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Eliminar examen Comipems, ¿solución para la educación en México?

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En estos días se dan a conocer los resultados de los 276 mil 853 aspirantes que cumplieron los requisitos para obtener un lugar en uno de los planteles de las instituciones y subsistemas educativos que forman parte de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), de acuerdo con la edición 2023-2024 del concurso de admisión.

Recordemos que este examen ha generado diversas opiniones después de que la candidata y hoy presidenta electa, Claudia Sheinbaum, se refiriera a esta prueba, manifestándose por su eliminación. Sin embargo, especialistas en educación advierten que esta medida no resolverá los problemas de desigualdad en el sector educativo.

Sheinbaum ha designado a Mario Delgado, próximo titular de la SEP, para revisar el modelo de educación media superior en México, con la finalidad de eliminar el examen Comipems. 

¿Qué es la prueba Comipems? Es un sistema que gestiona la asignación de estudiantes a las distintas escuelas de Educación Media Superior (EMS) en la Ciudad de México y el Estado de México. Fue creado en 1995 y agrupa diversas instituciones educativas de la Zona Metropolitana del Valle de México, incluyendo la UNAM, el IPN y otras.

Su función principal se divide en dos aspectos:

Gestión de la demanda: Dada la gran cantidad de escuelas y estudiantes, Comipems organiza quién va a qué escuela.

Asignación de lugares según el rendimiento: Utiliza un examen para determinar a qué escuela asistirá cada estudiante, basado en sus calificaciones.

Hasta ahora, la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, no ha dado detalles de su propuesta de retirar la prueba; sólo ha dicho que:

“No tendría por qué haber una situación en donde el adolescente, desde los 15 años, ya dice ‘me mandaron a la peor escuela’, porque todas las escuelas deben ser igual de buenas” (El Economista, 15 de julio de 2024).

Sheinbaum ha designado a Mario Delgado, próximo titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), para revisar el modelo de educación media superior en México, con la finalidad de eliminar el examen Comipems. 

Particularmente, se plantea que todas las escuelas sean “buenas”, que se construyan las escuelas que hagan falta y que los alumnos se asignen en escuelas cercanas a su domicilio.

¿Qué nos dice la realidad sobre esto? ¿Será la solución para la educación media superior en México, o solo una promesa de campaña? Primero, hay que tener en cuenta que Mario Delgado es economista de formación y asume al frente de la SEP el reto de supervisar uno de los sistemas educativos más grandes de América Latina, con cerca de 2 millones de maestros, más de 30 millones de estudiantes y alrededor de 255 mil escuelas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Es importante señalar que no tendremos datos certeros para saber qué escuelas son “buenas”, dado que la presente administración ha sido reacia a la construcción de un sistema de evaluación integral, y un sistema de indicadores integrado ha hecho aún más compleja la evaluación y el monitoreo efectivos de las políticas públicas, como ocurrió recientemente con la negativa de llevar a cabo la prueba piloto para la aplicación de la prueba PISA en nuestro país.

Se escucha bien que se construyan escuelas, pero según datos oficiales, en el nivel medio superior, solo el 75.4 % de los planteles cuentan con agua potable; solo el 86.7 % tienen electricidad; el 84.8 % tienen sanitarios; el 80.3 % tienen lavabos; y únicamente el 38.6 % tienen instalaciones adaptadas para personas con discapacidad.

En ninguno de esos indicadores se tienen avances reales respecto de los datos del propio Informe de Gobierno de 2018.

Sobre la posibilidad de que la asignación de planteles sea por cercanía del domicilio de los estudiantes, no se cuenta con suficiente cobertura, y esto sólo podría incrementar las desigualdades educativas, ya que limitaría a los jóvenes a opciones que podrían no ser atractivas para sus intereses o generar rezagos en regiones donde las escuelas disponibles sean de bajo nivel.

Debemos reflexionar sobre la situación real en que vivimos día a día y tener claro que, para garantizar que todos los estudiantes en México tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación de calidad, es no sólo necesario, sino fundamental, realizar ajustes que consideren las desigualdades socioeconómicas.

Sólo así podremos avanzar hacia un sistema educativo más justo y equitativo. La educación es esencial para mejorar la calidad de vida y construir un país más justo.

Si queremos un México más equitativo, debemos asegurarnos de que todos tengan las mismas oportunidades de acceso a una buena educación.

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