San Quintín es uno de los municipios que se concretó como municipio en la pasada administración del gobernador Jaime Bonilla Valdez. Hoy, en este 2024, se llevó a cabo la elección del próximo presidente municipal, de la cual salió electa una candidata del partido oficialista, Morena, así como en todo el estado.
San Quintín nace como uno de los municipios más pobres, dadas las pésimas condiciones en las que se encuentra su pueblo: sin agua, sin energía eléctrica, carente de los servicios más básicos y con salarios míseros.
Tenemos la enorme, pero significativa, tarea de ir casa por casa, invitar a los sanquintenses a organizarse y luchar por una vida más justa y equitativa.
Esta pobreza con la que viven todos los días los sanquintenses duele en el estómago, en la cabeza, en la educación y en la salud. A pesar de que fue en este municipio donde se quedó el corazón del presidente Andrés Manuel López Obrador, no hay dónde guardarlo, porque ni un hospital de calidad existe.
Aunque hay empleo en el jornal, y este es el motivo por el cual muchas familias migran hasta este municipio, es muy mal pagado. Cuando bien, alcanzan los 200 pesos al día para poder vivir; salario que no alcanza siquiera para comprar los objetos indispensables como la canasta básica, pagar la renta, educación o salud.
Aquí el servicio del agua potable es limitado o simplemente no hay. Colonias tan olvidadas como San Simón tienen una red de agua potable, pero sin agua; tienen postes de energía eléctrica, pero sin energía.
La carencia en las calles empolvadas, en la falta de escuelas, en la falta de centros de recreación y en la falta de una buena política son tareas que esta nueva administración tiene en sus manos.
Es necesario que el pueblo esté al pendiente para recordarlas. El pueblo organizado, consciente de sus necesidades, enumera cada una de las demandas y, de manera ordenada, debe ir y exigir lo que por derecho les corresponde.
Es nuestra tarea, la de los antorchistas, enarbolar estas demandas: la falta de agua, luz, pavimentación, drenaje, vivienda, buenos salarios y demás, y salir a las calles a exigir que se nos dote de estos beneficios que por derecho tenemos todos.
No debe ocurrir como en otros muchos municipios, donde las familias están olvidadas, donde tienen que pasar cinco o diez años para que tengan acceso al agua potable.
Nosotros tenemos la enorme, pero significativa, tarea de ir casa por casa, invitar a los sanquintenses a organizarse y luchar por una vida más justa y equitativa. Esta es nuestra tarea, y debemos cumplirla a cabalidad.
Nuestra meta está fijada: cambiar el modelo económico de nuestro país por uno que garantice una vida más justa y equitativa, por una sociedad donde todos tengan trabajo y buenos salarios, donde se tenga acceso a los servicios más básicos como salud, educación, vivienda, que se haga realidad nuestra constitución política.
Esta es nuestra meta y estoy seguro de que juntos, pronto, llegaremos a ella.
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