Era una táctica común durante los gobiernos del PRI implementar una doble política exterior. Por un lado, se mostraban progresistas en el discurso internacional, ofreciendo asilo político a refugiados de guerras y persecuciones durante todo el siglo XX. Por otro lado, en los hechos, eran profundamente conservadores y serviles a los intereses de las potencias capitalistas, principalmente Estados Unidos. Se nos dijo que estas políticas neoliberales terminarían en 2018 con la llegada de la Cuarta Transformación (4T). Sin embargo, hoy están más vigentes y son incluso más peligrosas.
Servir al imperialismo estadounidense, incluso si eso significa que los mexicanos paguen las consecuencias.
Claudia Sheinbaum, representante del “segundo piso de la 4T”, ha adoptado en estos primeros meses de su administración la misma estrategia que su antecesor. Se rodea de mutuos halagos con mandatarios de “izquierda”, fotografiándose con líderes como Lula Da Silva o Gabriel Boric. Mientras tanto, mantiene una postura ambigua en casos como Venezuela y el exterminio palestino, y una peligrosa actitud servil hacia Estados Unidos. Esta última situación se intensificó en las semanas previas a la toma de posesión de Donald Trump como presidente, quien ha incrementado sus ataques contra sus vecinos inmediatos y su principal competidor económico, China.
Uno de los principales temas ha sido la inmigración, Trump prometió erradicar durante su primer mandato, junto con la construcción del muro fronterizo. En su momento, AMLO aseguró que abordaría el fenómeno de manera “humana”. No obstante, la realidad ha demostrado que el muro de Trump se materializó de facto en México con las políticas de la 4T. Según cifras de la Patrulla Fronteriza, de los 16 millones de migrantes que transitaron por nuestro país, 10 millones fueron detenidos en la frontera norte y más de 6 millones quedaron varados en territorio mexicano, muchas veces en condiciones infrahumanas.
El Instituto Nacional de Migración (INM) ha destacado por su falta de políticas eficaces y su escaso respeto a los derechos humanos. Solo en los primeros meses de 2024, se realizaron 454 mil 816 detenciones de personas migrantes sin documentos. Esta cifra, que la autoridad denomina “eventos”, es sin precedentes: nunca en la historia de México se había registrado un número similar en tan solo cinco meses (animalpolitico.com, 29 de julio de 2024). Estas cifras se acompañan de múltiples informes de violencia, como la muerte de 40 migrantes en un incendio en Ciudad Juárez en 2023, cuando funcionarios los dejaron encerrados en celdas mientras ardían las instalaciones.
La situación se ha agravado tras la reciente toma de posesión de Trump, ya que muchas de sus amenazas comienzan a concretarse: “El mandatario ha iniciado el camino legal para eliminar la ciudadanía por nacimiento a hijos de indocumentados, reactivado la construcción del polémico muro con México, decretado la emergencia fronteriza y movilizado tropas para frenar la inmigración irregular” (Elpais.com, 20 de enero de 2025). Según Carlos Loret de Mola, en su columna de El Universal del 22 de enero, los empleados del gobierno federal desconocen cuántos migrantes serán enviados por Trump a México, ni cuándo ni por dónde llegarán. Sin embargo, se ha dado por hecho que Claudia Sheinbaum ha aceptado convertir al país en un “tercer país seguro”, siguiendo el ejemplo de AMLO. Se estima que en tres meses podrían llegar hasta 500 mil migrantes, sin que exista un plan claro para atender esta crisis.
En el ámbito económico, y más allá de los intercambios superficiales entre Sheinbaum y Trump, preocupan las declaraciones del presidente estadounidense sobre un aumento del 25 % en los aranceles a las importaciones provenientes de México y Canadá. Este incremento sería devastador para México, dado que el 83 % de sus exportaciones tienen como destino Estados Unidos. En lugar de buscar nuevos socios comerciales o defender los intereses de los trabajadores que dependen de este sector, la 4T ha optado por limitar sus relaciones con China y los BRICS, alineándose completamente con los intereses estadounidenses. El “Plan México” presentado por Sheinbaum a inicios de año no es más que un regalo para el imperialismo estadounidense.
La doble cara de la 4T en política exterior evidencia sus verdaderos intereses: servir al imperialismo estadounidense, incluso si eso significa que los mexicanos paguen las consecuencias. México necesita una postura firme y coherente que represente los intereses de las mayorías, que lo haga respetar en el escenario internacional y lo vincule con naciones que buscan un mundo más justo y equitativo. Este papel, claramente, no lo podrá desempeñar la 4T.
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