Al inicio de su administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador, se empecinó en declarar que en su gobierno se convertirá a la honestidad en un hábito, entre otras promesas rimbombantes, lo que generó mucha expectativa en la gran audiencia que lo había llevado al poder, de manera avasallante.
Pero en la práctica ha ocurrido lo contrario, es por todos conocido, aunque no así aceptado por los morenistas, que una de las principales características que identifican al presidente es su hábito de engañar sistemáticamente, como se observa explícitamente en la incoherencia de sus discursos y sus cifras tendenciosas, así como la falta de reconocimiento de los pésimos resultados de su gobierno en las distintas áreas de la administración pública derivado de sus decisiones equívocas y sus erradas acciones implementadas.
Prueba de lo anterior, son las constantes falsedades que expresa en sus famosas mañaneras, basta referir que, tan solo en los primeros tres años de su gobierno, López Obrador ya había dicho más de 67 mil mentiras, con un promedio de 90 por mañanera, por lo que a la fecha resultan más de 86 mil afirmaciones falsas, engañosas o difíciles de comprobar, lo anterior documentado, en su momento, por el Centro de Análisis de la consultora política SPIN, expuesto por el investigador Luis Estrada.
Aunado a esto, a simple vista se aprecia la falta de sentido común, de lógica y de rigor científico en las afirmaciones y argumentos de los discursos del presidente. No es lo mismo expresarse con sencillez y claridad, pero con congruencia, para el entendimiento de la población menos educada, que carecer de racionalidad y honestidad con lo que se dice y se hace, con la vil finalidad de engañar y manipular a la audiencia para aceptar una realidad ficticia.
Los discursos falaces no son la única forma de instrumentar los engaños de López Obrador; está acreditado que estos se materializan en las decisiones y acciones de gobierno que ejecutan los emisarios de la Cuarta Transformación, ya que, por un lado dicen y aparentan hacer las cosas de una forma, pero en el fondo sus verdaderas pretensiones se ejecutan en la oscuridad, con resultados concretos que afectan principalmente a la población más pobre y vulnerable del país.
Muestra de esto lo tenemos en torno a las mentiras referentes al Paquete Económico recientemente presentado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el cual está en discusión en el Congreso de la Unión, que incluye el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el Ejercicio Fiscal 2023, documento que proyecta un gasto neto total previsto por la cantidad de 8 billones 299 mil 647 millones 800 mil pesos; el cual ha sido controvertido en sí mismo por las incongruencias que se observan, mientras que López Obrador sigue enfatizando que en su gobierno primero los pobres, en este presupuesto destaca el escandaloso incremento del 40 por ciento para el pago de la deuda pública, el cual será de 840 mil 943 millones de pesos, lo que contrasta con el minúsculo seis por ciento otorgado a educación, cuatro por ciento en salud y uno por ciento es seguridad, cifras oficiales analizadas por la Fundación Rafael Preciado Hernández; con lo que se confirma que a este gobierno no se le da atención prioritaria a las demandas más urgentes de la población trabajadora sumida en la pobreza por causa de las erráticas políticas económicas y de desarrollo social ejecutadas por el gobierno morenista.
Aunque la incongruencia del discurso del presidente se aprecia contrastada en la priorización de la asignación y distribución de los recursos del PEF 2023, este no es el problema mayor, sino que existe un mal de fondo que no se alcanza a ver a simple vista sobre el que es importante reflexionar para comprender cómo se operan los engaños artificiosos y más elaborados del presidente López Obrador.
Si bien, partimos de que en el proyecto del PEF 2023, propuesto por el presidente, ya se advierten desproporciones e inconsistencias entre lo que se dice en los discursos mañaneros y a lo que se le da prioridad en los hechos, además existe una denostable práctica administrativa del Ejecutivo que violenta la facultad del Congreso de la Unión para aprobar y determinar en última instancia la programación y el destino de los recursos públicos, esta práctica se refiere a la asignación discrecional del presidente y ejecución de la SHCP de los recursos de subejercicios que corresponden a los recursos públicos aprobados por el Congreso.
Esta grave situación verdaderamente representa un engaño premeditado y deshonesto de López Obrador al pueblo de México que se ha realizado maliciosamente durante su gobierno orquestado por el presidente mismo y consumado desde la SHCP, pero ¿qué es esto de los subejercicios? y ¿cómo es que se opera el engaño?
Antes de explicar este modus operandi es preciso aclarar en qué consiste este concepto de la administración pública. En la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH) el subejercicio se define como “las disponibilidades presupuestarias que resultan, con base en el calendario de presupuesto, sin cumplir las metas contenidas en los programas o sin contar con el compromiso formal de su ejecución”, es decir, se habla de un subejercicio cuando alguna entidad pública no ha gastado lo que tenía autorizado para gastar en los periodos establecidos en un ejercicio fiscal específico. De esta forma, el dinero no gastado debe ser devuelto a la SHCP, la cual puede redirigir los recursos a otros rubros. Asimismo, la SHCP tiene la obligación de reportar cómo fueron reasignados los recursos derivados del subejercicio por unidad responsable y por programa presupuestario, pero no puede ser cuestionada la reasignación.
