho años los hondureños eran los que encabezaban la lista de migrantes que arribaban a Tapachula; sin embargo, a partir del año pasado, la llegada de haitianos se ha incrementado considerablemente.
México vive la cuarta oleada de refugiados de diferentes países de manera insostenida desde 2013, cuando se registraron 1,296 solicitudes de refugio. En 2019 la cifra se incrementó a 70,423; en 2020 bajó a 41,155 y, de enero a agosto de 202, 1, van 77,559 solicitantes (10% de todo 2019) y se espera que para diciembre la cifra supere los 110,000, lo cual será un récor.
Y pese a ello, alrededor de 30,000 haitianos más están en camino desde Sudamérica hacia México, una buena parte varados en las fronteras de Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua.
Buscan sumarse a entre 120 mil y 140 mil migrantes de diferentes nacionalidades varados en Chiapas, cuya solidaridad y paciencia está puesta a prueba.
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