"Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias".
Ryszard Kapuscinski.
Con la llegada de la Cuarta Transformación las cosas no han cambiado mucho, al contrario, estudiosos serios sostienen que Morena contiene la síntesis de lo peor de los partidos mexicanos. Las mentiras presidenciales no sólo han costado millones de pesos, sino también vidas. Han evolucionado a tal grado que creó una realidad alterna, haciendo un uso sesgado de la historia de México para legitimarse. Todos hemos visto cómo desde que asumió el cargo, desde la máxima tribuna, López Obrador ha descalificado a todo aquel que ose contradecirlo; todos aquellos que no piensen como él son unos “conservadores”, “están en contra de la transformación del país”, “no entienden que esto ya cambió” terminando con la sentencia propia de dictadores: “si no estás conmigo, estás contra mí”.
Académicos y profesionistas le han demostrado científicamente que sus proyectos no son viables, pero él los tacha de vivir del erario y les responde con recortes en el presupuesto o imposición de directivos; organizaciones sociales le han exigido obras y servicios y él les responde acusándolos de intermediarios que quieren moches, todo para atomizar al pueblo de México con mendrugos. López Obrador no sólo no atiende y escucha, sino que se burla.
Al sector periodístico no le ha ido nada bien, pues en aras de decir la verdad se encuentra en el ojo del huracán. Decía en una colaboración pasada, que Ricardo Flores Magón sostenía que el periodista tenía una noble misión, la de ilustrar al pueblo, luchar por la justicia y combatir la “maldad” donde quiera que ésta se encontrara; la tarea no era sencilla porque era muy probable que se sufrieran persecución. Así que se les abrió una disyuntiva: podían aceptar la paz “que el poder implacable sólo concede a los sometidos” o continuar en la lucha siendo congruentes con sus ideales. Ricardo decidió el camino más difícil.
En el gobierno de la 4T no eran muchos los que habían elegido el segundo camino, leales a sus principios eligieron decir la verdad, por muy difíciles que fueran las consecuencias. Y vaya que ha salido caro. Según la revista Buzos de la Noticia, México se ha colocado en los primeros lugares del mundo por ser uno de los países más peligrosos para el periodismo. En el primer trienio de la 4T han aumentado a 49 las víctimas mortales en el seno de la prensa y la impunidad es más alarmante.
Los casos más sonados en los últimos días son el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado en Tijuana. Un día después de que el fotoperiodista mexicano Margarito Martínez fuera asesinado el pasado 17 de enero, ella le dedicó íntegramente su programa de radio y televisión como homenaje. Cinco días después, a pocos kilómetros, Lourdes también fue asesinada. "Temo por mi vida", le llegó a decir cara a cara López Obrador, durante una mañanera hace tres años.
Este caso llamó a protestas en varios estados el 25 de enero, pues era notoria la impunidad por parte del gobierno, además de que la periodista había ganado una semana antes un conflicto laboral que mantenía desde hace años contra una televisora local para la que había trabajado, propiedad del exgobernador morenista de Baja California Norte, Jaime Bonilla.
El otro caso a la orden del día es el ataque frontal que el presidente sigue lanzado contra el periodista Carlos Loret de Mola. La confrontación entre ambos personajes es muy conocida, sin embargo, se ha agudizado en los últimos días debido al reportaje en su portal, Latinus, sobre los posibles vínculos de un hijo del presidente, José Ramón López Beltrán, con una empresa que ha ganado contratos con Pemex, Baker Hughes.
López Obrador ha respondido como el peor de los dictadores, con bastantes violaciones a los derechos del periodista, entre los que se encuentra ponerlo en peligro al mostrar el monto de lo que gana, lo cual ha sido desmentido. Pero de lo que no habla el presidente es si es cierto o es mentira el conflicto de interés señalado.
Está claro que el presidente ha recibido un duro golpe porque lo han exhibido como un falso redentor e incongruente, pidiendo austeridad a todo mundo, pero que en su familia no lo aplica. Pero no sólo eso, sino que la lista de actos de corrupción de sus allegados es cada día es más larga, al mismo tiempo que los datos cada día más perturbadores de pobreza, asesinatos y violencia.
Hoy el reto es el mismo que planteó el magonismo hace más de 100 años: o peleamos de la mano con la verdad y el pueblo organizado o nos rendimos a sueldo ante el aprendiz de dictador. Ayer un buen número del sector periodístico se unió entorno a Loret para para defender la libertad de prensa y la democracia. Es un avance, pero no basta, pues la inmensa mayoría de los afectados por las políticas de la 4T ni siquiera tienen redes sociales. Los periodistas tendrán que hacer un llamado más amplio para tener el respaldo poderoso de las capas marginadas que siguen todavía cegadas por la falsa esperanza. Con su apoyo, sin duda venceremos todos.
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