¡Oh, qué dulce canción! Límpida brota
Esparciendo sus blandas armonías,
Y parece que lleva en cada nota
¡Muchas tristezas y ternuras mías!
¡Así hablara mi alma... si pudiera!
Así dentro del seno,
Se quejan, nunca oídos, mis dolores!
Así, en mis luchas, de congoja lleno,
Digo a la vida: ¡Déjame ser bueno!
¡ solllozan todos mis amores!
Manuel Gutiérrez Nájera.
El Movimiento Antorchista Nacional celebra este sábado, la décima emisión del Concurso Nacional de Voces. Año con año, el auditorio Gota de Plata, de Pachuca, Hidalgo, reúne ordinariamente a quiénes pueden adquirir un boleto para presenciar un evento cultural digno de tan bello recinto; este 2022 cambia de formato para recibir al pueblo trabajador de México que escuchará las piezas de nuestros grandes compositores en la voz del mismo pueblo.
Antorcha se ha propuesto, desde su origen, como elemento fundamental, la educación del pueblo pobre de México, contractual a las reformas, planes y programas ejecutados últimamente; el Movimiento Antorchista se ha tomado en serio esta tarea y ha planteado un modelo educativo que, de ser ejecutado, garantizaría una educación de calidad a los menesterosos del país.
En esta labor, el conocimiento de la historia de nuestro país es indispensable. Así, el arte, se vuelve un elemento clave, pues captura en un momento eterno (si se me permite el oxímoron) un trozo de la historia de la humanidad, observando así nuestra música popular, reflejamos entonces un momento de auge para los mexicanos que se sintetiza en las letras y melodías de nuestros grandes compositores.
Hablar de José Alfredo Jiménez, de María Grever, de Consuelo Velázquez, de Guty Cárdenas entre otros, es hablar de la grandeza de nuestro pueblo, de un pasado glorioso que demuestra la capacidad y sensibilidad que tiene nuestro país y, sobre todo, demuestra que el pueblo pobre, que el pueblo humilde, también puede hacer arte y arte de calidad.
Los elementos primigenios de nuestra música delatan también algo maravilloso, señala que es este pueblo, nuestro pueblo quien crea la música, a través de las melodías rítmicas que se realizaban acompañando el trabajo, tratando de hacerlo menos fatigoso y duro. En México, por ejemplo, cuando el comercio marítimo trae consigo las mercancías que del otro lado del mar venían, trajo a la par bellas melodías y ritmos que enriquecieron nuestra música.
La Paloma, de Sebastián de Iradier, por ejemplo, fue de las primeras canciones que brotaban del labio del pueblo mexicano y tuvo tal popularidad en nuestro país, que se conoce aún más en nuestro país que en Cuba o España. La conjunción de la habanera y la danza por ejemplo, sintetizan las bases de la canción romántica mexicana y, posteriormente del bolero. Uno no puede, por ejemplo, sentir que está escuchando al caminante del Mayab cuando escuchamos el bolero de Maurice Ravel.
Así, podríamos mencionar ejemplos innumerables de cómo nuestra música refleja el pasado ora glorioso, ora doloroso de nuestra patria, y es aquí en dónde la labor del antorchismo toma todavía una doble virtud, pues al mismo tiempo que educa y sensibiliza, reivindica el papel del pueblo mexicano que, con sus manos, ha erigido esta tarea: componer en bellas melodías, la rima de la historia de nuestro México.
Hay quiénes acusan a los antorchistas por hablarle a la gente de música, de arte… cuando el pueblo tiene hambre, y es relativamente cierto, pero a quiénes nos señalan queremos advertirles que no solo de pan vive el hombre, por lo que el alimento espiritual es tan indispensable como el físico, que llena de nutrientes también el alma de nuestro pueblo.
Este año, el Concurso Nacional de Voces evidencia también el acoso y persecución que sufre, en Hidalgo, el antorchismo de ese estado, materializado en la privación de la libertad del compañero antorchista, Domingo; más hay que recordarles a las autoridades de la bella airosa que si es necesario que cantemos afuera de la cárcel apenas terminemos el concurso, lo haremos. Los corazones fraternos del pueblo cantarán por la libertad de Domingo y por el derecho pleno a nuestra libre organización.
¡Que canten todos!, ¡Que cante el pueblo! De alegría, de contento, de tristeza o de lamento, pero que cante porque, en su labio, mantiene viva la historia de nuestro México.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario