Según el reciente estudio del Instituto Belisario Domínguez, de la Cámara de Senadores, ¿Quiénes son los niños, niñas y adolescentes que trabajan?, tres millones 280 mil 064 niños en México entre 5 y 17 años tienen que trabajar. Teniendo que dejar abandonados sus estudios y su futuro por ser parte de la explotación infantil. Los estados con mayores índices de trabajo infantil son Oaxaca, Chiapas y Puebla.
Dos millones de esta cifra llevan a cabo una ocupación no permitida, en el área agropecuaria, de servicios, comercio, construcción, industria 1.2 millones hace tareas domésticas no adecuadas para su edad
Esta situación es complicada porque en el fenómeno existen la intervención de diversos factores: educativos, sicológicos, socioeconómicos y culturales.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) analiza esta problemática y señala que entre los factores causantes problema social están presentes las categorías inmediatas, subyacentes y estructurales.
En las categorías inmediatas estos inmersos factores como escasez de dinero, alimentos orfandad, etc. Los factores subyacentes vienen siendo los hábitos, prácticas y prejuicios que forman parte del entorno familiar, la ignorancia de los padres, las creencias de que el niño tiene obligaciones con sus padres y de que el trabajo infantil forma a los pequeños y por eso vemos a tanto niño realizando actividades para adultos o ayudando a sus familiares en sus trabajos.
La línea que divide la formación de la explotación e ilegalidad depende de si las actividades laborales obligan a los infantes a no asistir a la escuela o de si pone en riesgo su desarrollo e integridad físicos, sociales, sicológicos y hasta morales.
En cuanto a los factores estructurales, incluyen desigualdad socioeconómica entre países o regiones; guerras; crisis financieras; epidemias; poco interés en el desarrollo educativo de la población; poca inversión en servicios básicos y seguridad social; falta de legislación y ausencia de trabajos dignos para la población adulta. Algunos de estos problemas pueden aliviarse con la implementación eficaz de políticas públicas, mismas que con el arribo de la 4T al gobierno del no hay tales políticas y la niñez, por no ser del círculo votante, no le interesa mucho al gobierno y los tiene abandonados. No por nada, vimos cómo, de un tajo, Andrés Manuel López Obrador desapareció las estancias infantiles y el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, que al menos se les proporcionaba a los niños alimento caliente y estaban cuidados hasta que sus padres podían pasar por ellos para llevarlos a sus hogares.
Un total y continúo golpeteo a la estabilidad y bienestar de los infantes. Mientras tanto, millones son los infantes que tienen trabajar en México, ósea que su propia infancia se está viendo truncada llevando a un incorrecto desarrollo físico, educativo y mental.
y muchos son los datos que podríamos dar para decir que en México sí existe tan explotación infantil, a pesar de en 2015, por ejemplo, nuestro país ratificó el Convenio 138, en el que se establece que la edad mínima para trabajar son los 15 años. A partir de ello, se modificó la Ley Federal del Trabajo (LFT) de modo que toda actividad laboral de NNA menores de esta edad está completamente prohibida.
Además, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) dicta que las autoridades deben prevenir, atender y sancionar todas las prácticas y actividades que atenten contra el libre desarrollo de las infancias a través del trabajo forzado antes de los 15 años.
¿Qué de estas legislaciones se respeta? Muy poco o nada. El panorama, por lo tanto, es desesperanzador, pues al ser los niños y jóvenes el presente de México, estamos dejándolos a la deriva y en el desamparo.
Por eso urge que quienes ostentan el poder en el país, realmente se preocupen por implementar medidas para salvar a los niños de que sean utilizados en trabajos forzados que incluso ponen en riesgo su salud y su integridad. A los niños y jóvenes hay que dotarlos de cultura, de arte, de educación, de enseñanzas, de cariño, no de trabajo, si lo hacemos, estaremos labrando un mejor porvenir para México por la calidad de los ciudadanos que formemos con todos estos cuidados, sin embargo, si ocurre lo contrario estaremos echando a perder lo poco bueno que tenemos.
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