* Casi 300 viviendas de 16 colonias sufrieron cuarteaduras en pisos, techos y paredes
* Calles, banquetas y trabes se desviaron; pese al riesgo, muchas familias continúan en sus casas.
Autoridades de los tres niveles de Gobierno no han dado solución a las casi 300 familias de dieciséis colonias ubicadas al norponiente de Chilpancingo, cuyas viviendas resultaron gravemente afectadas por una falla geológica que atraviesa la zona. En algunos casos, las casas destruidas en su totalidad fueron demolidas, otras más abandonadas y otras continúan habitadas a pesar del peligro que corren sus moradores.
Señalaron que, durante el sismo ocurrido el 7 de septiembre de 2017, varias casas comenzaron a sufrir cuarteaduras en pisos, techos y paredes, además de banquetas y calles. Incluso algunas trabes se desviaron de su nivel.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil señaló que la zona no es habitable y colocaron algunos señalamientos en la zona, pero sólo eso.
Mientras tanto, ni el Gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador ni el estatal a cargo de la gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda, ni el municipal dirigido por la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, los tres de Morena, han definido si van a reconstruir las casas o reubicar a los damnificados, que viven en constante zozobra, la cual se agrava en temporada de lluvias.
La falla geológica daña estructuras, techos, paredes, pisos y calles, que están visiblemente inclinadas y abiertas.
Entre las colonias afectadas por la falla geológica están: Villas Tlalmecac, 21 de Septiembre, Casas Geo, Edificios Geo, Fraccionamiento La Era etapas I y II, Las Estrellas, Santa Cruz Norte, Guadalupe, Siglo 21, San Rafael Norte, Ampliación San Rafael Norte, Santa Julia, La Terraza y Tlacaelle.
Casas de la colonia Tlacaelle están dañadas por agrietamientos graves que las atraviesan en su totalidad. La calle Ixcóatl tiene un desnivel cada vez más pronunciado.
Precisamente en este lugar tiene su vivienda la señora María de Jesús Moctezuma, quien en 2008 llegó a la colonia con su esposo –que falleció por covid-19– y sus hijos:
"El mismo día que llegamos comenzamos a construir nuestra casa y en 2013 comenzaron a formarse unas grietas que se agravaron en 2017, iniciando un arduo peregrinar ante autoridades de los tres niveles de gobierno que hacen caso omiso a la lamentable situación en que se encuentran 275 familias, más otras que no están contempladas en el padrón de afectados aunque sus casas estén llenas de fisuras. Simplemente no confían en sus autoridades".
La casa de María de Jesús tiene grietas en la fachada principal. Su portón metálico, de dos hojas, muestra un desnivel de más de 30 centímetros. Hay grietas en paredes, escaleras y en una parte de la sala el desnivel es muy pronunciado, se siente al caminar; afuera, la banqueta y calle están destrozadas.
Además, la casa se mueve mucho en las noches y cuando pasa un vehículo por la calle. El temor de que la casa se desplome o se hunda es constante, porque las grietas siguen agrandándose, pero ahí permanecen porque no tienen a dónde ir, igual que muchas familias.
La señora Mariana, vecina de la colonia San Rafael Norte, vive en la calle Acapulco, la más afectada del asentamiento humano. Aquí, el pavimento de la calle y la banqueta están totalmente levantados. Las casas tienen enormes grietas y algunas bardas están a punto de caerse.
A pesar del peligro, la gente sigue en sus casas, tratando de hacer una vida normal pero con mucho miedo de que en cualquier momento queden sepultados entre los escombros. Ella ya perdió la esperanza en las autoridades, que no hacen nada por apoyar a los afectados.
La indiferencia de las autoridades se nota al caminar por esas calles destruidas donde parece que el tiempo se detuvo. Al paso de viviendas llenas de tierra, follaje y telarañas, otras más convertidas en montones de tierra tras ser destruidas y otras más con visibles cuarteaduras y pisos levantados, que siguen habitadas ante la falta de recursos para rentar o trasladarse a otro lugar.
También se reflejan el temor y la incertidumbre patrimonial entre los pobladores, que han participado en marchas, mítines y reuniones con autoridades sin resultado favorable alguno:
“El Gobierno federal, estatal ni la presidenta de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, han hecho algo a favor de los afectados de la zona norponiente. Incluso, el titular de la Secretaría de Protección Civil del Estado, Roberto Arroyo Matus, reconoció que la atención al problema de la falla geológica del sector norponiente de la capital es lenta, por la cantidad de viviendas afectadas y lo costoso de los predios en que se podría realizar la reubicación de las familias afectadas”, señalaron damnificados durante un recorrido por la zona.
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