El pasado 15 de septiembre, por cuestiones de trabajo, viajaba con algunos compañeros por la carretera de Zacatecas a Aguascalientes a la altura de Rincón de Romos; de pronto nos detuvimos porque el tráfico estaba bloqueado. Tiempo después, -no me percaté del tiempo de espera-, comenzamos a avanzar lentamente y, aproximadamente a dos kilómetros, vimos que el bloqueo se debía a un accidente provocado por un tráiler que estaba recargado sobre un Torton que poco faltó para que se volcara y rodara unos 6 metros abajo; los daños sufridos por ambos camiones fueron de mucha consideración, pero lo más grave lo vimos al pasar frente al tráiler; éste era el que estaba más al centro de la carretera y al lado derecho de donde avanzábamos; en su frente estaba un vehículo pequeño de color rojo, cuya marca y tipo no apreciamos porque estaba prácticamente deshecho.

Después, por las redes sociales, supimos que la tripulante del vehículo era una joven Doctora originaria de Zacatecas que viajaba hacia el hospital Hidalgo, de Aguascalientes, donde laboraba, misma que falleció al momento del impacto.

Es probable que en el accidente hayan influido varios factores como el descuido del chofer del Torton, al rebasar al tráiler, o que la enfermera se haya puesto nerviosa, tal vez los peritos puedan dar una explicación acertada a las causas del accidente de acuerdo con las reglas de tránsito.

A mí, lo que me interesa señalar, sin ser perito en el tema, es que considero que hay mucha responsabilidad del Gobierno federal porque este tramo carretero es de los peores que hay en todo el país; por mi trabajo he tenido la oportunidad de andar por muchos lugares y he visto que la gran mayoría de las carreteras están en malas condiciones, pero, definitivamente, hay unas que son una tortura al transitarlas y este tramo es uno de ellos.

El Gobierno federal tiene mucha responsabilidad porque cuando López Obrador asumió el poder, con el pretexto de su combate a la corrupción dijo que durante su gobierno, las obras se planearían y ejecutarían desde el centro e impuso enormes recortes a los presupuestos de los gobiernos estatales y municipales afectando todos los programas de obras en los dos niveles; la consecuencia es que las carreteras del país son un verdadero desastre, cosa que él nunca reconoce porque siempre tiene otros datos. 

Pero su labia no puede cambiar una realidad que nos está pegando en la cara. Ya otras veces he comentado que por cuestiones diversas he recorrido diferentes carreteras del país y he observado que no existen los avances que este señor presume; por ejemplo, la autopista llamada Arco Norte, que conecta a los estados de Querétaro, Estado de México e Hidalgo con los estados de Puebla y Tlaxcala, es una de las más caras del país, pues por entrar y salir tuve que pagar más de 400 pesos y es una de las más deterioradas que continuamente provoca accidentes; algo parecido se puede decir de la famosa Autopista del Sol, que comunica a la ciudad de Cuernavaca con Acapulco, y sobre la cual, cualquier transportista puede dar fe de que lo mismo ocurre con la carretera que comunica a la ciudad de Zacatecas con Aguascalientes, incluso en el tramo que es de cuota. 

Pero la versión oficial nos pinta un mundo muy diferente, casi ideal. Como prueba de ello, tomo de la red la publicación de la revista Transportes y Turismo para las Industrias del Transporte de Carga, Peaje y Automotriz, que con el título “Gobierno de AMLO destina más de 13,000 mdp a infraestructura carretera en un año” y que líneas abajo dice: “De acuerdo con el Cuarto Informe de Gobierno, la infraestructura carretera moviliza el 55 por ciento de la carga nacional del año”. Firma Noherely Hernández el dos de septiembre de 2022. Agrega que “el informe resaltó la importancia de que el país cuenta con una infraestructura carretera eficiente, ya que moviliza 96 por ciento de los pasajeros al año y transporta 55 por ciento de la carga nacional”. Obviamente, lo que dice el gobierno en dicho informe es responsabilidad del mismo gobierno, la revista no hace más que publicitar lo que aquel afirma.

Si hay tal inversión en las carreteras eso no se traduce en mejoras de la infraestructura, lo cual, afecta a todos pues los transportistas; por ejemplo, tienen que invertir mucho en mantenimiento o en reposición de sus unidades destruidas por los accidentes; lo peor es que se pone en riesgo la vida de quienes transitan en ellas y de eso no se hace cargo el Estado. 

Además, no se mira que quieran corregir pues en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2023, se destinarán 8,042,231,289 pesos que en relación con los 33,869,023,963 asignados en el 2022 resultan del todo insignificantes; las carreteras empeorarán y eso afectará la circulación de mercancías y el traslado de millones de pasajeros. Sin embargo, los otros datos siguen empecinados en ocultar la realidad.