La credibilidad del gobernador del estado de Quintana Roo, que presiden el contador público Carlos Manuel Joaquín González, es cuestionada, su incumplimiento ha generado mucho enojo y desconfianza hacia su gobierno, su deficiente política de gobierno, su desatención hacia los grupos vulnerables es más que evidente, su carencia de obra pública y social lo señalan como un mandatario que no llenó las expectativas, que no supo, no pudo o no quiso cumplir lo que prometió a los quintanarroenses hace ya más de 5 años.
La creación de empleos, progreso y justicia social que ofreció en campaña Joaquín Gonzales lo llevó a convertirlo en gobernador de la entidad, pues ofreció y convenció a la ciudadanía sumida en la pobreza de que era la mejor oferta para encaminar a la entidad al desarrollo anhelado o al menos mantenerlo en el camino del progreso del que ya carecían desde hace muchísimos años.
Su discurso en aquel entonces, el de campaña, estuvo repleta de ofrecimientos, de promesas, de llevar bienestar a todas las familias, de mejores servicios públicos, de igualdad de oportunidades para todos, de cerrar la brecha de la desigualdad social, de empleo y de oportunidades de trabajo, de emprender obra urbana y rural, de ayudar a los hombres del campo, a las familias más necesitadas, de abrir y emprender oportunidades de desarrollo para los obreros, para las amas de casa, campesinos, profesionistas, para los estudiantes, en fin, era la meta convertir a la entidad en un paraíso de progreso.
Pasó el tiempo y la ilusión, ante esos ofrecimientos, se fue convirtiendo en desilusión, en decepción, en desengaño, en desencanto porque el proyecto que presentó el entonces candidato a la gubernatura Carlos Joaquín González se fue diluyendo como agua entre las manos porque muy poco de lo comprometido se hizo realidad.
Cuando los gobernantes incumplen sus promesas, su credibilidad es cuestionada severamente, su palabra cada vez vale menos y de continuar así, podemos asegurar que por lo que resta de su mandato, un año, valdrá menos que cero y eso es un gran peligro para su carrera porque un político sin credibilidad, sólo genera desconfianza y enojo, y eso se extiende para los que están cerca y se pagan las consecuencias.
Y es menester advertir que las consecuencias de esas políticas de insensibilidad, sin credibilidad, se paga con creces, ahí están los números de las pasadas elecciones, donde la gente, optó por otorgar su voto a Morena que, a los candidatos del PAN, el partido del gobernador, que iban en alianza con el PRI y el PRD; optaron por castigar al gobierno incumplido de Joaquín González que refrendarles de nuevo la confianza de seguir al mandato de este gran estado.
El mandatario estatal al igual que los alcaldes municipales que se olvidaron de la gente, que ignoraron sus llamados de auxilio en épocas de sequía, de inundaciones, de contingencia sanitaria a consecuencia del covid-19; que no hicieron obra pública, que no apoyaron con asistencia social, que mágicamente desaparecieron sus presupuestos sin poder justificar dónde lo invirtieron, sintieron el poder del voto ciudadano, ese que quita y pone gobernantes.
Sin embargo, las promesas ahí siguen y en tanto estén al frente del gobierno la sociedad tiene el derecho de exigirles las cumplan, tal y como lo está haciendo el Movimiento Antorchista, que ha retomado, al término de los tiempos electorales, la lucha para que Joaquín González y su camarilla cumplan con lo que prometieron, porque de lo contrario volverán a pagar el precio en el venidero proceso electoral que renovará la gubernatura del estado.
No podemos permitir que con el paso del tiempo se diluyan las promesas de bienestar que se realizaron en favor de los que menos tienen, de los más pobres; no cejaremos en el intento de hacer cumplir a un mandatario que ha demostrado su falta de compromiso, de valor para sí mismo y para con la sociedad, por ello retomaremos las negociaciones y de ser necesario llegaremos a las manifestaciones públicas y demostraremos que no nos intimidan las amenazas de gobernantes que pasarán a la historia como nefastos.
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