“El mundo vive por primera vez en un cuarto de siglo el aumento simultáneo de la riqueza y la pobreza extremas: el uno por ciento más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (42 billones de dólares), casi el doble que el 99% restante de la humanidad”.
La clase burguesa hace su aparición a finales de la edad media representando la clase social de los propietarios, dueños de los medios de producción que subsisten a partir de la explotación de la mano de obra de los obreros. Cuanto tiempo ha pasado y tantas promesas de un cambio por mejorar las condiciones de los explotados, un sinfín de promesas y acciones hechas a lo largo de este tiempo, dónde un sistema económico sigue prevaleciendo en el mundo entero con singular peculiaridad, dónde los que trabajan (clase trabajadora), los que producen, los que generan la riqueza existente en el planeta tierra adolecen de manera ingrata, desalentadora, abrumadora la falta de una vida digna en todos los sentidos como humanos que somos, mientras la contraparte, los dueños de los medios de producción (clase burguesa), que vive y acumula en exceso la plusvalía que genera la fuerza de trabajo física y mental que desarrolla el jornalero, el obrero, tanto en el campo como en la ciudad, en esos campos de cultivo de grandes extensiones territoriales, en las grandes fábricas donde se cautiva a los obreros desde que salen de sus hogares hasta llegar a su lugar de trabajo y de nuevo regresar a su morada, esto le permite a la clase capitalista mantenerse en el poder, le da las herramientas para someter a capricho y en conjunto a la sociedad donde se desarrolla y evoluciona.
En México llegó al poder una nueva clase predicando que por el bien de todos primero los pobre, cosa que no ha sucedido, además, dijo que los males que sufre la sociedad mexicana, que en su mayoría son los trabajadores de esta patria, es por culpa de la corrupción, sí, este mal nefasto tan cacaraqueada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que al acabar con esta nefasta corrupción, que nace en las altas esferas de nuestros gobernantes corruptos, México saldría adelante. Tampoco ha sucedido gran cosa.
La pobreza, la desigualdad y la corrupción gozan de cabal salud y cabalgan en caballo de hacienda para mal de todos desafortunadamente. Los ricos siguen siendo mas ricos y los pobres mas cuantitativa y cualitativamente hablando, todo esto indica que lo propuesto por nuestros gobernantes en turno no tiene razón de ser, que lo que plantean como solución para mejora las condiciones de vida de la clase trabajador de todo el país no tiene pies ni cabeza, desafortunadamente es en extremo la terquedad que obnubila la razón y no les permite ver la realidad tan atroz que vivimos todos en mayor o menor grado.
Es claro que el sufrimiento lo viven los menos favorecidos por el sistema económico neoliberal que permite una distribución desigual e inequitativa y en contraparte una acumulación exorbitante, sé dice que en la última década, los súper ricos acapararon el 50% de la nueva riqueza generada, y su fortuna está creció a un ritmo de 2.700 millones de dólares al día, mientras más de 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que la inflación crece por encima de los salarios.
Datos expuestos por la revista Forbes Millonarios 2022 comenta que la buena fortuna vuelve a sonreír a los millonarios en medio de una incertidumbre económica, el grueso de las principales empresas mexicanas reportó crecimientos más acelerados que los de la economía del país. La mafia del poder sigue vivita y dando coletazos mortales a los trabajadores de forma inhumana e insensible.
Es claro que el sistema económico vigente por sí solo no repartirá la riqueza producida por esa combinación entre dueños de los medios de producción y la clase laboral que solo cuenta con su fuerza de trabajo y su capacidad creadora, que no basta con repartir dinero, infortunadamente esto solo genera sostener mas al sistema concentrador de riqueza, las dadivas que el pueblo recibe a través de apoyos directos es tan solo un tentempié, una colación para marearlos y comprometerlos con el gobernante en turno, sin solucionar sus grandes necesidades.
Es necesario y urgente no dejarse embaucar por la entrega de los apoyos directos, es dinero del pueblo devuelto por estos medios disque directos, disfrazados de benevolencia y justicia, mentira, el pueblo sabe trabajar y ganarse el dinero con el sudor de su frente, no necesita de limosnas, hace falta verdaderamente una mano justiciera que reparta la riqueza que se produce día a día, y esa mano justiciera es el pueblo humilde, unido, educado y organizado, que por la vía democrática se haga del poder y desde el poder emanado del pueblo trabajador, conocedor de sus grandes necesidades reparta con un sentido justo y humanista todo lo que se produce para bien de toda la humanidad. Viva Antorcha Revolucionaria.
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