El próximo lunes será el regreso a clases presenciales decretado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y este se dará sin contar con una estrategia clara y en medio de la improvisación, sin una evaluación precisa del estado de las escuelas y sin protocolos de sanidad que pondrán en riesgo el derecho a la salud y a la educación de calidad de millones de niños y jóvenes, quienes estarán expuestos a ser victimas de contagios de covid-19.
Las autoridades sanitarias reportaron que del 7 al 18 de agosto se registraron nueve mil 400 nuevos contagios de covid en niños de entre cinco y 14 años de edad, de ellos 172 ingresaron en alguno de los hospitales del país por complicaciones de la enfermedad. En ese periodo cinco niños y adolecentes que tenían entre cinco y 14 años de edad fallecieron en hospitales, según datos de la dirección General de Epidemiologia de la Secretaría de Salud.
Desde hace varias semanas, hay un vigoroso y valiente movimiento de miles de estudiantes, de todo el territorio nacional, que han venido denunciando con todos los medios a su alcance que no hay las condiciones para el regreso a clases presenciales y exigen de manera enérgica al Gobierno federal que los jóvenes y niños sean vacunados; a la par que demandan a la Secretaria de Educación Pública el mantenimiento y rehabilitación de los centros educativos y la realización de pruebas rápidas, entre otras más, que permitan garantizar la salud tanto de los profesores como de los alumnos.
Es de todos conocido que la inmensa mayoría de las escuelas públicas no tienen las condiciones mínimas para volver a las actividades presenciales de forma segura, son miles de ellas las que no cuentan con instalaciones sanitarias y agua potable que garanticen el lavado de manos constante por parte de los estudiantes.
Pero lo que esta claro es que en nuestro país no hay una preocupación genuina, por parte del presidente y su gobierno, por la salud de los mexicanos, sino más bien “el interés prioritario de la restauración inmediata del funcionamiento de la economía” y por ello se ignoran y menosprecian los recursos que proporciona la ciencia para salvaguardar la vida de todos. Los riesgos son reales y muy altos y lamentablemente ante este peligro hay un mutismo sepulcral por parte de la inmensa mayoría de los defensores de los derechos humanos, que permitirán con su silencio que se cometa un acto genocida.
Aunque parezca exagerado, lo que esta por suceder, es un plan genocida de las altas cúpulas políticas e instituciones que provocará la muerte de niños y jóvenes, justificando este plan por la baja calidad académica y la deserción escolar, problemas muy graves resultado del pésimo manejo de la educación por parte del gobierno federal.
La pandemia vive su peor momento de contagios y el regreso a clases será como echarle leña al fuego y complicará mucho un escenario en el que el gobierno apuesta a que la enfermedad se contenga por si sola, algo que indudablemente no sucederá. López Obrador y su gobierno han desistido de llevar cualquier acción conducente para disminuir los contagios.
A estas alturas, existe ya bastante información de cómo sí sería posible un regreso aceptablemente seguro a las aulas escolares, el problema es que ello implica la utilización de recursos que el gobierno no quiere distraer de sus proyectos caprichosos. De las medidas a tomar, si verdaderamente se quiere garantizar la vida de los estudiantes están las siguientes: aplicación masiva de pruebas de detección de casos antes del inicio de clases; uso de cubrebocas por parte de alumnos y personal educativo; mantener bien ventiladas las instalaciones educativas y llevar a cabo la inoculación de niños y jóvenes con carácter de urgente.
Pero todo parece indicar que una vez más se ignorará a la ciencia y se dejará que cada quien se cuide y cuide a su familia como pueda y con los pocos recursos que tiene a su alcance. Una vez más la realidad nos comprueba que el slogan de “primero los pobres” ha sido un vil engaño y que la construcción de una sociedad más justa solo será posible cuando verdaderamente el pueblo se organice y eduque y mande al basurero de la historia a charlatanes y mesías que solo se han aprovechado de su miseria.
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