MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mario Alberto Mejía: la esencia de lo nefando

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Estábamos en víspera del Día Internacional de la mujer cuando, en las redes sociales, ya circulaba un texto cargado de misoginia. De alusiones y símiles retrógradas que indignarían no sólo a los poetas, novelistas o periodistas, sino a cualquier persona, aunque no haya tenido la oportunidad de acceder a la más elemental instrucción escolar, pero sí con un mínimo de respeto por sus semejantes. Este bodrio “intelectual” avergonzaría hasta a la progenitora del autor. El envilecimiento con que fue escrito dicho texto desnuda de pies a cabeza al autor, dejando al descubierto su calidad moral y profesional al tomar como centro de sus ataques a una persona que representa a miles de poblanos: colonos, campesinos, obreros, comerciantes, transportistas, médicos, docentes, estudiantes, madres de familia, y miles más.

Veamos. El ‘ilustre’ poeta y novelista, Mario Alberto Mejía, publicó en su columna titulada “Antorcha Campesina y Claudia Rivera: Extrañas Compañeras de Cama”, vaya referentes para un intelecto que desborda cultura y bagaje artístico, que “[…] Pese a que el presidente López Obrador y el gobernador Barbosa tienen a Antorcha Campesina apaleada, investigada y fiscalizada (disculpe el hipócrita lector la inevitable cadena de ripios), la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco vive con esa organización protopriista un romance sospechoso y electorero”.

El poeta ahora morenista señala que Antorcha esta “apaleada” por Andrés Manuel López Obrador y Miguel Barbosa Huerta. ¿En verdad? ¿Tan apaleados estamos que somos nosotros quienes nos escondemos tras murallas de granaderos y policías cubiertos con equipos antimotines? ¿Tan apaleados estamos que tememos salir de una majestuosa oficina de Casa Aguayo para escuchar a los poblanos? ¿Tan apaleados estamos que en los eventos presidenciales dejamos de calumniar ante el reclamo del pueblo organizado? ¿Tan apaleados que, a dos años del gobierno federal en manos de Morena, Antorcha sigue más fuerte, unida y arraigada entre la clase trabajadora?

“Investigada y fiscalizada”. Sí, toda persona honesta y valiente que prefiere no cerrar los ojos ante la actual política inquisidora de Morena contra sus detractores para ver lo evidente, sabe y reconoce que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) se ha convertido en el garrote político, en el arma de sometimiento, en el sabueso de caza de López Obrador para someter a quienes, ante él, no se arrodillan. Y, sin embargo, pese a las famosas “investigaciones” de esta “institución”, no han podido hallar ni un solo elemento en contra de Antorcha que pueda demostrar las calumnias y mentiras de Morena y de todos aquellos que, siguiéndoles el juego, mueven la cola como feliz perro ante su amo.

“Hace unos días, del brazo de la doctora Soraya Córdova de Celis, nuestra Margarita Gautier de tercera llegó entre porras antorchistas (…) Se veían felices los antorchos y sus nuevos protectores”, relata el novelista y más adelante cuestiona: “¿Ningún asesor le dijo a la presidenta que su acto antorchista podría ser muy mal visto en Palacio Nacional? ¿Ignora que Antorcha es repudiada hasta el hartazgo por el presidente López Obrador?”.

Primero. Aunque nuestros enemigos no lo quieran, siempre nos verán felices, porque nuestra felicidad está en serle útil a los demás, pero no a cualquiera, como él insinúa, sino a nuestros hermanos de clase, a quienes no tienen nada y se merecen todo: a los pobres de nuestra patria. Porque como dijo Gabriela Mistral, ella sí poetisa magistral, existe la inmensa alegría de servir y de ser justos. Pero, ante todo, existe la alegría de servir.

Segundo. Yo pregunto: ¿Nuevos protectores? ¿Quién nos protege? Los antorchistas, y por tanto el Movimiento Antorchista, no están bajo el protectorado de ningún partido ni de ningún político, ¿quién podría proteger a más de 2.5 millones de mexicanos organizados, solidarios y fraternos? Y la otra: ¿de qué nos protegerían, de los ataques, embustes, calumnias, asesinatos que ellos mismos perpetran en contra nuestra? Nos ha bastado y nos basta la fuerza del pueblo, de los hombres bien nacidos que son honrados consigo mismos.

