Es fácil ver y oír en estos días en los medios de comunicación, acalorados señalamientos al desempeño de los gobernantes en turno; descalificaciones o alabanzas de todo tipo que con sustento o no, se dice que calan poco en el ánimo de la gente, ya que, según las encuestas oficiales, siguen teniendo altos niveles de aceptación; seguramente porque hasta ahora, nadie les ha hablado a los trabajadores, al pueblo llano, que también necesita entender qué pasa en este país.
Entre esa maraña de opiniones de todo tipo, surge la voz firme y contundente del líder de los Antorchistas, el maestro Aquiles Córdova Morán, que con la claridad que lo caracteriza, sin apasionamientos gratuitos, va señalando punto por punto lo que a su juicio se hizo bien o se hizo mal en el sexenio que recién concluyó para beneficio o en detrimento de las clases más desprotegidas; lo que se les quedó a deber a los más pobres de la nación.
“Mi intención no es hablar mal del gobierno del expresidente López Obrador como si yo le tuviera alguna animadversión, yo soy el líder de una organización popular que lucha por los intereses del país; los políticos no son mis enemigos personales; porque aquí lo que interesa es México; pero no cualquier México, sino el México de las grandes masas trabajadoras”. Señala en entrevista con la periodista Francis Martínez de la revista Buzos.
Agrega que en los años 70 cuando surge Antorcha, había una desigual distribución de la riqueza; la población en general carecía de los servicios básicos de educación, salud, y alimentación; todo eso, al final de este sexenio se mantiene básicamente igual. La concentración de la riqueza ha seguido incrementando en pocas manos.
En el terreno político sí hay cambios significativos. Se ha demolido el viejo estado mexicano, y se está concentrando el poder en el ejecutivo, ¿para qué? Hasta el momento nadie ha respondido a esta pregunta con claridad; es más, nadie ha explicado siquiera qué es la Cuarta Transformación y en qué consiste.
En el terreno económico, sin embargo, a pesar de que se declaró al neoliberalismo muerto y enterrado no pudieron hacerlo realidad, porque se trata de un fenómeno mundial que ingresó a nuestro país cuando atravesaba por una tremenda crisis y necesitábamos de la inversión extranjera, en el sexenio de Miguel de la Madrid y Salinas de Gortari. La entrada de esos capitales tuvo que ser bajo el modelo neoliberal que exige reducir al mínimo los derechos de las clases trabajadoras, como los salarios, el seguro social y las pensiones; la eliminación de los apoyos sociales como la educación, la salud gratuita y el apoyo a la vivienda; la desaparición de subsidios al gas, a la electricidad y al agua potable; pugna por que estos servicios se privaticen para que el gobierno, en vez de elevar los impuestos a las empresas para dotar de estos servicios a la gente, deje de gastar en ellos y les brinde más apoyo a las empresas. Esas condiciones tuvo que cumplir México y son las que prevalecen hasta el día de hoy.
Es cierto que se hicieron algunos cambios, pero no atacaron la médula del neoliberalismo. Uno de esos cambios consistió en las transferencias monetarias directas y el segundo fue el incremento al salario mínimo; sin embargo, aunque estadísticamente las cosas mejoraron, en la realidad todo siguió igual, porque los beneficiarios de esa política no han salido de la pobreza por el hecho de recibir un apoyo económico; y porque los aumentos salariales aunque justos, fueron insuficientes, porque ya venían arrastrando un rezago del 75 u 80%. Esos cambios, además, no obedecieron a un crecimiento económico porque la economía no ha crecido, lejos de eso, el Producto Interno Bruto (PIB) ha disminuido, pasando del 2 o 2.4% al 0.81%
Esos apoyos tampoco fueron motivados por una redistribución de la riqueza; porque ésta no solo siguió igual, sino que incrementó su concentración tal y como lo vimos en el caso de los más ricos como Carlos Slim, Germán Larrea, Salinas Pliego y otros, quienes acrecentaron su riqueza durante el gobierno de López Obrador; por lo tanto, la parte de la renta nacional que le toca al pueblo ha disminuido. ¿Entonces, de dónde han salido los apoyos que se le da a la gente? De los trabajadores que paga sus impuestos.
