En Guerrero, como en todo el país, no podía ser de otra manera, la pandemia sigue enfermando a miles de guerrerenses y enlutando también a miles de hogares. La secretaria de Salud del estado, en su informe diario reportó que al cerrar el año 2020, la cifra de contagios fue de 25,974, y ahora, en solo un mes del 2021, la cifra ya ascendió a 31,457 infectados por el peligroso virus. La suma oficial de fallecimientos también crece, al pasar de 2,702 a 3,115 decesos durante el primer mes del año 2021. Resulta verdaderamente insultante que a estas alturas de la gravedad de la pandemia y del peligro que corren las vidas de los ciudadanos, las autoridades solo sigan llamando a no salir de casa, sin implementar un plan serio y continuo de salud que aminore los riesgos y de un plan de ayuda para sufragar las necesidades básicas que a diario requieren las familias guerrerenses, para alimentarse y para cubrir los pagos de los servicios básicos y de comunicación. Las autoridades locales desde que arribaron al gobierno nunca tienen dinero para ayudar a los trabajadores, y los representantes del Gobierno federal encerrados en su quimérico mundo, afirman que el pueblo está atendido con sus programas sociales implementados y que no hay necesidad de hacer más. A esta indolencia mortal de las autoridades, se agrega que algunos agentes de opinión que no están acostumbrados a analizar las causas reales de los problemas, culpen al pueblo desobediente del aumento de los contagios y muertes, sin alcanzar a entender que el pueblo pobre tiene que salir a ganarse la vida, porque no tiene ahorros y tampoco ayuda.
El pueblo pobre se encuentra huérfano y está siendo obligado a enfrentar la pandemia con sus escasas fuerzas, y las consecuencias son mortales. Seguro que existen responsables de esta tragedia, cada cual, en su justa medida, y lo acepten o no, son las autoridades de salud y los gobiernos en turno, que no han sabido o querido usar los recursos que tienen en sus manos para aplicar acciones que aminoren los contagios y las muertes. Y justo en esto, es necesario conocer los planes y proyectos de los que ya están participando en el proceso electoral y que buscan ser parte de los gobiernos a partir del próximo seis de junio. Hasta ahora, todos los partidos y sus candidatos se han limitado a ofrecer lo mismo de siempre, sin ponerse a pensar que después de resultar triunfadores, el siguiente enemigo a vencer será al coronavirus si pretenden, como dicen, distinguir sus gobiernos. Corresponde responsablemente pronunciarse en este sentido, a la alianza opositora a los morenistas, puesto que, en dos años de gobierno, han llevado al país a las actuales circunstancias.
Las elecciones se aproximan, el mes de junio esta ya a la vuelta de la esquina. Con este mes, llega el período de lluvias aguardado pacientemente por los campesinos, porque inicia el generoso ciclo productivo agropecuario primavera-verano, que da a la mayoría de los productores guerrerenses los alimentos para sus familias, y a algunos que cuentan con unidades de producción extensas, recursos económicos con la venta de las cosechas. Por tercer año, muchos campesinos enfrentaran sus actividades en medio de la incertidumbre, pues no cuentan con recursos económicos suficientes para adquirir los insumos agropecuarios costosos, que antes obtenían a través de los programas de la Secretaría Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), los cuales fueron eliminados por el gobierno de la cuarta transformación. Por otro lado, el fertilizante, antes entregado a los campesinos por los gobiernos estatal y municipales sin tantos obstáculos y maniobras. Ahora, manejado por la Secretaría del Bienestar del Gobierno federal con sus "servidores de la nación", deja fuera del programa a miles de campesinos de este insumo fundamental para producir maíz. Ante el problema agropecuario tampoco se pronuncian los gobernantes, ni los que aspirantes a gobernar.
Se puede apreciar así, que el campo productor de alimentos, sólo interesa a la clase política gobernante presente y futura inmediata, solo como productor de miles de votantes. Para hacer que la temporada de siembra que se avecina sea exitosa, los campesinos y sus organizaciones tendrán que salir a exigir a las autoridades agropecuarias lo indispensable para asegurar una buena temporada, y las autoridades deben escuchar y resolver las demandas de los productores. No hacerlo será una doble falta, a la negada ayuda para no salir de casa, se le agregará la falta apoyos para producir los alimentos que la noble tierra les puede dar. El Gobierno federal y el Gobierno del estado ya conoce las necesidades de los productores organizados en Antorcha Campesina, entre las que destacan, la semilla mejorada de maíz, herbicidas agrícolas y fertilizantes en sus diversas variantes; por lo que el próximo 17 de febrero, acudiremos masivamente a las oficinas agropecuarias del gobierno federal y del estado, por las respuestas necesarias. Al mismo tiempo, grupos de productores de todo el estado, se reunirán en lugares estratégicos de las siete regiones del estado, en espera de los resultados de la gestión y de las acciones pertinentes.
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