Ahí radica la problemática de la operación de los subejercicios, y el engaño del presidente, en la posibilidad de transferir los recursos aprobados previamente por el Congreso para acciones específicas, hacia otras prioridades de su administración, de tal manera que, aunque en la teoría un recurso público es responsabilidad de la unidad pública para quien fue autorizado inicialmente, en la realidad mediante el subejercicio es posible que la SHCP disponga de estos recursos para otras acciones no previstas por el Congreso, al respecto, no hay que perder de vista que es la misma SHCP quien administra los recursos aprobados, depositándolos a las entidades públicas y en su caso responsable de que no se esté entregando los recursos de manera oportuna; lo que convierte a la SHCP, dependiente directo del presidente, en juez y parte de este proceso. Esto impacta relevantemente en la aplicación del gasto público federal, de tal forma que lo que se debe revisar no es únicamente lo que se programa y autoriza en el PEF por el Congreso de la Unión, sino cómo es que al final del ejercicio fiscal se ejecutó el recurso público.
Por el momento de forma anticipada observamos la siguiente tendencia, con base en un reporte de la SHCP se informó que sobre el subejercicio presupuestario al primer trimestre del 2022 se registró un monto de 5,843.7 millones de pesos (mdp) que no fueron ejercidos oportunamente por las dependencias del gobierno federal; entre estos destacan los ramos de Salud con monto de 685.5 mdp, Bienestar con 1,819.2 mdp, Seguridad y Protección Ciudadana con 756.1 mdp y Cultura con 315.5 mdp, entre otros; por otra parte se hace evidente un notorio rebasado ejercicio de recursos en el ramo de Gobernación donde se han radicado recursos adicionales por un monto de 999.2 mdp que superan los 1,042.8 mdp aprobados originalmente, y el ramo de Hacienda y Crédito Público donde se han ejercido 122 mdp adicionales.
Esto muestra los intereses prioritarios del gobierno de López Obrador, donde evidentemente no se encuentra los temas de salud, seguridad, educación y cultura; no olvidemos que sus mega obras faraónicas (el AIFA, el Tren Maya, la refinería Dos Bocas) han superado por mucho los presupuestos iniciales, sin embargo se siguen destinando millonarios recursos adicionales no programados, los cuales de algún lugar deben de salir, al respecto no hay que explicar más para comprender de dónde, pero estas decisiones arbitrarias y engañosas, afectan principalmente a la población más vulnerable.
Específicamente en el sector Salud, la SHCP en su reporte del cuarto mes del año informó al que el subejercicio en este ramo ascendía a los 18,701.8 mdp, ya que de los 59,838.6 mdp que este sector tenía para gastar durante el primer cuatrimestre del año, solamente ejerció el 69 por ciento que fueron 41,136.8 mdp, de tal forma que los otros 18,701.8 mdp que estaban listos para utilizarse en algo tan fundamental como la salud de la población, se quedaron esperando en otras cuentas de la Tesorería federal, esto es alarmante ante las difíciles situaciones de salud que si vive derivado de la contingencia sanitaria ocasionada por el SARS-CoV-2, y una gran irresponsabilidad del gobierno de López Obrador ante las necesidades del pueblo de México.
En este contexto, es vergonzoso y deplorable que, habiendo tantas necesidades y carencias en hospitales y centros de salud, se prioricen otras acciones que en nada benefician al pueblo trabajador. Esta situación es una severa ofensa sobre todo para aquellos pacientes que se están quedando sin medicamentos o que les retrasan sus estudios por algún equipo descompuesto o que llevan meses esperando para que les agenden su intervención, pero no existe conciencia de esta problemática para el presidente.
Por tal motivo, los antorchistas denunciamos y hacemos evidente las mentiras y engaños de López Obrador para distorsionar y desviar arbitrariamente el ejercicio de los recursos públicos aprobados y destinados para la salud, educación, seguridad y cultura, entre otros, y favorecer los megaproyectos de su interés personal, que debido a su irresponsable planeación y proyección han costado mucho más de lo programado, los cuales no benefician a la población pobre y necesitada.
Es indiscutible que con estas acciones manifiestas, el presidente les quita a los pobres para darle a los ricos, contradiciendo su discurso sin sustento de primero los pobres; como movimiento social de lucha organizada de la clase obrera mexicana, tenemos el propósito de educar y orientar al pueblo para que tome conciencia de lo que está ocurriendo en nuestro país, y que no se deje engañar por las mentiras de los representantes de la clase explotadora, que actualmente tienen el poder de la nación, y que lo encabeza el presidente López Obrador, por nuestra parte seguiremos vigilantes, dispuestos a levantar la voz, organizando y educando al pueblo y en su momento oportuno, dar la lucha.
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