Jóvenes de las Casa del Estudiante “José Martí”, albergue estudiantil con más de tres décadas de existencia, después de su fundación en 1980, ha realizado protestas públicas y pacíficas para demandar al alcalde de la capital, Enrique Galindo, les restablezca el apoyo con que ha contado desde hace muchos años y que la actual administración municipal, sin ninguna razón les retiró.
El albergue cumple una función social importante: proporcionar a jóvenes de muy bajos recursos económicos de las zonas rurales de SLP que quieren terminar una carrera profesional, hospedaje, alimentación y gestión de becas; además de contribuir a la formación de éstos con talleres de actividades culturales como la danza, la poesía, el teatro.
Todo joven de escasos recursos económicos, que vive en una comunidad apartada, por ejemplo, Bocas, La Pila, Escalerillas, donde no hay centros de educación superior, y arde en deseos profundos de tener una carrera universitaria para sacar adelante a su familia y realizarse profesionalmente, puede ingresar al albergue ubicado en el barrio de Tlaxcala de la capital.
No es fácil para los jóvenes dejar por temporadas –en vacaciones se da la oportunidad de reencontrarse con los seres queridos- a su familia y alejarse de su terruño que los vio nacer. Pero todos hemos sido jóvenes y sabemos que en muchos anida el deseo de superación y preparación profesional. Quiere uno, como se dice, comerse el mundo y ayudar a la familia a salir de la pobreza.
Así muchos jóvenes se vienen a la capital donde el albergue los orienta sobre las opciones que tienen en las distintas escuelas de nivel medio y nivel superior, les da cursos de preparación para sus exámenes de admisión a fin de que tengan éxito.
Imagínese, lector, cuantas generaciones, desde hace más de 30 años, han terminado una carrera profesional con el respaldo de este albergue estudiantil. Y la labor de éste ha sido la misma: ayudar a los jóvenes dándoles condiciones para sus estudios. Si alguien duda, las puertas de La Casa del Estudiante “José Martí” están abiertas y podrá conocer sus instalaciones. Los dormitorios, la sala de estudio con su biblioteca, el gran patio con techado, donde se escucha el taconeo, el movimiento de faldas y los gráciles movimientos de los jóvenes que ensayan danza y baile folclórico.
Me siento plenamente identificada con esos jóvenes de la Casa del Estudiante “José Martí”, ya que la que estas líneas escriben, perteneció y pudo terminar una carrera profesional gracias en gran medida a un albergue estudiantil en mi estado natal, Tamaulipas.
Recordaba lo que escribí hace un año con relación a mi experiencia personal como estudiante: …Terminé la secundaria, mi mamá, (una persona a quien admiro mucho, pues nos sacó adelante), muy preocupada me decía: “Hija, ya no te puedo seguir dando estudio, si quieres tendrás que trabajar”, sentí que el mundo se me venía abajo, no sabía qué hacer. Yo quería seguir estudiando.
Un año después, tuve la oportunidad de conocer a la maestra Teresa Alvarado Ornelas, fue ella quien me platicó de que existía una Casa de Estudiantes, que esa era la solución para terminar con mi educación; convencí a mi mamá; fue creo mi primera rebeldía, le dije que me iba a una casa de estudiantes en donde me darían la oportunidad de continuar con mis estudios. Y desde entonces pisé esa casa, fue que cambió totalmente mi vida. Me inscribí en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), hice mi licenciatura en Ciencias de la Comunicación.
Sin duda, es una inmensa insensibilidad del alcalde de la capital dejar a los jóvenes de este albergue sin un apoyo para pagar cosas tan elementales como el agua, la luz, entre otras cosas. Es necesario decir que ninguna administración municipal anterior se había atrevido a tomar esa medida que perjudica a los estudiantes más humildes reprobemos esa política municipal de ver todo a poyo a los pobres como un fardo del que hay que deshacerse.
Apoyemos a los jóvenes de la Casa del Estudiante “José Martí” en sus reclamos justos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario