Los habitantes de Jalisco, al igual que muchos mexicanos padecemos las consecuencias de las políticas erróneas que el gobierno de la autollamada Cuarta Transformación ha implementado para atacar los graves problemas que laceran la vida en México.
A problemas como la inseguridad, el mal sistema de salud, la falta de apoyo al campo, la mala calidad de la educación, la falta de servicios básicos, se sumó el incremento de los precios de la llamada canasta básica de alimentos, como resultado del incremento en la inflación que se registró en el territorio mexicano desde finales del año 2021.
Pese a las medidas implementadas por el Gobierno federal y del Banco de México para contener la subida, el índice de precios se situó en 7.88 por ciento en la primera mitad de junio y un 0.49 por ciento más que en la quincena anterior, su mayor nivel desde enero de 2021 según datos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) a finales del mes de junio del presente año.
Desde finales de 2020, los mexicanos han visto cómo el poder adquisitivo de sus ingresos ha ido a la baja a medida que la inflación avanza desbocada a niveles no vistos en los últimos 20 años. A finales de diciembre de 2021, surtir la despensa con los de productos básicos para una dieta familiar, incluyendo aceite, carne, pollo, verduras, tortillas, frutas y legumbres, entre otros productos, tenía un precio de entre 763 pesos a 1.000 pesos, de acuerdo con los datos recabados, tanto en mercados como en tiendas de autoservicio, por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), 113 días más tarde, esta canasta básica elevó su coste a un rango de 1.037 pesos a los 1.229 pesos, un incremento de hasta un 35 por ciento en menos de cuatro meses, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).
Desde los pequeños comercios hasta los grandes puntos de venta, comerciantes y marchantes lidian con el mismo fenómeno, la mayor escalada en los precios de los alimentos de las últimas dos décadas. Un alza que ha obligado a los productores a hacer malabares con los precios, mientras los clientes finales, que apenas van saliendo de la crisis económica originada por la pandemia del covid-19, han optado por reducir sus compras, eliminar productos o sustituirlos por otros más económicos para reducir la presión.
Según informes del Coneval, durante el mes de abril, en las ciudades la canasta básica se incrementó en 12.4 por ciento y en las zonas rurales en 13.3 por ciento, en comparación con el mismo mes del año pasado. Este incremento de precios varía según la zona geográfica de que hablemos, pues muchos productos agrícolas se han visto afectados ya sea por la sequía o por las lluvias torrenciales y, pese a ello, no existen apoyos por parte del gobierno de la 4T para los agricultores; por ejemplo, para la compra de fertilizantes, cuyo precio ha subido de manera alarmante desde el segundo semestre del año 2021 a más del 300 por ciento.
Los lamentos de amas de casa que acuden a surtir la despensa semanal para alimentar a su familia son cada vez más comunes. Basta con caminar por los pasillos del tianguis de canasta básica o mercado sobre ruedas para escuchar comentarios de cómo el dinero no les alcanza, que con lo que surtía su despensa el año anterior ya no compran ni la mitad hoy, que subió la papa, el aguacate o el aceite. Como buenas administradoras de los pocos recursos del hogar, las amas de casa recorren tienda por tienda y puesto por puesto en busca de los precios más bajos de los productos para ahorrarse unos cuantos pesos y así “estirar” más su presupuesto.
Frente al mayor aumento de precios en los últimos 20 años, el presidente de México presentó una serie de medidas, pactadas con los empresarios para intentar atajar la inflación. El plan contempló la homologación de precios en los 24 productos de la canasta básica de la Profeco durante seis meses, una mayor producción de granos y exención de cobro de aranceles en la importación de alimentos y fertilizantes para abaratar los costos de la cadena alimentaria: el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC),
A decir de especialistas en temas económicos el PACIC, presentado por el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, resultó insuficiente. “Se trató de una ocurrencia vestida de política pública, una medida que resultó artificial, una política de control de precios que funcionará solo a corto plazo”, señaló David Lozano, académico de la Facultad de Economía de la UNAM.
Pero el PACIC no solo no convenció a expertos, los consumidores finales sin ser expertos en economía, pero que a diario se ven en la imperiosa necesidad de comer, viven en carne propia lo errado de dicho programa federal. "La situación está muy difícil, yo no creo que los precios vayan a bajar, los precios siguen subiendo, pero la gente no puede dejar de comer”, comenta un ama de casa al ser cuestionada sobre la actual situación económica del país.
Hoy como resultado de la mala estrategia de atención de la pandemia y del poco o nulo apoyo del gobierno federal para hacer frente a este fenómeno, hay 9.8 millones de nuevos pobres en México, el Coneval subraya que uno de cada cuatro mexicanos padecería ahora pobreza extrema por ingresos.
Los ideólogos y defensores del actual gobierno argumentan que graves problemas de nuestro país son no son de reciente aparición, vienen de mucho tiempo atrás, y en efecto así es, ”…como lo atestiguan y confirman las luchas sociales del siglo XIX y principios del XX, principalmente la Guerra de Reforma (que inició en 1854, con la revolución de Ayutla, encabezada por don Juan Álvarez) y la Revolución Mexicana de 1910-1917” –escribió el maestro Aquiles Córdova Moran en uno de sus más recientes artículos-.
“Aquí estamos de nuevo, con los mismos problemas que al principio, sólo que agravados por la avaricia privada, por la pandemia de la covid-19 y por el gobierno de la Cuarta Transformación; el crecimiento económico es peor que antes; la concentración de la riqueza es más insultante, si cabe, mientras mucha gente pasa hambre o se muere por falta de medicinas y de médicos; el sistema de salud pública yace en ruinas; el desempleo crece; la baja del ingreso familiar aumenta; la educación es pésima; y la vivienda popular, el mejoramiento urbano de pueblos y colonias y los servicios básicos –como agua, luz y drenaje– están totalmente olvidados y sin fondos para su atención”.
Ante la grave situación económica, política y social por la que atraviesa nuestro país y ante la urgente necesidad de una vida mejor para todos los mexicanos, es necesario que el pueblo se organice y eduque políticamente con toda disciplina, inteligencia e infinita paciencia, esto es lo único que puede garantizarnos y una vida mejor. ¡La realidad toca tu puerta!
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