Desde que el actual presidente de México lideraba la oposición, construyó un discurso eficaz para describir los males del país basándose en la lucha contra la corrupción y los privilegios de la clase gobernante (cosa cierta).
Esto, tras unos doce años de campaña, generó la simpatía de millones de ciudadanos que creyeron que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) era el político ideal para terminar con las injusticias imperantes.
El aún mandatario mexicano ha tenido que acudir a la mentira y la calumnia para sostener la credibilidad de su Gobierno, reforzado con un aparato propagandístico que encabeza todos los días en la conferencia matutina.
Ante cualquier error, AMLO encuentra como explicación la conjura y el complot de sus adversarios “que se resisten a perder sus privilegios”, y si alguien le reclama por la inseguridad, él dice que lo quieren desprestigiar.
Con los programas de entrega de dinero, está cerrando su sexenio con simpatía; basta decir que esta proviene de las personas que se benefician directamente de las ayudas, las cuales han creado dependencia en millones de mexicanos que votaron por la continuidad de esta política.
El doctor Luis Estrada, destacado analista político, en su obra El Imperio de los Otros Datos, exhibe que van más de 200 mil mentiras, falsedades e inexactitudes espetadas a lo largo del Gobierno del tabasqueño.
Según el diccionario, la mitomanía es un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica, de tal forma que la persona que lo padece falsea la realidad para su conveniencia.
Eso, desafortunadamente, lo padece López Obrador, quien usa los micrófonos de la Presidencia para descalificar, señalar y perseguir a quienes considera enemigos del proyecto de una nueva clase gobernante que reclamaba su oportunidad al frente de la nación.
AMLO ha optado por vivir en un mundo alterno donde culpa de todo al pasado. Ante cualquier error, encuentra como explicación la conjura y el complot de sus adversarios “que se resisten a perder sus privilegios”.
De tal modo, si alguien le reclama por la inseguridad, él dice que lo quieren desprestigiar; si se denuncia la falta de medicinas en hospitales públicos, acusa a los del Prian; cuando se demuestra el pésimo estado de las carreteras, minimiza el problema o refiere que le dejaron un cochinero los corruptos.
Lo peor es que hay gente que sigue creyendo en estas afirmaciones, cuando ya han pasado prácticamente seis años desde que asumió el poder.
Eso podía aceptarse en el primer año de Gobierno, a los tres como mucho, pero ya está por terminar el sexenio y ese argumento ya no tiene validez. Sin embargo, algunos de sus seguidores lo siguen defendiendo como si estuviera tomando los hilos de la federación.
Así se justifica la ausencia de resultados de su Gobierno, por ejemplo, en el combate a la inseguridad. A la fecha, se cuentan más de 194 mil mexicanos muertos en actos violentos, más los miles de personas desaparecidas en un México donde él cree que la gente es feliz por la política de "primero los pobres".
Por otra parte, hay datos que demuestran cómo crecieron las fortunas de los magnates mexicanos que hicieron grandes negocios al acoplarse con la 4T. En cambio, al pueblo se le ha conformado con las becas que recibe de forma periódica.
Recordemos cómo estuvo en contra de las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que contabilizaba 58 millones de pobres en 2023. De tal forma, empezó la guerra contra organismos autónomos que demostraban que el reparto de dinero no estaba terminando con la pobreza.
Ante eso, se le ocurrió medir el bienestar, que es sinónimo de felicidad, ambas cosas tan subjetivas y relacionadas directamente con la política de ayudas dispersadas por el Gobierno. La guerra por desaparecer a las instituciones autónomas no ha terminado, se trata de combatir a todo aquel que se atreva a cuestionarlo.
El Movimiento Antorchista fue víctima de la estrategia de la mentira y la calumnia, pues desde su gira de agradecimiento, López Obrador se dedicó a repetir que los líderes se quedaban con el dinero del pueblo, provocando el linchamiento mediático y el repudio de los mexicanos en general.
Por ello, los antorchistas tenemos muy presente que cuando se le vienen problemas graves puede acusar a la organización de ser la causante de ellos.
Otra calumnia: el pasado 9 de agosto del presente año, el mitómano en cuestión mintió al declarar que Antorcha estaba detrás del bloqueo en la autopista México-Puebla.
En consecuencia, el Movimiento Antorchista Nacional salió a desmentir la cínica aseveración, pues no tuvo nada que ver con esas protestas. Cuando ha protestado, como derecho constitucional, siempre lo da a conocer previamente a través de los medios de comunicación y otros medios a su alcance.
En esta última ocasión, como en las anteriores, López Obrador quiso ocultar su incapacidad e indolencia para atender las problemáticas sociales y no escuchar a la población que exige atención a conflictos de diversa índole que afectan a los mexicanos.
Desgraciadamente, muchos siguen creyendo en un proyecto lleno de manipulación ideológica y compra de conciencias con dinero del erario que hace falta en otros aspectos de la vida pública de México.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario