Es verdaderamente preocupante lo que está sucediendo en nuestro país, no podemos abstraernos de los hechos tan lamentables que se están dando a partir del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su llamada 4T, a pesar de que se diga lo contrario. El actual presidente llegó al poder muy decidido a combatir la corrupción, porque según él, es el principal problema de México; constantemente repite y repite en sus conferencias mañaneras que todo lo que hace, es indudablemente luchar contra la corrupción muy arraigada entre la mafia del poder, así ha explicado la carencia de medicamentos, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la eliminación de recursos para las guarderías infantiles, la cancelación del recurso para el ramo 23 (recursos destinados a infraestructura hidráulica y urbana), la eliminación de los fideicomisos, los recortes presupuestales en distintas instituciones y áreas de gobierno, etc. Todo es por el combate a la corrupción inclusive, induce al pueblo a ser conformista con lo que tiene, a vivir en la austeridad, sin ambicionar bienes materiales, sin aspirar a una vida mejor; se autocalifica como un hombre honrado, honesto que tiene toda autoridad moral para pedirle al pueblo que siga su ejemplo; sin embargo, una cosa es lo que se dice y otra cosa lo que se hace. Ha llamado la atención de los mexicanos, el escándalo ocurrido en estos últimos días, al dar a conocer uno de los prestigiados periodistas y conductor de noticiarios, Carlos Loret de Mola, quien publicó un reportaje de la ostentosa vida que lleva el hijo mayor del presidente, José Ramón López Beltrán y su esposa Carolyn Adams, con pruebas contundentes expuestas públicamente ante los medios de comunicación y que dejan ver claramente que la realidad no concuerda con la imagen austera del mandatario, provocando en él, su ira, enojo y hasta odio que se demuestran en las declaraciones autoritarias y prepotentes en contra de los comunicadores que no comulgan con sus pensamientos, aquellos periodistas que critican su forma de conducir al país, al hacerle ver los errores que comete, se ha burlado de ellos durante mucho tiempo llamándolos “vendidos”, sesgados y pretenciosos, de comerciar “noticias falsas”, de estar alineados con sus enemigos políticos. Lo más preocupante es que el incidente se produjo un día después, de que otro reportero fuera asesinado a tiros (el quinto en lo que va de año) provocando la inconformidad de los defensores de la libertad de prensa, que aseveran que el presidente no solo no protege al gremio periodístico, sino que aviva la violencia contra ellos.
Los ataques de López Obrador a los medios de comunicación se producen en un momento en que los periodistas mexicanos se enfrentan a una ola de violencia sin precedentes, en lo que va de su sexenio se contabilizan 30 periodistas asesinados. Reporteros Sin Fronteras destacan la nota: México ocupa la posición 143 de 180 países en la “Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021”. Esto no puede ser posible en un gobierno que se dice ser de “izquierda” respetuoso de la democracia, de la libre expresión, y arremeta contra todos los que no se sometan a sus órdenes. A pesar de que varios de los comunicadores levantaron la voz para informar que eran amenazados, perseguidos por los propios gobernantes: el de Baja California N. y el de Oaxaca; los escuchó, prometió apoyarlos, pero finalmente se cumplieron las amenazas, los mataron. Estos acontecimientos los debemos reflexionar profundamente, dice un dicho popular “el buen juez por su casa empieza”, se debe predicar con el ejemplo y debe existir congruencia entre lo que se piensa, se dice y se hace; es correcto que se proponga acabar con la corrupción, pero hay que atacar las causas que la originan, hay que modificar el modelo económico para que la riqueza que se produce se distribuya más equitativamente, que a los que la producen, les toque una proporción justa que se refleje en su salario real; que se ejerza verdaderamente la democracia, respetando las garantías individuales, entre ellas la libertad de expresión, incluso aquel que señala los errores y las fallas de los gobernantes, los profesionales de la información no tienen por qué convertirse en perseguidos políticos o ser asesinados, sólo por sacar a la luz pública la verdad.
Ha quedado claro que el presidente de México no puede acabar con la corrupción porque en su misma familia existe, critica fuertemente a los corruptos del pasado sin tener la conciencia tranquila, como puede exigir lo que no es capaz de dar, dice otro dicho: “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta” pregona la austeridad cuando él vive en un palacio como rey y le pide al pueblo sea feliz con lo que tiene (nada), que siga viviendo miserablemente, con las migajas que les avienta a través de los programas asistencialistas. Y aún más cuando se ve descubierto y exhibido por los estudiosos de la investigación y la información inmediatamente actúa con el garrote en la mano, violando las leyes y golpeando la democracia.
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