…así, al alba del alma
regocijándose,
mi espíritu encendido
me echa a raudales
por las mejillas secas
lágrimas suaves.
Me siento, cual si en magno templo
oficiase;
cual si mi alma por mirra
vertiese al aire;
cual si mi hombro surgieran
fuerzas de atlante;
cual si el sol en mi seno la luz fraguase:
¡y estallo, hiervo, vibro, alas me nacen!..
En medio de un desobordante colorido, pletórico de regocijo en cada rincón del recinto, en el ambiente la adrenalina de 850 artistas que se medían en el escenario, los espectadores dentro y en las carpas con pantallas en el exterior, fuimos testigos de la VI Edición del Concuso Nacional de Folclor Internacional del Movimiento Antorchista, el pasado 23 de octubre en el majestuoso Teatro Macedonio Alcalá de la ciudad de Oaxaca.
Ante ese cúmulo de emociones, mi sensibilidad se sintió impactada al grado tal que me atrevo a tomar prestados estos versos de José Martí, que expresan el regocijo que se desborda a través de las lágrimas que, cual arrollos, descendiendo de los montes, le infunden energía, fuerza y deseos de acometer las más grandes hazañas. ¿Porque cómo no se habría de estremecer mi alma, si en medio de este espectáculo pudimos reencontrarnos con algunos de nuestros más destacados dirigentes y con un importante grupo de activistas de Antorcha del sector cultural de todo el país?
Después de la reactivación de nuestras actividades político-culturales, no solo presenciales, sino masivas, me hace estremecer de alegría, contento y, sobre todo, de orgullosa fortaleza, que a pesar de la pandemia y de la rabiosa embestida del presidente Andrés Manuel López Obrador y su 4T en contra nuestra, no sólo estamos vivos, sino que seguimos vibrantes, animosos, llenos de enjundia, demostrándonos capaces de lograr hazañas en cada uno de los variados sectores de la sociedad en que hacemos trabajo.
Como lo demuestra esta hazaña cultural que aglutinó a más de dos mil 500 personas que participaron y presenciaron, durante ocho horas, una contienda cultural sin motivaciones económicas de ningún tipo que, a decir de quienes dirigen y laboran en ese recinto, tuvo calidad artística y capacidad organizativa incomparables. Además, con el ingrediente de que tanto bailarines, maestros, organizadores y gran parte del público de este evento gratuito, gracias al arte, a su cultivo y práctica, se han elevado a niveles poco vistos en nuestro país debido a que el arte se ha elitizado y se ha encerrado en teatros y foros inaccesibles para la clase trabajadora.
Pero estas emociones no se deben solo al espectáculo, la reunión y la convivencia, al escuchar el discurso de Homero Aguirre Enriquez, vocero Nmnacional de nuestra organización, quien resaltó de manera clara, concisa y, a la vez, emotiva, la importancia de este magno evento por sus implicaciones no solo culturales, sino también políticas, sentí también, una sacudida en la conciencia.
En su mensaje, sostuvo que el pueblo no goza de lo que ha construido en el terreno cultural a lo largo de la historia y que es necesario que se de cuenta que tiene derecho a disfrutarlo. Que el arte muestra una cara emotiva, bella, a veces doliente de la realidad, por ello, cuando vemos la cultura de otros pueblos y que en ellos hay el deseo de vivir mejor, sin incertidumbres, sin muerte, sin dolor, como es también nuestra aspiración, podemos no solo divertirnos, sino aprender.
Resaltó también, que este evento fue una obra guenuina y auténtica del pueblo organizado en Antorcha, y lo fue, porque no se trata de contratar artistas para hacer eventos, sino que se se trata de rescatar esa realidad material a través del arte e incorporar a miles de personas a esa tarea. Por ello, si no hubiera tanta estupidez en el gobierno, lo que hace Antorcha debería ser un modelo que se financiara para que no fuera algo de cada año, sino que por todas las calles de México hubiera arte, que desde el kinder y la primaria supieramos de arte, del mundo y de nuestro país, que tiene mucho que ofrecernos para conocer.
También llamó a los presentes y, en concreto, a los artistas, a levantar un movimiento cultural vigoroso que impida que se muera nuestra cultura, porque la cultura es el alma de los pueblos y si ésta se muere, el pueblo se está muriendo espirutalmente con ella, y eso se debe evitar, hay que evitar que se haga en nuestro país lo que hicieron los nazis en Alemania que empezaron persiguiendo la cultura y el arte, y terminaron asesinando a los artistas y a sus opositores.
Recalcó que hoy más que nunca es urgente rescatar y defender la cultura porque soplan vientos de terror en el mundo, que tienen como primer eje el ataque a la cultura, por ejemplo, de Rusia, país cuyas obras de sus grandes músicos y escritores está siento atacada por el imperialismo estadunidense.
Finalmente, dijo que el México actual no es el país que los antorchistas queremos dejar a nuesrtos hijos, porque es un país ensangrentado, de migrantes, de desaparecidos, que nosotros queremos dejarles un país de progreso, por eso construimos un país de artistas, cantores, de poetas, un gran país y a través del arte vamos a despertar ese anhelo de trascender en el pueblo mexicano.
Dimensionar la magnitud y el significado de ese gran evento, para un servidor, solo fue posible mediante la conjunción de las condiciones que propiciaron el recinto, el contexto y la explicación de la importancia y grandeza que tiene la aplicación práctica de la teoría del arte antorchista, con tan encomiables resultados, que no se quedan en el reducido terreno del disfrute de un espectáculo, sino que buscan ser el hilo conductor de los deseos y anhelos por construir una patria más justa para todos los mexicanos, con ello estamos comprobando que el arte es revolucinario.
Por ello, termino diciendo, a riesgo de caer en chocante sensiblería, que con esta hazaña cultural y su impulso, ¡Estallo, hiervo, vibro, alas me nacen!
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