La precarización de la vida en estos últimos años no es una ficción. Los estudios de los diversos organismos, como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), organismo del gobierno mexicano, sostienen, con datos que recogen de la realidad económica de nuestro país, que el encarecimiento de la comida es una realidad. Este Instituto sostiene que el costo de la canasta básica aumentó alrededor de 8 por ciento en comparación con el año anterior.
De acuerdo con la información proporcionada por el Inegi, tomando como base el corte de los precios el pasado mes de enero, en las zonas rurales, sólo para los gastos de alimentación se necesitaron mil 644 pesos mensuales por persona.
Para las zonas urbanas, el desembolso por persona fue de 2 mil 144 pesos al mes, contrario a lo que sucedió en junio de 2021, previo a la agudización de la inflación, que el gasto promedio era de 937.5 pesos en las zonas urbanas.
Estos datos ofrecen una idea de lo incierto que es el presente para las familias con menores ingresos económicos, lo difícil que es para quienes no tienen un empleo seguro, como los miles de campesinos que dependen de los productos de su parcela y de algunas actividades eventuales, pero no pueden adquirir los productos alimenticios que les proporcionen los nutrientes necesarios para el desarrollo de sus actividades.
La nueva administración federal ofreció resolver la situación que impide el pleno desarrollo de la población vulnerable y, para ello, desarrolló un proyecto institucional cuyos propósitos deberían ser “promover el desarrollo de los pequeños y medianos productores, buscar la autosuficiencia alimentaria en los cuatro granos básicos (maíz, trigo, arroz, frijol) y leche, fomentar el desarrollo económico y social del país, así como incrementar la productividad y bienestar tanto de las comunidades rurales como de las zonas más necesitadas del país”, de acuerdo con la información del gobierno de la república.
Se trata del programa Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), organismo descentralizado, sectorizado a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) que, para cumplir con sus objetivos, debería: coordinar la adquisición de productos agroalimentarios a precios de garantía que favorecerán a los pequeños y medianos productores nacionales, vender y distribuir fertilizantes, semillas mejoradas o cualquier otro producto que contribuya a elevar la productividad del campo mexicano.
Asimismo, debía promover tanto la industrialización de alimentos básicos, leche y sus derivados como la comercialización de los excedentes de la producción agroalimentaria dentro y fuera del país; promover la creación de micro, pequeñas y medianas empresas privadas asociadas a la comercialización de productos alimenticios y apoyar las tareas de investigación científica y desarrollo tecnológico vinculadas con su objeto y que sean impulsadas por la Sader.
Sin embargo, los resultados de este organismo gubernamental parecen no tener algún impacto entre los campesinos pobres de México. Además, dados los casos de corrupción que se han difundido en los medios de comunicación y que pueden ser la causa de la inoperancia del proyecto del gobierno, la opinión crítica de algunos labriegos señala que en este nuevo gobierno se repiten las viejas prácticas de los sexenios anteriores.
Para Luis Ángel Patricio, habitante de comunidad de San Jerónimo, en el municipio de Villa del Carbón, Estado de México, los objetivos de Segalmex, plasmados en el papel, no han tenido ningún efecto benéfico ya que los precios de los productos de la canasta básica continúan en aumento y cada vez tienen mayores dificultades para acceder al fertilizante que les permitiría obtener una buena cosecha y, por lo tanto, un poco más de dinero para la adquisición de los productos de primera necesidad que no se producen en su pedazo de tierra.
Segalmex es el resultado de la fusión de dos empresas, Diconsa y Liconsa, la cual se creó, dice el gobierno, para favorecer al pueblo y acabar con la corrupción. “Por lo menos eso dice el papel, pero los campesinos pobres continuamos casi igual; cada año tenemos que batallar para tener fertilizante para la siembra del maíz, que es el cultivo principal en esta zona. Las familias son muy pobres y no alcanza para comprarlo, por eso pedimos apoyo del gobierno, pero no nos lo han dado y, la verdad, es que no hemos visto ningún apoyo ni cambio en los precios de los granos; además, ya ve, ahora ya salió que hay corrupción y que los funcionarios se han robado millones de pesos, mucho mayor a lo que se habían robado en gobiernos anteriores”.
Al cuestionársele sobre si con Segalmex el país alcanzó la autosuficiencia alimentaria en maíz, frijol, arroz, trigo y leche, como lo prometió López Obrador, el oriundo de Villa del Carbón, señaló que “eso no se ha cumplido; al contrario, el gobierno sigue aumentando la importación de maíz del extranjero porque los productores nacionales no alcanzan a cubrir las necesidades del país, y eso se debe a que no tienen los apoyos suficientes del gobierno para la compra de fertilizantes, semillas y otros materiales que se necesitan. Eso mismo pasa con el arroz, por eso no hay la cosecha que se requiere”.
Para Luis Ángel Patricio, los actos de corrupción que se han dado al interior de la paraestatal, perjudica a los campesinos pobres porque “no hemos recibido beneficios de nada de lo que dicen que compraron para ayudarnos; simplemente pagaron los productos con dinero del pueblo y esos productos nunca se nos han entregado, o sea, sí les dieron dinero a los dueños de las empresas en donde compraron cosas, pero a los campesinos nunca nos han apoyado”.
Agregó que los precios de los productos de la canasta básica continúan subiendo; “por ejemplo, el frijol que ya cuesta 40 pesos el kilo; el arroz, 38 pesos, el huevo y el pollo también cuestan más; ahí se puede ver que no hay apoyo a los pobres. Deberían bajar los precios, pero, al contrario, siguen aumentando”.
“Y lo peor es que nuestra alimentación sigue siendo la misma desde hace muchos años: lo poco de carne que podemos comer, es por los animales que críamos y no por lo que podamos comprar en el mercado. Al contrario; cada vez podemos comprar menos cosas ya que todo está subiendo de precio”.
¿Usted cree que este gobierno está acabando con la corrupción?
Pues no, no se ha acabado. Mire, cuando vinieron los servidores de la nación a dar algunos apoyos, se los dieron a los que no trabajan sus tierras o las rentan, a ellos fueron a los primeros que les tocó, pero no nos dieron nada a los que sí sembramos… yo creo que se los dieron a los que tenían identificados con el partido del presidente, con Morena”.
Los campesinos siguen sufriendo de falta de apoyos del gobierno y la pobreza sigue en aumento por la falta de trabajo, “tenemos que ir muy lejos para hacer algunos trabajitos para tener algo de dinero, porque lo que aquí sembramos muchas veces no alcanza, a veces nos vamos fuera, hasta donde encontramos trabajo con el fin de juntar dinero y salir adelante”.
Para hacer frente a los problemas descritos, los campesinos están organizados en Antorcha Campesina y juntos realizan gestiones para solicitar apoyos en la presidencia municipal: “a veces hemos sido escuchados por las autoridades y dicen que nos van a apoyar, pero eso no pasa, por lo que luego tenemos que regresar a gestionar nuevamente… eso lo hacemos porque estamos obligados por la necesidad, porque si no sembramos, no tenemos maíz para la casa y los animales, aunque muchas veces las autoridades solo nos hacen dar vueltas y vueltas, pero no nos apoyan en nada, pero seguiremos luchando”.
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