Andrés Manuel López Obrador (AMLO) eliminó los programas de bienestar social que combatían rezagos en alimentación y salud para poner dinero en efectivo fácilmente en manos de los ciudadanos. Las condiciones para que obtengan estos apoyos han sido mínimos, por lo que ha generado que estos no lleguen necesariamente a las familias más necesitadas.
Poco después de asumir el cargo como presidente de la república, AMLO canceló el programa Prospera, que llevaba, con distintos nombres, más de 20 años aplicándose y que otorgaba dinero en efectivo a madres de familia en situación de pobreza a cambio de que mantuvieran a sus hijos en la escuela y llevarlos a revisiones médicas periódicas. Hoy las transferencias de dinero que realiza el Gobierno federal no tienen ni objetivo, ni meta, solo se trata de que la gente ingrese al programa sin ningún compromiso.
Los nuevos programas ya no están llegando a las familias más pobres de México, pues ya no se toma en cuenta su nivel socioeconómico, según declaración de Gonzalo Hernández Licona, exdirector del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, la agencia que mide la pobreza y el impacto de los programas de desarrollo social, dice que hoy a las familias más pobres les llegan menos apoyos sociales que hace tres años.
Muchas familias que llevaban a sus hijos a revisiones médicas a cambio de los beneficios de Prospera, ahora no lo hacen con el nuevo plan de asistencia social, por lo que los pocos avances para combatir por ejemplo la desnutrición hoy se derrumban.
Más de 27 mil instituciones de nivel primaria estaban inscritas en el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, donde se les brindaban desayunos calientes y horas académicas adicionales a cerca de tres millones 600 mil estudiantes, que además ayudaban a que los padres de familias, pudieran buscar un empleo de tiempo completo, hoy esto se terminó y ha complicado el bienestar de muchas familias mexicanas, porque por un lado, no reciben la atención adecuada sus hijos en la escuela y por el otro se pierde un ingreso familiar.
Hoy el gobierno proporciona fondos para que las escuelas lo gasten según sus necesidades, y la responsabilidad se las transfiere a las asociaciones de padres de familia de cada institución, pero esto, como nos podemos imaginar, no es garantía de que el recurso se aplique de manera correcta.
Los efectos de la pandemia y la falta de apoyos, provocaron que 3 millones 800 mil personas cayeran en la pobreza. Además 5 millones 200 mil estudiantes abandonaron la escuela durante la pandemia, aproximadamente el 14% de todos los niños en edad escolar. Aún falta que muchos de ellos regresen.
El alza de los precios de la canasta básica, ha provocado que las familias trabajadoras reduzcan la cantidad y la calidad de la alimentación, los precios aumentan y los salarios no se mueven, la economía familiar es cada vez más insostenible.
Los mexicanos necesitamos un gobierno que no sólo diga de dientes para afuera que primero los pobres, sino que en los hechos demuestre sus dichos. Se requiere una política de aumento de salarios y trabajo para todos, además de proponer una reforma fiscal valiente, que paguen más impuestos los que más tienen, y paguen menos los que ganan menos. No puede continuar el pueblo trabajador sostener sobre sus espaldas la economía nacional.
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