Nuevamente el presidente Andrés Manuel López Obrador regresa a las tribunas para calumniar, sin prueba alguna, al Movimiento Antorchista. En esta ocasión acusó a la organización de haberse quedado con el presupuesto que etiquetaba el Gobierno federal a los distintos apoyos sociales.
Desde que llegó López Obrador a la silla presidencial no ha dejado de repetir la misma mentira, y el Movimiento Antorchista no ha dejado de defenderse.
De manera personal, no quiero dirigir mis líneas a Andrés Manuel, por considerarlo inútil y porque sé que el señor no gusta de leer ni informarse. Este y los demás artículos de opinión de nuestros compañeros que, semana con semana, plasman su opinión en papel tinta, lo hacemos con el fin de hacerle llegar la verdad al pueblo para que ellos solos juzguen, según lo que viven y lo que ven, la verdad misma.
Los antorchistas de todo el país, desde hace ya bastante tiempo, hemos demostrado y sostenido que la red de mentiras y calumnias que nos echan encima fueron y han sido elaborados con la clara intención de desacreditarnos públicamente y enlodar nuestros puros propósitos. Y hagámonos una pregunta amable lector ¿por qué se miente o por que se calumnia a una persona o a un grupo de personas? La mentira existe porque se le teme a la verdad, quienes la escupen temen que salgan a la luz verdades que ocultan, y en este caso, además, porque se sienten amenazados y ofendidos por las exigencias legítimas por parte de los más desprotegidos.
Por una parte, se desprestigia a las organizaciones sociales que nacimos de la propia necesidad del pueblo y por sus condiciones de miseria, hambre y descobijo que recibieron por parte de los gobiernos anteriores, tachándolas de corruptas y vividoras sin demostrar absolutamente nada de que lo que dice es cierto. Mientras que, por otra parte, el señor de la silla presidencial, que dice trabajar por y para el pueblo, que se dice pertenecer al mismo pueblo mientras que al mismo tiempo lo tiene más jodido que nunca, saca su pañoleta blanca adjudicándose el calificativo de predicador y defensor de la verdad.
Para sustentar lo que estoy diciendo pondré dos ejemplos claros. En su mañanera del 31 de enero de 2022 pide, desde palacio nacional, a quienes calumniaron a su hijo José Ramón por el asunto de la casa que tiene en Huston que se den pruebas sobre la falta de austeridad que existe entre su familia y que defienden los que así lo sostienen.
Luego, Vanessa Castro, periodista de DW, evidenció la actitud de López Obrador de autodefensa, pues cuando algún periodista se atrevió a investigar sobre un conflicto de intereses en los que estaba involucrado su hijo José Ramón López Beltrán, externó en la mañanera: “y voy a pedir al Instituto Nacional de Transparencia porque necesito que se investigue sobre los recibos y facturas” de los ingresos de dicho periodista, ante lo cual una reportera que estaba presente y, posteriormente, María Marván, investigadora de asuntos jurídicos de la UNAM, argumentaron que México cuenta con una ley de protección de datos personales que establecen que el patrimonio personal es un dato sensible y que el presidente no tenía ningún derecho de hacerlo público, además de haber violado varias leyes sobre protección de datos personales.
He de decir que el instituto al que hace referencia López Obrador no tiene la capacidad de brindar información sobre datos personales de ciudadanos que no son figuras públicas, nótese el no son figuras públicas, como sí lo es Andrés Manuel. Es decir, por una parte, pide que se den pruebas sobre lo que él defiende como calumnias contra su familia, pero cuando alguien intenta demostrarlo, lo contraataca por atrevimiento, y, por otra parte, ataca al Movimiento Antorchista sin dar las pruebas que él pide para José Ramón.
Entonces, ¿Por qué el jefe de Estado pide y exige que se den pruebas contundentes con respecto a lo que se dijo de su hermano Pío Lorenzo López Obrador y posteriormente de su hijo, mientras que, inmediatamente, calumnia y ataca sin piedad a las organizaciones sociales que con hechos han demostrado hacer más que lo que ha dado él en su mediocre, inoperable, estéril e inepto gobierno? El señor pide lo que no da y quita más de lo que da a cambio.
En defensa del Movimiento Antorchista diré que nosotros no mentimos ni siquiera en defensa propia y si hay alguna prueba de que lo que hacemos es sucio y vil, que nos lo demuestre aquel que se atreva a manifestarlo.
Es muy fácil fabricar culpas y mentiras cuando el poder está de lado del acusador, pero el Movimiento Antorchista a Nivel nacional podemos decir que somos como el diamante del que habla Rubén Darío: “Puede una gota de lodo sobre un diamante caer; puede también de este modo su fulgor oscurecer; pero, aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno”. Nosotros seremos siempre diamante, y a pesar de todo, el pueblo organizado y educado aplastará y triunfará sobre la mentira mientras no desista de su lucha.
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