A pocos meses de que se cumplan 4 años de la austeridad republicana, cuyos resultados podemos apreciar hasta en la otrora llamada Gran Ciudad que ahora huele a basura y drenaje. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que el empresario Carlos Slim es uno de los hombres más austeros a pesar de su inmensa fortuna, el mismo empresario que hace algunos días tuvo una huelga precisamente por no darle suficientes prestaciones a sus trabajadores y el responsable de la caída de la línea 12 del metro de la Ciudad de México. A eso no se le llama austeridad, sino avaricia.
Pues bien, a decir del presidente, la austeridad republicana ha sido un éxito, pero que no es suficiente, y, que ahora llevará dicha austeridad a un nivel superior y para que los que están enterados del tema, eso significa más recorte a los sectores prioritarios que debería atender un gobierno progresista: educación, salud, campo. ¿Y para que ese recorte? para seguir invirtiendo en sus obras faraónicas, como el tren maya y la refinería de Dos Bocas, que los últimos reportes indican, costarán el doble de lo presupuestado.
Antes de hacer el anuncio, en su tradicional conferencia matutina, denunció a todos los que ganaban más que él, por ejemplo, los consejeros del del INE y del sistema judicial. Como si fuera un delito tener una buena remuneración por el trabajo hecho. Ya se ha dicho que homologar los salarios es una aberración, uno de los avances que se han obtenido en el aumento de la productividad es precisamente en la forma en que se paga el salario. A destajo o por día.
Los políticos que nos presentan, como representantes del pueblo, toman decisiones que, a decir de ellos, es lo que quiere el pueblo; pero para este punto especifico, la austeridad franciscana, no se le invitó a una consulta para que el pueblo decidiera si quiere pasar a la siguiente fase de la austeridad.
Si la austeridad republicana representó la desaparición del Seguro Popular (es constante la queja por la falta de atención médica y medicamentos), la desaparición del FONDEN, que ayudaba a la gente en caso de desastres naturales, la desaparición del PROSPERA, que servía para que muchos niños y jóvenes pudieran continuar sus estudios. No quiero ni siquiera imaginarme la fase franciscana que impondrá, como siempre para perjuicio de las clases populares y en beneficio de los ricos de este país.
Cuando escuchamos que el gobierno dice: “necesitamos apretarnos el cinturón”, habla de los ciudadanos, pero no de los funcionarios públicos. él presume ganar 116 mil pesos netos, pero no paga renta, transporte público, alimentación. Es decir, todo ese dinero es libre de impuestos. Además de vivir en un palacio. Y otros muchos beneficios que le da ser presidente de México.
Los líderes de la Unión Europea han perdido el apoyo de los ciudadanos de ese país porque ellos nunca les consultaron si el pueblo estaba de acuerdo con las sanciones a Rusia por su operación militar especial en Ucrania y, que ahora, les están recomendando que sólo se laven cuatro partes de su cuerpo para enojar a Vladimir Putin, mientras les dicen que hagan acopio de leña para enfrentar el duro invierno que se avecina.
El presidente de México da muestras de valor de palabra al desafiar al gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) y Canadá que le están pidiendo una revisión del T-MEC. Y si ellos, que no se andan por las ramas nos sancionan o bloquean nuestros productos seremos duramente afectados. El caso más evidente es el aumento de la tortilla, el cual en algunas partes del norte tiene un costo de 24 pesos.
La desesperación de un padre de familia al no contar con la leche Liconsa y ver que en la tienda de la esquina cuesta 29 o 30 pesos; revisar sus bolsillos y darse cuenta que no cuenta con los recursos; y no sólo para comprar la leche, también la harina, el aceite, el agua, el café, etc. etc., Es decir, el pueblo se está quedando con hambre y no por gusto. Y el hambre es mala consejera. Es por eso, que el pueblo, como ha sucedido en múltiples ocasiones, buscará la forma de hacerse oír, porque como diría el poema de Salvador Diaz Mirón…“El padre muerto, la madre muerta, los cuatro niños muertos también, el de fatiga, ella de angustia, ellos de frío, de hambre y de sed”.
En el Movimiento Antorchista estamos seguros de que el pueblo no quiere más pobreza franciscana, que lo que el pueblo quiere es comer bien, vestir bien, educarse bien y por eso, luchamos para que sea posible. El desarrollo de las fuerzas productivas es necesario para lograr este propósito.
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