En el mundo concatenado en que vivimos todo lo que nos rodea nos afecta para bien o para mal, y algunas aspectos o cuestiones sobremanera, de tal forma que no podemos perder de vista esta relación constante y continua con nuestro entorno social que sobresale de acuerdo con el modelo económico que nos rige y que, en lo absoluto, no es para bien de la mayoría de la población.
Nos invade día tras día la idea de pasear, adquirir mercancías de todo tipo que satisfagan necesidades nacidas de la realidad como el alimentarse, vestirse, calzarse, otras nacidas de la fantasía no tan necesarias para vivir bien sin exabruptos, pero que el modelo económico en la idea de vender sus mercancías creadas para satisfacer egos y realidades concretas nos las inculca que las ocupamos, que las necesitamos prácticamente desde que nacemos, haciéndonos creer que todo lo que se vende en el mercado lo necesitamos, y así encajar en la sociedad consumista en la que vivimos, sin que nos demos cuenta realmente de lo que si necesitamos para el buen vivir.
Todo esto, sumado a una educación inicial hasta la profesional, inducida claramente por el sistema generador y concentrador de riqueza en unas cuantas manos y la mayoría quedando en el desamparo, da por resultado individuos egoístas, insensibles y hasta inhumanos, preocupados solo por ellos y se olvidan de su entorno social y, por lo tanto, de sus congéneres que no tuvieron la posibilidad, la oportunidad de educarse para servirle también al sistema, quedando fuera en automático de este posible bienestar social y económico que lo mantenga absorto en su comodidad individual.
De aquí surge una pregunta: ¿Quién puede mejorar o cambiar este modelo económico degenerador de la raza humana?, salta a la vista los resultados desoladores del modelo que dice ser el mejor, pero la mayoría de la gente se encuentra sin educación sin como poder pagar las universidades ya no digo privadas sino publicas, sin acceder a la salud pública, sin oportunidades de trabajo, y los pocos trabajos existentes mal pagados que no le alcanza ni para comer bien, menos para vestirse, curarse y mucho menos para recrearse sanamente.
Debiera el gobierno ser el promotor y conductor de la salud económica y sociocultural de toda la población y sin dadivas, sin limosnas, sino repartiendo la riqueza producida por la clase trabajadora con mecanismos eficientes y expeditos por una simple y sencilla razón, que ellos son los que la producen, pero esto no sucede, entonces quien le pone el cascabel al gato, parece un callejón sin salida, pero resulta que, si analizamos bien, la salida a este callejón está por la entrada, como lo a dicho un sin número de ocasiones el líder nacional del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán; y el cascabel al gato se lo puede poner el pueblo unido, organizado y educado en el afán y fin de repartir la riqueza justa y equitativamente entre todos los actores.
Desafortunadamente, hasta ahora, el desarrollo económico social y cultural en el que nos desenvolvemos nos esta llevando a una descomposición social que, en el caso de Nuevo León, dada su condición de desarrollo económico y además su posición geográfica con respecto a su vecinos estados de Coahuila y Tamaulipas, que colindan con y el país vecino del norte que es consumidor enorme de todo tipo de estupefacientes lo cual genera un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de la delincuencia e inseguridad en todos los ámbitos de la población neolonesa, he aquí la concatenación de la cual no nos podemos excluir por arte de magia, todo está entrelazado, el pueblo tiene que comer y lo más fácil es volverse parte de la delincuencia a veces voluntariamente dada las tentaciones de contar con recurso para bien vivir y emular a las clase del poder y algunas otras ocasiones no tan voluntariamente se suman al crimen organizado y no.
Dentro del contexto de inseguridad y violencia de todo tipo que lacera a nuestra sociedad y que influye negativamente en las actitudes de niñas, niños y adolescentes y adultos es crucial analizar las estrategias tomadas por el gobierno en los distintos niveles para la construcción de un entorno justo y equitativo; la falta de contundencia en el discurso y los hechos sobre todo de las políticas públicas debilita la educación para la paz.
Datos oficiales de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León muestran que, en lo que va del año, son en total 967 homicidios los que se han cometido en diferentes municipios del área Metropolitana de Monterrey y municipios rurales de esta entidad. Siendo agosto hasta ahora el mes más violento. (www.reporteindigo.com)
La brutal violencia que vive hoy Nuevo León no nació con el gobierno de Samuel Alejandro García Sepúlveda, está claro que no, ni la solución esta solo en sus manos, ya decía yo que son problemas multifactoriales los que influyen y determinan el desarrollo de nuestra sociedad, pero vemos políticas totalmente fallidas como la de abrazos no balazos, que por el bien de todos primero los pobres y en su obstinación no se regresan a este callejón sin salida que está por la entrada; la verdadera transformación será lenta y tardara, sin embargo, sino se empieza a modificar de raíz el fenómeno de la violencia e inseguridad en todas sus variantes, todo esfuerzo será en vano y la población está a punto del colapsó.
Así que es la hora de tomar cartas en el asunto y primero generar condiciones de vida pública y privada para que la población en general no se vea tentada a ser parte del problema, sino de la solución. Manos a la obra señores gobernantes, o háganse a un lado, que el pueblo sensible, humanizado, organizado, unido y educado lo pude hacer.
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