Aún recuerdo mis años mozos, cuando por primera vez tuve que presentarme al preescolar “Benito Juárez García” tomado de la mano de mi madre y acompañado de mi prima y entrañable amiga Katy, valiente y emocionado por conocer a mis nuevos compañeros.
Han pasado ya 36 años y todavía no puedo olvidar ese momento en que mi madre soltó mi mano, y al verla alejarse y escuchar el llanto colectivo de mis compañeros no pude evitar dejar caer las lágrimas sobre mi rostro. Al paso de los años el inicio de un nuevo ciclo escolar era motivo de alegría, incluso varios no podíamos dormir y nos acostábamos en las hamacas vestidos para no llegar tarde a ese primer día en que veríamos de nuevo a nuestros compañeros con quienes compartiríamos nuestras experiencias en vacaciones, era mucha la emoción de iniciar un nuevo ciclo escolar porque sabía que estrenaría sandalias y un bolso de mandado para llevar mis útiles escolares, lo recuerdo perfectamente porque mientras más avanzaba de ciclo, más grande era mi bolso, ya que el número de libros incrementaban.
Como olvidar los recesos y los desayunos con pozol, tacos de frijol y de huevo en todas sus modalidades, sentado en la banqueta con mi madre y mi hermano, actualmente camarada Jorge, no me avergüenza hablar de ello porque fue una etapa hermosa en mi niñez y juventud. Durante mi educación aún recuerdo a los maestros que dejaron huella en mi vida por los diferentes niveles educativos, el maestro Melchor Barrera, Alfonzo Lira, Ramón Cantarell, Ana Rosa Baeza, Cristina, Fred, Bartolo Carril, Omar, Paulino Poot, Juan Carlos y Joaquín Montero, por mencionar algunos.
En mi vida actual muy pocos conocen mi pasado, azares del destino me hicieron alejarme de la tierra que me vio nacer, pudiera parecer ocioso y sentimental iniciar mi opinión de esta forma; sin embargo, describo este pasaje de mi vida porque en aquellos tiempos era tanta la inocencia e ignorancia de nuestros padres, que no alcanzaban a ver la maldad y el desinterés de nuestras autoridades, el retorno al nuevo ciclo escolar era motivo de alegría.
Hoy en día, lamentablemente no puedo decir lo mismo, hoy es más mi temor y preocupación el retornar a clases porque el mundo entero está convulsionando, la pandemia está acabando con la vida de millones de seres humanos, algunos países han atendido acertadamente la enfermedad, pero el nuestro sigue brillando por las nulas medidas para atacar la pandemia, más de 256,287 defunciones, 835 defunciones confirmadas por día y 20,633 casos positivos por día de acuerdo a los datos publicados por el diario virtual “El economista”.
Nuestras autoridades están más preocupadas por servirle al capital, por no hacer quebrar la economía de unas cuantas empresas aún a costa de exponer la vida de miles de mexicanos, la autodenominada 4T sigue haciendo de las suyas atropellando la opinión de miles de estudiantes, maestros y padres de familia que solicitan que sus hijos sean vacunados para retornar a clases. Nadie duda que es necesario retornar a clases presenciales, que es más complicado aprender en línea, y que nuestros niños y adolescentes son un ser social por naturaleza y que necesitan de la interacción con sus compañeros, pero la inmensa mayoría de la población exige a gritos que sean vacunados. Hasta el momento, no se ha hecho caso de la recomendación, no se autorizó la aplicación de la vacuna a los menores de 18 años.
Este nuevo ciclo escolar será un regreso a clases histórico, sobre todo, porque estamos en semáforo rojo, los contagios están en ascenso y los datos que maneja la oficialidad están manipulados. Lo que un día fue motivo de alegría hoy se convierte en una verdadera preocupación para alumnos, maestros y padres de familia, la preocupación de contagiarse y morir a causa de esta horrible enfermedad. No cabe duda que este retorno a clases será un verdadero homicidio colectivo y los únicos responsables serán López Obrador y su séquito de seguidores.
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