La Pandemia sigue. Al día de hoy, según datos oficiales que aparecen en la prensa escrita, en México se han aplicado estudios especiales del Covid-19 a sólo 42 mil 702 personas, de ellas, 25 mil 138 resultaron negativos al virus, 11 mil 717 son sospechosas de tener coronavirus, y 5 mil 847 están contagiadas y se supone que en tratamiento para salvar sus vidas; pero en la contabilidad que dan no suman las 449 personas que ya fallecieron. Si tomamos en cuenta que la semana pasada, el Subsecretario de Prevención de la Salud del Gobierno Federal, el Dr. Hugo López-Gatell, afirmó que en realidad por cada caso confirmado debe haber de 10 a 12 casos más sin detectar (El Financiero, 08/04/2020), ya podemos imaginar lo que en realidad está sucediendo con el Covid-19 en nuestro país.
Otro argumento adicional para temer que los contagios y muertos en México pudieran ser muchos más de los que se informan en los datos oficiales, es el caso de nuestro vecino del norte, los EE. UU. En una de las graves crisis económicas pasadas, que también tuvo un carácter global, oí decir a los medios que, dada nuestra casi absoluta dependencia económica de la economía norteamericana, si en materia económica, a Estados Unidos le diera un pequeño "resfriado", a México le daría una "pulmonía fulminante". Y en materia de salud sinceramente yo no creo que sea distinto. Según datos publicados el día de ayer, proporcionados por el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que monitorea las estadísticas internacionales, recientemente Estados Unidos marcó un trágico y macabro récord, al llegar a 2 mil 228 muertos por coronavirus tan sólo en las últimas 24 horas, para sumar a un total de 25 mil 757 fallecidos; pero las personas contagiadas suman ya más de 605 mil 193. La Universidad citada dice que la cifra de contagiados por Covid-19 en el país norteamericano supera en más de tres veces la de cualquier otra nación del mundo. No olvidemos que son cientos de miles de mexicanos los que viven de las remesas que envían nuestros compatriotas que cultivan los campos y hacen funcionar restaurantes y otros muchos negocios de los norteamericanos. ¿Estamos protegidos los mexicanos de la desgracia mortal de los estadounidenses? Yo creo que no.
¿Y en Colima? En la prensa local de hoy leí que López-Gatell informa que Colima no ha reportado fallecimiento alguno por coronavirus. Por su parte, el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Salud, la doctora Leticia Guadalupe Delgado Carrillo, informó que los siete pacientes que dieron positivo al coronavirus ya están plenamente recuperados, por lo que entendemos que se trabaja ahora sólo en la atención de los 25 casos sospechosos. Entonces, ¿En Colima somos inmunes al Covid-19? Nada de eso. Primeramente, hay que decir que, si el Sector Salud colimense, reporta únicamente 7 casos confirmados ya en recuperación, más 25 sospechosos del contagio y 89 casos negativos, esto significa entonces que sólo se han realizado 121 estudios, ¿cuál sería el resultado si aplicaran estudios por lo menos al 10 % de la población que significarían algo así como 80 mil habitantes? Por otro lado, no olvidemos que muchas de las familias colimenses, tienen su origen genealógico en los vecinos estados de Michoacán y Jalisco; en el primer caso, son 12 los michoacanos muertos y 72 casos positivos, en el segundo se reportan 11 muertos y 176 contagiados. Y en tercer lugar, no olvidemos lo que ya dijo López-Gatell: por cada caso confirmado debe de haber 10 o 12 casos más sin detectar. Yo por eso, mejor me quedo con lo que dijo también la Doctora Delgado Carrillo en su entrevista del día de ayer: "No podemos confiarnos".
Entonces, como ya opiné en otro trabajo similar a este, para frenar la pandemia del Covid-19, la mejor vacuna en estos tiempos es quedarse en casa. Y como ya dije también, aquí es donde verdaderamente se demuestra con más evidencia, la diferencia de clases sociales. Ahora, como en toda contingencia, es cuando los gobiernos se muestran con una insensibilidad social tal que ofende incluso al más iletrado de los pobres. ¡Quédate en casa!, le dicen al trabajador que vive de su magro ingreso diario, como si eso fuera una alternativa voluntaria. ¿Acaso los gobiernos como AMLO no saben en realidad como es que viven los pobres? No puede quedarse en casa el campesino que cultiva su tierra en espera de la lluvia, ni mucho menos el jornalero que necesita unos pesos para comer a diario; no puede dejar de ir a vender el vendedor ambulante de las calles ni el que espera al marchante en los mercados y los tianguis; no deja nunca de trabajar en la obra el albañil, como no deja nunca de ir a su tiendita el tendero ni la trabajadora doméstica a limpiar donde la ocupen. Nunca dejará de trabajar el que debe la renta, la colegiatura, el agua, la luz, el internet, la mensualidad en la mueblería o en otro lugar. Nunca dejará de trabajar el pobre porque tiene qué comer él y su familia, aunque sea poco numerosa. Nunca. Por eso es que en el Movimiento Antorchista decimos, que, si los gobiernos en verdad quieren confinar en sus casas a los pobres, deberían primero resolverles a todos el sustento y la alimentación. Ingreso permanente y comida para todos sin tener que salir a trabajar. Y entonces se quedarán en sus casas.
Querer confinar al pobre sin darle de comer es solo una hipocresía más. Con el coronavirus, los gobiernos nos quieren tratar ahora como iguales, cuando toda la vida nos trataron como diferentes. Es momento de alzar la voz por todos. Es momento de decir a todos los gobiernos que prometieron todo en campaña, así como dijera Esopo en su célebre fábula "El fanfarrón": "Hic Rhodus, Hic salta". Aquí es Rodas, señores políticos, aquí salten, es hora de que cumplan lo que prometieron. El tiempo se agota y el pueblo se cansa.
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