Se acerca el final de otro año y es época de felicidad, de dar abrazos entre familiares y amigos, de buenos deseos y de pasarla, si las circunstancias lo permiten, con los seres queridos. Ya es tradición que el último mes del año se llene de luces, adornos navideños, salir a pasear a los centros de las ciudades para disfrutar de un buen momento, es la época en la que las familias mexicanas se olvidan de las penas, de las deudas, de los sufrimientos, se olvidan, por un rato de la pobreza.
Pero no todo es amor y felicidad en esta época, por lo menos no para todos; hay familias que pasarán una Navidad triste, porque les hace falta un familiar por culpa de la inseguridad que se apoderó del territorio nacional; las que tuvieron que dejar su país de origen en busca de una vida mejor y aún siguen su viacrucis; las que pasarán estos días buscando entre fosas clandestinas una luz de esperanza: esa luz que el Gobierno les niega todos los días. En fin, esta será una Navidad buena para unos y no tan buena para otros.
La realidad supera por mucho los datos oficiales del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien desde su palacio sigue sin darse cuenta de lo que pasa en las calles, de lo que pasa en las colonias, en los estados y menos lo que pasa en el seno de las familias mexicanas. Para él todo está bien, todos son felices con los resultados de su Gobierno: todos están contentos con la repartición de dinero, todos están alegres por el servicio de salud que se tiene, por la educación que se imparte, por las obras insignia como el Tren Maya, el AIFA, la refinería de Dos Bocas, por la corrupción, por la estafa en Segalmex, por la guerra sucia contra la SCJN, el INE, el INAI, contra los periodistas y por los más de 160 mil homicidios que van en su sexenio. Para AMLO todo es amor y paz y ante las críticas a su gobierno sólo se limita a decir ”que investiguen a Loret”.
Más de 160 mil homicidios van en su sexenio, pero para AMLO todo es amor y paz, y ante las críticas a su gobierno sólo se limita a decir ”que investiguen a Loret”.
Definitivamente no se puede ser feliz con los datos que todos los días nos quieren vender desde las mañaneras, no; esa realidad sólo pasa en el pequeño cerebro de un presidente que se enloqueció con el poder en sus manos. La ambición por gobernar lo cegó y abandonó por completo los buenos deseos que tenía para las familias mexicanas; abandonó su frase de “por el bien de todos, primero los pobres” y ante su lista de fracasos siguió con la tradición del viejo priismo: repartir dinero, como si con eso se acabara la pobreza. Lo único que está haciendo es comprar votos, comprar conciencias para su candidata y títere Claudia Sheinbaum Pardo.
Ante esta realidad que todos vivimos en 2023, es necesario hacer conciencia y definir qué país y políticos queremos para 2024, año en el que se celebrarán elecciones; donde se definirá a la siguiente presidenta o presidente de México.
Los mexicanos debemos parar el desastre que Morena está ocasionando antes de que las consecuencias sean peores. Por ello, en esta época de amor y felicidad también es momento de analizar y actuar en pro de construir un país mejor para todos.
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