La soberanía de un país debe estar sustentada en la soberanía económica, en la soberanía política y en el poderío militar; y México no reúne esas tres condiciones.
Esto quiere decir que esta política no es sostenible y sorprende que ahora la doctora Claudia Sheimbaum esté prometiendo nuevas ayudas de este tipo, pero no dice cómo las va a financiar. Si la doctora quiere seguir apoyando con las tarjetas y el incremento a los salarios debe atender en serio el crecimiento de la economía. El problema es que hay desconfianza entre los inversionistas por la reforma judicial.
A AMLO le gustaba decir que no somos colonia de nadie, y a mucha gente le gustaba oír eso, pero la soberanía de un país debe estar sustentada en la soberanía económica, en la soberanía política y en el poderío militar; y México no reúne esas tres condiciones porque más del 80% de la riqueza que producen los mexicanos en un año (PIB) se lo vendemos a los norteamericanos. Si EE.UU. decidiera ponerles aranceles a nuestros productos nos metería en graves problemas. La soberanía política no existe: los políticos mexicanos tienen que conciliar con las clases dominantes del país y con los intereses de los EE.UU.; y, a veces, obedecerlos abiertamente. Si no lo hacen, los señores del dinero pueden paralizar la economía u obligarnos a cambiar decisiones, como pasó con el flujo de migrantes que AMLO tuvo que parar a petición de ellos. La soberanía militar tampoco la tenemos, porque le compramos armas a los Estados Unidos. No podemos hablar en serio de soberanía mientras no hayamos hecho los cambios económicos porque todo empieza por la soberanía económica que es la base de toda sociedad.
El maestro Aquiles Córdova recomendó a los mexicanos interesarnos más por lo que pasa en el mundo para entender la geopolítica, donde una parte muy importante del planeta no está de acuerdo con el neoliberalismo, porque está provocando que sólo unos 500 mil millonarios, de 800 mil millones de personas que somos en el mundo, concentren más riqueza que el resto de la población mundial. Ante esta brutal desigualdad, un grupo de países encabezados por Rusia y China están pugnando por que se establezca un nuevo orden mundial. El multipolarismo que proponen está siendo aceptado por muchos países porque promueve un mejoramiento económico para todo el mundo, en particular de los países menos desarrollados conocidos como sur global donde México está incluido.
Uno de los aciertos de López Obrador fue su política internacional; cuando se acerca a Nicaragua, a Cuba o a Venezuela, cuando no está de acuerdo con las sanciones que le imponen a China y Rusia, en ese sentido está en lo correcto; porque no podemos estar de acuerdo con España cuando le da asilo a un impostor que quiere ser presidente de Venezuela sin haber ganado las elecciones; sólo porque tiene el apoyo, el dinero y las armas del imperialismo norteamericano. ¿Quién es Pedro Sánchez para decidir quién es el presidente de Venezuela? Con esta lógica, mañana puede hacer lo mismo con México.
En este contexto, recordó que el Movimiento Antorchista, surgió hace 50 años para luchar contra la pobreza y en favor de los más desprotegidos, aunque muchas veces éstos nos odien porque no nos entienden o porque no saben quiénes somos y no conocen lo que hacemos; a 50 años de batallar con gobiernos del PRI, del PAN y finalmente de Morena, manteniéndose siempre fieles en la defensa de los intereses de la gente, hoy podemos decir que hemos avanzado en la solución de sus problemas, hemos ido conquistando el corazón de la gente para que se organice y los seguimos invitando para que se unan con nosotros para que juntos llevemos adelante un proyecto de país próspero, productivo, independiente y soberano que sea capaz de ir resolviendo su atraso económico y pueda tratar con los demás países de igual a igual. Para ello hemos tenido que lidiar con la clase política y con la clase del dinero; hemos tenido que avanzar incluso bajo las balas del enemigo metafórica y literalmente y, aunque no podemos decir que estamos a punto de ganar el poder de la República, sí creemos que vamos camino de lograrlo, porque Antorcha no está igual que cuando nació; ha crecido en número y ha crecido en conciencia de clase, hemos crecido en cantidad y en calidad y eso nos permite confiar en que Antorcha va por el camino correcto para convertirse en una verdadera alternativa política para el país.
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