Tercero. Aquí se pone de manifiesto otro dato revelador: AMLO repudia hasta el hartazgo a Antorcha. ¿Por qué? No lo dice, pero yo se lo aclaro: porque sabe que su proyecto de partido político no es más que retazos mal remendados de la clase política existente, a la que tanto criticó y descalificó; porque su proyecto no es más que un tonel vacío con un sonido estentóreo cuando va cuesta abajo y, sobre todo, porque Antorcha sí cuenta con un verdadero respaldo popular, lo que nos permite dar una lucha política en serio y a eso le teme, por eso su repudio.

Suma y sigue. “¿Y qué dirán los priistas ante esta Antorcha de cascos tan ligeros? Hasta donde sabemos, la organización se volvió a cobijar en el PRI luego de su amasiato de varios años con el morenovallismo. Hoy, fiel su estilo, vuelve a cambiar de alcoba”.

¿Es que acaso, ante un gobierno morenista, los antorchistas debemos abandonar toda lucha encaminada a materializar el ideario de nuestra organización en beneficio del pueblo pobre? ¿Debemos someternos a la voluntad del poder en turno a esperar las migajas de su divina gracia y magnanimidad? Quizá haya quienes así piensen y actúen. Nosotros no, nosotros seguiremos luchando todos los días en la construcción de una patria más justa, y mientras tanto, daremos la lucha por condiciones que permitan a las familias humildes una vida más llevadera.

No importa si es de Morena, del PAN o del PRI, porque si son gobierno les exigiremos que cumplan con su obligación de atender las necesidades de sus gobernados. Con nuestros triunfos, hemos transformado las colonias y pueblos donde la gente se ha organizado en Antorcha. Muestra de ello es precisamente la pavimentación del “camino viejo a Balcones”, obra que realizó el gobierno municipal con el erario, bajo su propia supervisión y con la empresa que ellos contrataron, como ha sucedido siempre, pues, dicho sea de paso, así funciona, nunca de los nuncas nos han dado un solo quinto partido por la mitad a nosotros, como muchos lo insinúan y nadie lo demuestra.

Los vecinos de la colonia Fraternidad Antorchista solicitaron, desde hace más de 20 años, a las diferentes administraciones gubernamentales del PRI y del PAN que realizaran esta obra; al comienzo de la actual administración, un día sí, y otro también, los compañeros de esta colonia prosiguieron con su gestión mediante mesas de trabajo hasta donde se pudo y posteriormente con mítines y marchas, hasta donde las condiciones actuales lo permitieron. Como vemos, esta sencilla pavimentación es el fruto de esa larga lucha que durante décadas sostuvieron los vecinos. No tenemos nada de qué avergonzarnos y menos de nuestra lucha y sus triunfos. ¿Qué dirán los priistas de esta demanda que ignoraron durante años? ¿Qué dirán? ¿Qué dijo nuestro periodista de esta demanda ignorada durante años por el gobierno? ¿Qué dijo? Nada, quizá porque ellos no contratan su servicio que oferta al mejor postor, igualito que sus referentes utilizados con desprecio.

Antorcha, desde su nacimiento, ha sido siempre fiel y leal al pueblo trabajador. A nadie más, porque no somos moneda de cambio ni carne de cañón. Eso debería aprendernos Mario Alberto que, en el sexenio pasado, dirigía un periódico del morenovallismo y, ahora, uno del barbosismo. Le caería muy bien un espejo para verse reflejado en lo más venal del periodismo poblano, cosa que sabe hacer y muy bien. Antorcha seguirá en la lucha de nuestra emancipación política pese a las trabas que nos impongan nuestros adversarios, que para ello resulta lo mismo un color u otro, estas siglas o aquellas.

Finalmente, me pregunto: ¿por qué nuestro “célebre de las letras” se desgarra las vestiduras por un acto de mera cordialidad y educción? ¿Para quién es el mensaje y quién lo manda? De eso nada dice, pero no hay que ir muy lejos, los de su estirpe, siempre fieles a su mezquindad e individualismo, hallan un bujarrón en cada nueva administración gubernamental que pague por sus servicios con el dinero de los pobres. Acto más vil no puede haber que ser la esencia de lo nefando.

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