Al norte del estado, en el municipio de Asientos, municipio minero, municipio rico en minerales y tierras fértiles, pero que las carencias en servicios básicos, de salud, de empleo y la falta de una economía sólidaestán a flor de piel. Nació y creció Rosa Castillo Báez. Hija de la señora Juana y del señor Pascual, que en paz descanse, quien he de mencionar de paso, era quien el Movimiento Antorchista designó para que nos llevara, a los jóvenes que vivíamos en el albergue estudiantil, a las colectas económicas en Aguascalientes y que su muerte repentina nos dolió y significó mucho para los estudiantes de ese momento en la casa del Estudiante “Ezequiel A. Chávez”. Una persona sencilla, comedida, trabajadora y siempre puesto para trabajar en lo que hiciera falta, también fue quien se dedicó a llevar a las hemodiálisis a rosita y a sus reuniones en los diferentes grupos.
Rosita, como le decíamos de cariño, se organizó en el Movimiento Antorchista en busca de un lote para vivienda. Poco a poco fue inmiscuyéndose más a las labores del grupo; hasta que accedió a abrir un grupo en San Gil, lugar donde nació, al que vino la maestra Lucha, quien nos cuenta que Doña Juana, mamá de Rosy, les invitaba un taquito de frijoles, salsa y tortillas hechas a mano. Al principio Rosita combinaba su trabajo en la fábrica con hacer reuniones en Antorcha. Pero poco a poco se enamoró de la labor que hacemos los antorchistas y dedicó su tiempo completo para el trabajo de la organización.
Como muchos de los que comenzamos este trabajo, no sabía gestionar, hasta que aprendió y se volvió una piedrita para los presidentes municipales, pues quien conocimos a rosita sabemos que era terca, insistente y no aceptaba un no cuando se trataba de resolverle a la gente de las comunidades. Cuando fue su primera gestión, llegó a la presidencia de Asientos en busca de respuesta para la gente que solicitaba, en ese momento, semilla, agro incentivos y paquetes de material; ella estaba asustada, pues jamás en la vida había hecho una gestión, pero al salir de ella, la gente reconoció el valor y decisión de la activista que los representaba, pues solucionaron algunas cosas para los campesinos.
A pesar de su problema de salud, no abandonaba los pueblos que le correspondían, hemodiálisis tres veces por semana, pero ella no dejaba de trabajar. Amaba a Antorcha, esa Antorcha que vela por los intereses del pueblo, que lucha para que todos tengamos mejores condiciones de vida, esa Antorcha Fraterna y unida que lucha día a día por la emancipación de los pobres de México. Así en cada pueblo Antorcha conquista los corazones de la gente, de los jóvenes, de los adolescentes, de profesionistas y de estudiantes, de aquellos que ven en Antorcha esa llama para poder sacar al país adelante, dejando fuera a los mismos que han hundido a nuestro México.
Rosa nos representa, tuvo que salir de su lugar de origen para trabajar y ayudar a su familia, familia humilde con carencias económicas como muchos de nosotros. Pero decidió dedicar su tiempo para luchar y exigir a los gobiernos municipales, estatales y federales que le dieran al pueblo en obras, servicios y salud los impuestos que pagamos cada día.
Es cierto que Rosita murió y que ya no está con nosotros físicamente, pero que sus ideales, siguen firmes en cada uno de nosotros, en los que no nos conformamos, en los que preguntamos, en los que exigimos causas justas, en los que no nos callan con dinero, en los que queremos ver a nuestras comunidades con todos los servicios, Rosy sigue viva en cada lucha que emprendemos, por eso la recordamos como solo Antorcha recuerda a sus mártires, con cultura, con trabajo, con el pueblo.
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