En los días que corren, hemos visto cómo se han destapado oficialmente las corcholatas y ha comenzado la carrera por la candidatura presidencial y, como era de esperarse, en el partido Morena están listos y dispuestos a ganarse su lugar los principales favoritos: Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard, quien renunció al cargo de Secretario de Relaciones Exteriores el 12 de junio; y Adán Augusto López, que hasta el día 15 de junio era el titular de la Secretaría de Gobernación.
Otros nombres suenan tras bambalinas como el del senador con licencia Ricardo Monreal Ávila; el senador con licencia Manuel Velasco Coello, quien fue el coordinador de la fracción parlamentaria del Partido Verde Ecologista de México; también el diputado federal con licencia Gerardo Fernández Noroña. Este último se ha promovido, desde hace varios meses, como el candidato natural y posible sucesor del presidente, aunque no forma parte del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, sí está afiliado a la Cuarta Transformación como integrante de la bancada del Partido del Trabajo.
En un principio, también fueron mencionados, por el propio Andrés Manuel López Obrador, otros políticos de renombre como: el embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente Ramírez; Tatiana Clouthier Carrillo exsecretaria de Economía; el actual embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma Barragán; y por último la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.
Una y otra vez, desde que Andrés Manuel López Obrador comenzó a utilizar el término corcholatas, tal vez no quede duda de porque usa esa expresión, aun así, sería interesante saber de dónde proviene esa palabra que comúnmente, al escucharla, inmediatamente la relacionamos con una tapa de alguna botella de refresco. Entonces, ¿qué tiene que ver con la política?
Ahora bien, ¿de dónde proviene la palabra corcholata y por qué se utiliza en el argot político actual? Corcholata es un término formado por la combinación de las palabras “corcho" y "lata", y su significado está relacionado con la tapa de metal utilizada para sellar las botellas, generalmente de vidrio.
Según la definición del Diccionario del Español de México, se describe como una lámina de metal con corcho en su interior que se utiliza para sellar botellas, particularmente de bebidas gaseosas y cervezas. Sin embargo, en la actualidad, la capa interna que garantiza la hermeticidad ya no está hecha de corcho, sino de plástico.
La corcholata fue patentada en 1892 por William Painter, un irlandés naturalizado estadounidense. Originalmente era conocido como "tapón corona" debido a su forma, era un disco de metal que se colocaba en la boca de las botellas para sellarlas. Gracias a su producción fácil y económica, así como a su capacidad para retener los líquidos, comenzó a reemplazar al corcho. Se le empezó a llamar corcholata porque inicialmente tenía un trozo de corcho en su interior.
Después de esta resumida explicación del significado y un breve repaso de la historia de la corcholata, adentrándonos al tema que hoy quiero esbozar en estas líneas, diré que, en el contexto de la política mexicana, el término corcholata se utiliza como una metáfora.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha utilizado esta palabra para referirse a la sucesión presidencial en 2024, diciendo: "Ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo" en su conferencia mañanera del 12 de julio de 2022 desde Villa Hermosa Tabasco. En el pasado era tradicional que el presidente en funciones designará a su sucesor, quien se mantenía en secreto hasta que el mandatario decidiera revelar al "tapado".
Este término fue creado por el escritor y caricaturista Abel Quezada durante la administración de Adolfo Ruíz Cortines y López Obrador transformó este concepto de "tapado" en "corcholata" para referirse a su posible sucesor, en la presidencia, en caso de ganar las elecciones de 2024.
Pues bien, convendría, para usted, amable lector, el presentar la biografía personal de cada uno de los suspirantes, todos ellos personajes con una trayectoria dentro de la política nacional a los que se les compara con una corcholata, sin embargo eso nos llevaría una serie de varios artículos para relatar la vida, los currículos vitae de cada uno de ellos, de donde han salido, cuáles han sido y son sus resultados de los cargos públicos que han ocupado durante su carrera política, en que partidos políticos militan antes de pasar a las filas de Morena, por qué muchos de ellos han sido parte del gobierno por más de diez años, etc., etc. Sin embargo, me limitaré a decir que, la gran mayoría de ellos, representan a corrientes e intereses diferentes pero, al final de cuentas, pertenecen o comulgan con la ideología de López Obrador sobre la cuarta transformación.
En México existen regulaciones y restricciones para los funcionarios gubernamentales que tienen aspiraciones presidenciales, pero, sin descaro ni vergüenza, a la vista de todos los mexicanos no son respetadas. De acuerdo con la legislación electoral del país, todos aquellos servidores públicos que ocupen cargos ejecutivos, como alcaldes, gobernadores o jefes de gobierno de la Ciudad de México, deben renunciar a su puesto, sin embargo, las “corcholatas” más emblemáticas han venido haciendo campaña anticipada pasando por alto, como su mentor, las leyes habidas y por haber. Si desean postularse como candidatos a la presidencia, deben presentar su renuncia al cargo correspondiente al menos seis meses antes de las elecciones; solo Marcelo Ebrard lo ha hecho, los demás están por verse.
El propósito de esta normativa es asegurar la equidad en las contiendas electorales y prevenir el uso indebido de los recursos y el poder del cargo para favorecer a un candidato en particular. Pues bien, en teoría, eso manda la constitución en materia electoral, sin embargo, la realidad es otra, ya que, por el contrario, y muy a pesar de ello, hay propaganda que se puede ver por todo lo largo y ancho del país, miles y miles de bardas pintadas y espectaculares con la leyenda #EsClaudia, #AhoraesAdán, #ConMarceloSi, colocadas hasta en las comunidades más alejadas y en todos los municipios del país ¿quién la paga?
Al mes de junio, del presente año, se cumplen ya cuatro años y medio de la llegada al poder de Morena, representada por López Obrador y los resultados de su mandato están a la vista, la economía está por los suelos, la inseguridad ha crecido en cifra alarmantes; la salud aún no alcanza los niveles que tiene Dinamarca, al contrario, desapareció el Insabi; no hay inversión en la educación ni en la infraestructura social; la calidad de vida sigue empeorando un día sí y otro también; no se han generado suficientes empleos, los salarios no cubren siquiera la canasta básica; la pobreza a crecido más en la actual administración de Obrador, pasó de 51.9 a 55.7 millones, y la pobreza extrema, según el informe de resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) 2022, se incrementó de 8.7 a 10.8 millones de mexicanos. El informe refleja la cruda realidad, una vez más, que el país está experimentando. Pone de manifiesto el incremento en los niveles de pobreza y pobreza extrema, además, la falta de acceso a atención médica digna para los más vulnerables y el desplazamiento del hambre de las áreas rurales a las urbanas. Estos datos evidencian el fracaso y una situación social desastrosa debido a la implementación de políticas inadecuadas encabezadas por el omnipotente López Obrador.
Las elecciones presidenciales en México están programadas para el domingo 2 de junio de 2024. Se espera que una gran cantidad de ciudadanos mexicanos, más de 95 millones, acudan a votar y elijan al próximo presidente, quien ocupará el cargo número 66 y será el sucesor de Andrés Manuel López Obrador. Mientras tanto, las corcholatas ya fueron destapadas.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario