Nuevo León, el año pasado, pasó una de las peores crisis de agua de los últimos años; la desesperación de la población por agua se manifestó con protestas en las calles, gente peleando por agua, en resumidas cuentas, se vivió una época de terror para los regiomontanos.
Se sabe que la entidad ha tenido problemas por la escasa agua por su contexto natural, pero también hay quienes gastan más agua y no son los ciudadanos propiamente, sino las industrias, principalmente las refresqueras y cerveceras.
En los días que corren nos hemos enterado, vía los medios de comunicación, sobre los incendios que están azotando a las sierras de la entidad y parte del vecino estado de Coahuila.
Más de 450 personas han sido evacuadas por el incendio que inició en la comunidad de La Pinalosa, en el municipio de Arteaga, Coahuila, el cual ha avanzado 15 kilómetros hacia Nuevo León, consumiendo entre mil 200 y mil 400 hectáreas de la sierra de Santiago, informó Protección Civil a través de un comunicado.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor), informó que el denominado “Complejo de Incendios Forestales Nuevo León-Coahuila” comprende tres incidentes dentro del municipio de Galeana, y uno más de carácter interestatal, entre el municipio de Santiago en Nuevo León y Arteaga, en Coahuila, y eso que apenas comienzan con la sequía cada vez más fuerte.
La entidad, en cada temporada alta de sequía se ve afectada, pero ahora la situación es más grave debido a que hay escasez de agua en la zona metropolitana y varios municipios del sur del estado como Galeana y Dr. Arroyo.
Lo peor de todo esto es que ahora los estados se ven más emproblemados para resolver esta situación, pues el Gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, de un plumazo quitó los recursos que se asignaban al Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), y precisamente este servía para atender a las víctimas de desastres naturales y atender el problema ocasionado por algún desastre natural. En el discurso se pregona que a los pobres serán primero, que son a los que se les apoya, en los hechos la realidad es otra, a los pobres se les deja sin apoyo por desastres naturales, a los pobres se es deja sin apoyos sociales, a los pobres se les deja sin apoyo a la salud, sin ayuda a la educación de calidad, entre otros.
Por un lado, el problema del abasto de agua no se ha resuelto; y por otro, los incendios que ponen en riesgo vidas humanas, cultivos y áreas protegidas en la entidad. Ojalá la población reflexione y someta su voto al terreno escabroso de los hechos, que pongan en la balanza las buenas y malas acciones de los gobiernos, las elecciones se aproximan y también la oportunidad de cambiar está cerca.
Hay quienes se empeñan en ocultar la realidad, que está detenida en el tiempo, pero la realidad es terca, todo cambia, todo se mueve como decía Heráclito de Éfeso: “La única realidad, dice Eráclito, es el cambio. Todo en este mundo real es al mismo tiempo ser y no ser. Por ejemplo, el hombre es al mismo tiempo joven y viejo, vivo y muerto, porque uno se transforma constantemente en el otro. Nunca podrá mojarte en la misma agua del mismo río, porque el agua fluye y el río, a pesar de permanecer en sí mismo, es decir, sin duda manteniendo su propia identidad, se está transformando constantemente y moviéndose en otra cosa, porque las moléculas que lo conforman están constantemente cambiando y mutando”.
Desastres naturales o provocados por el hombre, los problemas de la sociedad misma si pueden ser atendidos y en gran medida tratar de resolverlos. Tal parece que las autoridades federales se enfocan mucho en el poder por el poder, pero la realidad los rebasa, el pueblo se da cuenta de lo que hacen y lo que no hacen.
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